Este reportaje tiene la intención de explorar nuevos campos en nuestra amada Nivel Oculto; Hoy hablaremos de la impresión en 3D, esa gran conocida/desconocida.
Lo sé, lo sé, poco que ver con videojuegos… pero al menos no os trataré de colar una infame guía paso-a-paso. Lo que sigue es un relato ligerito que os hará una idea de lo que es vivir con una de estos seres acechando en tu cuarto, basado en mi experiencia personal. Puede no parecer un planteamiento muy útil de partida, pero si por un casual te estás pensando comprar una, vas a descubrir que no existe el “De la pantalla al escritorio” que muchos imagináis.
NO es una tecnología para todo el mundo, y estamos hablando de un aparato caro de narices. Yo he tenido la suerte(Por pura casualidad) de tener una serie de talentos que me permiten disfrutar de ella a pleno rendimiento. Pero cuidadito porque también conozco casos dramáticos de desentendimiento y ruptura por todo lo alto, por meterse donde no se sabe…
Qué mejor forma de ilustrar de qué demonios hablo que con un croquis:
Sé que andamos todos algo tocados después de un mes plagadito de puentes. Yo llevo perdido desde una especialmente intensa Semana Santa, al estilo del antiguo régimen: Costaleros, opíparos banquetes en casas de familiares que ni recordaba y esos tipos del Ku Klux que prefieren que les llamen nazarenos. Sin olvidar mi cita anual con Ben Hur.
Y por si no fuese suficiente, a la semana de este pío festival nos calzan otro puente. ¿Qué mejor forma de celebrar el día del trabajo… que con otros tres días de rascada genital?
Para completar mi gozo ilimitado, vivir en Madrid me supone disfrutar de OTRO puente, en este caso el de un tal Isidro. ¡Gracias majo!
No sé vosotros, pero tanto cambio horario fiestote-tajo-fiestote-tajo, adornado con una primavera que me tiene hormonado como una quinceañera…No puedo pediros que filosoféis conmigo como me gustaría. Toca desoxidar un poquito. Salir fuera de la pantalla a ver cómo era esto de la vida en analógico. Sí, el cambio puede llegar a ser traumático, ahí fuera hay muchos peligros sin antispam que los filtre por nosotros. Para dulcificar estos raros momentos de exploración más allá de lo digital, y hacer la transición más llevadera, existe el artilugio que todo hijo de vecino desea: La Impresora 3D.Ese artefacto que permite crear cualquier elemento tecleable. Ese traductor de fantasías de pantalla y ratón a objetos reales y palpables. Toda persona guay en la red tiene una, y joder, queremos llegar a ser alguien como ellos.
Para cuando quieres darte cuenta, tienes en tu casa un artilugio digno de Aperture Science.
Blanco, brillante, impoluto, caro. A tus amigos les dirás que te salió por “Mil y pico”, pero pasa de los 2000 dolorosos euros si contamos impuestos, transporte, material y aranceles en aduanas. Y pasa de largo.
Y todo hay que decirlo, las primeras semanas son dramáticas. Te asusta tocarla lo más mínimo (No se vaya a romper), no funciona nada como debiera (Porque no tienes ni idea de cómo hacerlo), y te da vergüenza admitir que eres un manazas completo escribiéndole al soporte técnico. No joder, soy un ONVRE. Y como tal arreglo mis problemas sólo. Tus amigos se impacientan, todo Dios sabe que tienes el cacharro en casa y claman por verla en movimiento y apenas sabes encenderla.
Cuando llegue este momento, no me seas mendrugo. No hagas como yo, no pierdas semanas buceando en foros infames en busca de información, es mucho más rápido pedirle ayuda al amigo manitas de turno. Vas a necesitar saber de electrónica, modelado 3D, algo de trabajo manual (Lijar, taladrar, pulir…) y tener una pizca de ingeniero para pensar cómo demonios imprimir lo que tienes entre manos.Para cada pieza influye su geometría, a la hora de cómo será su posición inicial, si necesitará una estructura de soporte o no (Que tendrás que retirar a posteriori), si te va a tocar dividirlo en piezas para facilitar la tarea, el tipo de relleno que lleva y qué porcentaje de la pieza va relleno… Mi consejo es que hagas de tu proyecto Impresora 3D un pequeño equipo multidisciplinar, sobre todo si quieres diseñar tus propias piezas. Engaña a un par de amigos más para embarcarse en esta aventura tridimensional y todo irá muchísimo mejor. Ya el temido debate “¿En casa de quién se queda la máquina?” os lo dejo a vosotros.
