Solstice Chronicles: MIACrítica
Hace no mucho tiempo debatía en twitter con alguien que sabe mucho más que yo sobre Aventuras Gráficas qué era y qué no era una Aventura Gráfica. La conversación fue por unos derroteros no habituales dentro de esta red social, es decir, fue respetuosa y personalmente enriquecedora. Encontramos algunos puntos de unión, pero no llegamos a un acuerdo final sobre el término. Mi discurso se podría decir que era más aperturista, intentando abrir el término a cierto tipo de títulos que contienen elementos relacionados con el género, mientras que el suyo abogaba por la determinación de unos patrones muy concretos a la hora de otorgar a un juego esta definición. Quizás suene raro que comience hablando de Aventuras Gráficas cuando Solstice Chronicles: MIA es lo más alejado del mundo a este género, pero me he acordado varias veces de esta conversación mientras recorría las cloacas del Planeta Rojo.
Ironward plantea Solstice Chronicles: MIA como una mezcla de géneros que se asienta sobre un twin-stick shooter para ir poco a poco agregando capas de profundidad que terminan otorgando al título un toque estratégico que se acerca a las mecánicas de un tower defense. Esta mezcla, en principio bienvenida, se tambalea en ciertos momentos en los que camina por tierra de nadie, haciendo que, al menos en mi caso, el título fuese perdiendo fuerza poco a poco hasta llegar a una parte final en la que no sabía muy bien a qué estaba jugando. En cualquier caso me estoy adelantando, así que comencemos por el principio.La trama de Solstice Chronicles: MIA nos coloca en un futuro nada prometedor. La Tierra fue invadida por el virus STROL, lo que hizo que los supervivientes huyeran a Marte y establecieran una sociedad gobernada por poderosas organizaciones. Sin embargo Marte no es un lugar fácil. El establecimiento de las colonias ha sido más complicado de lo esperado y los insurgentes no han tardado en aparecer.“Todo se basa en la ecuación riesgo/recompensa, pero teniendo en cuenta la escasez de munición, el título invita muy poco al riesgo”Para colmo, una violenta tormenta amenaza con destruir buena parte de las colonias, por lo que tanto corporación como insurgentes se encuentran en una carrera contrarreloj en busca de una cura para el virus que les ayude a regresar a la tierra. Lamentablemente el virus también ha llegado al Planeta Rojo y se está extendiendo a través de la colonia Tharsis, lugar en el que por supuesto nos encontramos nosotros.Encarnamos a un marine corporativo que se ha visto alejado separado de su ejército y que tendrá que recorrer una colonia abandonada a merced del virus con la única ayuda de un dron del bando insurgente. Nuestro marine es la parte twin-stick shooter, mientras que el dron compone la parte estratégica. Conforme vamos superando niveles se nos otorgan puntos de experiencia que podemos utilizar para mejorar habilidades generales o específicas del marine o del dron. Sobre el papel funciona. Sobre el terreno no tanto. El manejo de ambos elementos es funcional y se encuentra bien diseñado. Todo se basa en la ecuación riesgo/recompensa, pero teniendo en cuenta la escasez de munición, el título invita muy poco al riesgo. Esto conlleva que desde Ironward hayan decidido imponer la exploración al jugador en forma de activación de diferentes mecanismos que nos obligan a avanzar, lo que da como resultado una frustración en forma de interminables olas de enemigos.Plantear un título basado en olas de enemigos siempre conlleva sus riesgos. En esto creo que a día de hoy Left 4 Dead sigue siendo el que mejor entendió el concepto, nivelando la cantidad en función de las acciones del jugador, lo que otorga a éste una falsa sensación de objetivo cumplido cuando consigue ver limpia la pantalla. En esta ocasión se ha dotado una suerte de sistema de excitación en el que podemos ver, barra de progresión mediante, el nivel de alerta de los enemigos e intentar actuar en consecuencia a través de una de las habilidades de nuestro dron, que permite apaciguar los ánimos ajenos, lo cual es sí pero no. Avanzas por una sala, se lía, comienza a venir la horda, la excitación crece, la munición escasea, envías al dron en busca de munición, esto excita aún más a la horda, activas el gas del dron que reduce la excitación, la horda desaparece, te has vuelto a quedar casi sin munición, vuelta a empezar. El diseño y variedad de enemigos tampoco ayuda. Estoy muy a tope con meter toda la locura posible dentro del videojuego, pero si vamos a por locura vamos con todo. Solstice Chronicles: MIA comienza con los clásicos zombis/bicharraco para acabar mezclando todo lo que se le ocurre, lo que va desde una mezcla de alien-araña-mutante hasta gárgolas. Me vale, pero si luego lo revistes de un innecesario tono de seriedad que no llega a la sátira de un Starship Troopers es que algo no está funcionando. Las conversaciones entre dron y soldado en cambio funcionan bastante bien y dan algo de aire al oscuro universo planteado, pero no son tan numerosas como para interesarse realmente por lo que le suceda al protagonista ni la trama que le rodea. Donde el título sí da todo lo mejor es en exponer un nivel de destrucción, siendo el lanzallamas el arma más divertida de utilizar, aunque por supuesto no la mejor.
Solstice Chronicles: MIA tiene en principio todos los ingredientes para que un juego me guste. Su promesa de enemigos sin criterio abrasados por un arsenal clásico al que se le añaden ciertos toques de estrategia no me puede sonar mejor. Quizás el problema no haya sido del juego, sino que simplemente no es para mí. Sea como fuere sé que dentro de pocas semanas apenas me acordaré de él y es una pena. Si algo necesita cualquier género encorsetado es abrir las ventanas y que entre aire fresco.