Hace poco Spotify se ha actualizado permitiendo, entre otras cosas, sincronizar las canciones que hayamos comprado con prácticamente cualquier cacharro. Además de eso, podemos escuchar todo el catálogo de música de Spotify por 5 € al mes, y si queremos usar Spotify en el móvil, 10 € al mes. Es posible acceder a un catálogo de música inmenso desde cualquier lugar.
Con propuestas como el Humble Indie Bundle podemos descargar una colección de juegos indie poniendo nosotros el precio que queramos, lo que en cierta medida fuerza al usuario a valorar en dinero lo que está comprando.
Playstation Network hasta hace bien poco ofrecía un servicio gratuito, un valor añadido para el vasto número de poseedores de PS3 y PSP, permitiéndoles jugar online, descargar contenidos, obtener logros… en definitiva, cosas que la competencia más directa (Microsoft) no ofrece.
En muchos centros comerciales hay grandes colas de gente que espera su turno para, por ejemplo, llevarse un pack de tampones, un número absurdo de bebidas energéticas, o promociones de productos que no necesitan. La filosofía que aplica es llevarselo gratis me hace mejor persona, si no lo hago soy tonto.
Digamos que en el mercado existen muchas maneras de obtener productos/servicios de pago gratis. Existen personas que no entran en valorar si pagar o no por algo que pueden obtener gratis, por tanto carece de sentido para esas personas pagar por Spotify, PSN, o por los tampones del centro comercial, si pueden obtenerlos gratis, cualquier precio siempre será caro. Por tanto, no valoran en absoluto el producto o servicio que están obteniendo.
Creo que esto ocurre principalmente por dos razones: la tendencia histórica de internet a ser una fuente de contenido gratuito, hace que nos hayamos acostumbrado a obtener cualquier cosa gratis, en definitiva, nos hemos acostumbrado a no valorar (dar por hecho) software, música, películas y cualquier servicio relativo a estos. La segunda razón es más de tipo generacional: existen generaciones a las que jamás podrás vender un servicio por internet, que son reacios a hacer pagos online, que no se sienten involucrados con las tecnologías de la información aunque diariamente utilizan servicios como el correo electrónico, y muchos menos utilizar cualquier red social.
Personalmente creo que es importante que sepamos valorar un buen servicio, y pagar es simplemente un símbolo de estar de acuerdo con una iniciativa, siempre y cuando el precio esté dentro de lo que consideremos lógico.
Hay otro factor importante que también influye en la percepción que podamos tener de un servicio: la competencia. En el momento que podamos tener el mismo servicio por menos dinero, valoraremos negativamente lo que utilizábamos hasta ahora, o al contrario. Si se decidiera que PSN sólo es de pago, ofreciendo el mismo servicio, probáblemente no funcionaría, ya que hasta ahora el servicio ha sido gratuito. Si dentro de unos meses google aparece con un servicio de música en la nube bajo el brazo con las mismas prestaciones que Spotify y más barato, muchos usuarios harán lo propio y valorarán negativamente Spotify por ser más caro.
En definitiva, creo que si no queremos un mundo en el que cualquier acceso a cultura sea inalcanzable, y en el que internet sea cada vez menos neutral, simplemente hay que valorar las cosas. Como bien me dijo un amigo hace poco, no es que un servicio sea malo o bueno, es que esta hecho para otro tipo de público.