Este mundo es parecido al del motor en el aspecto económico. Lo resume perfectamente un refrán que escuché mientras trabajaba en un taller.
“El dinero del pobre pasa dos veces por taller”
Los que echaban aceite de motor del súper de abajo para ahorrarse 20 euros volvían al taller con el motor inservible, “Pa’ chopped”, como decíamos entonces. Es decir, no me seas rata. Hazte a la idea de que éste es un mundillo caro. Un ejemplo: Hay gente que me intenta regatear usando rollos de plástico más barato del que ofrece el fabricante oficial. Y esto es un terrible error por dos motivos:
- Obviamente, ese plástico vale 10 euros por algo. Y es porque es más malo. Sin discusión alguna. Eso implica impresiones de peor calidad seguro, te pongas como te pongas.
- Puede que comprar rollos del mismo peso y medida a 10 euros en vez de 35 suene tentador, pero estamos hablando de una “maquinita” que te ha costado entre 1500 y 2500 euros. ¿Vas a jugarte un atasco por ahorrarte 25 pavos? Estamos hablando de la posibilidad de tener que cambiar TÚ el extrusor completo (Que en piezas puede llegar a suponerte 50 euros tranquilamente), porque las fabrican en Alemania y no hay servicio técnico como tal. O algo peor, nunca se sabe.
Por lo general, estamos hablando de máquinas delicadillas. Olvídate del “Darle al Play y bajarte al bar con los colegas” porque requieren de mimo y atención en el 90% de los casos. Al menos, hasta que hayas llegado a entenderte medio bien con ella. Piensa que cualquier pequeña imperfección va aumentando capa a capa, convirtiéndose en potencial desastre. Y tienes que estar ahí para quitar ese hilito de plástico que molesta, o para cancelar la impresión ante un fallo que no habías detectado. Estamos hablando de un proceso largo en la mayoría de los casos: Piezas muy muy pequeñas podemos hablar de media hora, pero lo normal es entre 3 y 5 horas non stop. Sin contar con que la mayoría de las impresoras son demasiado pequeñas como para imprimir todo lo que necesitas de una tanda, lo que significa varias sesiones para completar. Ten paciencia, sé fino, ten mucho cuidado y piensa bien antes de imprimir.
Puede que estos consejos apocalípticos os resulten un poco exagerados, y pueden serlo… pero sinceramente, me gustaría que alguien me lo hubiese pintado así antes de meterme en este mundo. No para desanimarme a entrar en él, es una tecnología maravillosa con un potencial enorme. Pero la red está plagada de un optimismo irrefrenable al respecto, y se vierten muchas opiniones sin conocimiento alguno. Está claro que suena guay, pero no lo es tanto como dicen: NO puedes imprimir cualquier cosa. NO es sencillo. NO es accesible, al menos de momento. Y mucho menos, NO es para todo el mundo.Hay que ser realistas: Es complejo, se necesita un nivel alto en muchos campos distintos, es caro y no sirve para todo. Si quieres una forma rápida de prototipar, en la mayoría de los casos va a quitarte más tiempo del que te ahorras.
Pero que esto no ensombrezca todo lo que sí que es cierto: Hay un potencial enorme para construir productos con propiedades imposibles de conseguir de forma artesanal hasta ahora. Hay una variedad inmensa de plásticos en los que imprimir con propiedades increíbles, desde filamentos flexibles para imprimirte zapatillas o correas de reloj hasta ABS con resistencia suficiente para hacerte piezas para tu coche teledirigido o hacerte un dron casero. Hay una comunidad inmensa, proactiva y abierta que ofrece infinidad de modelos 3D de las cosas más increíbles que puedan ocurrírsete, totalmente gratis, y siempre actualizándose para mejorar su rendimiento. Las impresoras domésticas tienen ya la definición suficiente para trabajar a niveles de detalle reservados hasta ahora a maquetistas consumados.
Y esto es sólo el comienzo. Empresas punteras como Boing o Koenigsegg están empleando esta tecnología a nivel industrial; Todo apunta a que dominar esta técnica hoy va a suponernos una baza importante como futuro trabajo, porque somos muy poquitos todavía los que tenemos aunque sea unas nociones básicas del tan complicado como apasionante mundo de la impresión en 3D.¿Te ves capaz de asumir el reto? Piénsalo bien. ¿Estás seguro? ¿Tienes la pasta y, sobre todo, el talento y la paciencia para esto? No sé para qué te pregunto, ya lo tenías claro y no vas a cambiar de opinión. Hazlo, merece la pena. Escríbeme si tienes problemas o dudas, ¡Y mucha suerte!