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Análisis: Shadow of Mordor

Análisis: Shadow of Mordor 1

Como sabrán este análisis es sobre un juego inspirado en El Señor de los Anillos (y otras novelas de Tolkien). Puede que incluso sepan que los acontecimientos de este título se establecen entre lo ocurrido en el Hobbit y La Comunidad del Anillo. Pero de todo lo que pueden saber sobre este juego, seguro que lo que no saben es que quien escribe estas palabras (y por tanto ha jugado y analiza este título) nunca ha terminado un libro o película de esta saga.

Es algo superior a mis fuerzas. Me he esforzado, se lo puedo jurar, pero nunca he llegado a encariñarme con los personajes. Nunca me he sentido embaucado por el destino de la Tierra Media. En definitiva, la historia narrada por Tolkien me da exactamente igual.

Se preguntarán por qué les confieso esto. No, no estoy intentando criticar una saga de culto, ni intentar que ustedes me odien a muerte en los comentarios (no obstante pueden hacerlo). Creo que es fundamental que les proporcione este pequeño contexto. Porque este análisis no lo hace un fan de la saga. Me importan un pimiento Frodo, Aragorn, Legolas y los demás.

Sin embargo, con Shadow of Mordor no me he quedado dormido. No he sentido la tentación de guardar el juego en una caja y no volverlo a tocar (sentimiento que es obligatorio en Destiny). Es más, es un juego que he disfrutado enormemente, hasta el punto de colocarlo entre los grandes “sleepers” del año.

Para empezar, voy a destacar el punto más flojo a mi entender del juego. Algo que en otras entregas han intentado que sea su punto fuerte en vano: la historia. No esperen grandes narraciones, ni un estilo similar a Tolkien. La historia es una película de acción arquetípica en el que el personaje salva el mundo al tratar de vengarse del asesino de su familia. Nada novedoso, nada que nos vaya a sorprender en ningún punto.

Pero es que la historia es una excusa. Se nota en el diseño del juego. Los chicos de Monolith, el estudio detrás de este título de Warner Interactive (Responsables de la edición de la saga Arkham), han querido crear una experiencia divertida en la que poder caminar por Mordor como si fuera nuestra casa, decapitando orcos a diestro y siniestro.

Y es que el combate y la libertad para decidir, junto a las numerosísimas misiones secundarias hacen que el juego sea más divertido por sus misiones secundarias que por su historia. Podemos explorar y descubrir secretos y pasados de Mordor y sus habitantes, en minijuegos coleccionables que a diferencia de otros juegos donde los coleccionables desbloquean un trofeo o un arma completamente innecesaria, aquí siempre desencadenan en nueva información del trasfondo de personajes e historia de la región. Completamente optativa, pero muy tentador recogerlo todo. (Amén de que señalan en el mapa su ubicación, por lo que buscarlo no será una tarea en extremo tediosa como en otros juegos).

En cuanto a las mecánicas de juego, nada excesivamente novedoso hasta el segundo tercio de la historia cuando se desbloquean poderes nuevos. El combate y el sistema de movimiento es básicamente una mezcla de lo mejor de Batman Arkham con la saga Assassins Creed. (De hecho el salto de águila, enseña de la saga franco-canadiense de Ubisoft está imitada de una manera casi idéntica).

Quizás el punto más novedoso con respecto a estos títulos es que en realidad controlamos a dos personajes. Ya que nuestro personaje humano Talion, ha sido devuelto a la vida en un ritual oscuro siendo su alma vinculada a un elfo que murió hace mucho tiempo: Celebrimbor. Y que sus recuerdos serán desbloqueados al forjar torres (lo mismo que las atalayas de Assassins Creed).

Esta mezcla de un no muerto y un espectro hace que las habilidades del combate de uno y de infiltración y posesión de otro nos pueda llevar no sólo a secuencias y estrategias de combate espectaculares, si no que también podremos interrogar a orcos, ejecutar a sus cabecillas y crear juegos de tronos. Incluso llega una parte del juego en la que nos dan la opción de marcar (poseer) a los orcos, y crear un ejército con el que podremos interactuar y comandar para eliminar a aquellos capitanes que no estén marcados.

En definitiva, seas fan o no de El Señor de los Anillos, nos encontramos ante un título divertido, que no pretende ser una obra maestra en ningún momento. Solamente trata de proporcionarnos horas de diversión interactuando con un mundo hostil que bajo los poderes de los dos protagonistas se puede convertir en nuestro patio de recreo particular.

  1. Yo te voy a dar un +1 al análisis porque me identifico totalmente contigo. Detesto la obra de Tolkien. Me resulta aburrida hasta la extenuación. Al margen de eso, además, es que hasta la fecha no había prácticamente ni un solo juego de la saga que cumpliese. Sin embargo, jugando a Sombras de Mordor me lo pasé como un enano. Tiene un sistema de juego peculiar, dentro de lo poco innovador, y es divertido ir liándola parda con los orcos. ¡Y el modo cámara es la leche! Tengo ganas hasta de pillarme el Season Pass.

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