A veces uno acaba ofuscándose con Steam y perdiéndose auténticas joyas que quedan por el camino. Desarrollos que permanecen años en el limbo hasta que sortean Greenlight o encuentran un publisher que les lleve de la manita a la tierra encantada de Valve. Todo el mundo quiere estar ahí, porque fuera queda la fría noche. Y el usuario, como no se líe a buscar, difícilmente conocerá títulos interesantes hasta que lleguen a la plataforma (se me ocurren SORS y Race the Sun, por ejemplo).
Bastard Bonds podría entrar en ese saco, aunque realmente lleva mes y medio en el mercado, no ha llegado a mí hasta que me he puesto a bucear en Greenlight. Nada, cero. Y eso que hablamos de un título que a priori es de los que me interesan: rolazo árido, textos por todas partes y unas posibilidades de personalización salvajes con nuestro protagonista. Su creador, Geremy Walker (Bigfingers), se ha propuesto hacer un videojuego realmente para adultos, en el que pasean juntas la desnudez, el sexo y la violencia; pero también la perversidad de los habitantes de la isla en la que estamos confinados.
Porque aquí encarnamos al prisionero de una isla penal, y desde el principio podemos elegir qué tipo de crimen ha cometido (y si lo ha hecho de verdad). A partir de ahí tocará sobrevivir a la caterva de gentuza que está confinada con nosotros, reclutar a gente, liberar (o no) a prisioneros, perdonar la vida de escoria a la que derrotemos para que se nos
Leyendo esta crítica tan maja que he encontrado parece bastante claro que Bastard Bonds cumple con lo que promete. Es árido, exigente con el jugador y le va a pedir que lea mucho y preste atención. Pero también contiene una tonelada de historias y un mundo muy propio, con una mecánica muy interesante que nos permite convertir en bastiones cualquier mazmorra o localización que hayamos liberado.
¿Cuántos de estos títulos pasarán desapercibidos a público y crítica hasta que lleguen a Steam? No lo sé, pero con Bastard Bonds, por mí no será.