Soy un enamorado del cello. Es, junto con el violín (y en eso soy poco original), de los pocos instrumentos que, tocados en la calle, no me enervan. Si veo a un cellista me acerco y le dejo un euro, y eso que soy de la cofradía del puño cerrado. Os podréis imaginar la emoción y el HAMOR que me supone ver este Cello Fortress.
El “juego” es la criatura de Joost van Dongen. ¿Os suena? Hace tiempo analizamos Proun, y aparte es el cofundador de Ronimo Games (Awesomenauts, DeBlob). En su Holanda natal lo peta, y sabe un poco de esto de hacer jueguicos. Pues va y lanza esto, con lo que está girando ahora por el país de los tulipanes.
Yo me quedé con el culo torcidísimo. Vamos, que el cellista se enfrenta al resto y debe proteger su fuerte, controlando las defensas improvisando distintas melodías. Al final sale una experiencia compleja, en la que la audiencia ataca al músico y éste se defiende dándoles un concierto lleno de interactividad. ¿Estamos ante nuevas concepciones del concierto tradicional? ¿Ante un nuevo tipo de relación entre el artista y su público? ¿Una nueva forma sinestésica de entender la música?
Ni idea, pero me gusta.