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Análisis: Mr. Shadow

Mr. Shadow
Mr. Shadow

Mr. ShadowCrítica

Estaba a punto de finalizar Mr. Shadow y ponerme a escribir sobre él, cuando casualmente recibía por correo electrónico la propaganda de un paquete de juegos en oferta y en el que venía incluido este título. Aunque mi reacción inmediata fue de sonrisa por el hecho fortuito y por la oportunidad de la ganga, me entristecí luego al pensar en la lastimosa inclusión de un juego tan bueno y reciente entre otros más anodinos, por un precio que no hace justicia a su mérito. Porque Mr. Shadow, aunque sea tan difícil y relativo señalar cuánto deberíamos pagar por cada videojuego que acaba de salir al mercado, vale más de los 3 dólares que costaba este paquete. Vaya si los vale.

Mr. Shadow es el primer trabajo de la pequeña empresa española Bycomb Studio y se trata de una aventura gráfica al estilo point and clic. Por el género, pero también por su aspecto gráfico y la técnica expresiva en general, podría parecer un juego más de Amanita Design, a medio camino entre Botanicula y la serie Samorost, con la que guarda más parecido. Los dibujos, los efectos sonoros, una pizca de sentido del humor y el lenguaje de pinceladas surrealistas se puede hermanar perfectamente con los trabajos realizados por esta empresa checa.

Estructuralmente Mr. Shadow se compone de sucesivas escenas en las que debemos pasear el cursor del ratón por las figuras de la pantalla, descubriendo dónde podemos hacer un clic o arrastrar los objetos para ir resolviendo los rompecabezas que hacen avanzar la trama. El argumento parte en la penumbra de la habitación de un niño pequeño, acostado en su cama, y nos habla de los miedos nocturnos infantiles. El guión se desarrolla de un modo muy inteligente, componiendo una aventura nocturna con las sombras y juguetes que aterran al niño, siendo estos coprotagonistas, sirviendo más allá del mero decorado o el simple puzle para convertirse también en personajes. Esta obra, de forma muy adecuada con el argumento, se mueve en el terreno de lo onírico, no solamente usando la deformación de los objetos reales, sino imprimiendo esta lógica en los acertijos. Nos encontramos aquí, en realidad, con un superrealismo controlado, a medio camino entre los automatismos característicos del movimiento artístico y las reglas del razonamiento que hacen funcionar una aventura gráfica.

Este arbitrio levemente irracionalista de Mr. Shadow encaja a la perfección con la parte argumental del juego, adecuándose a ese ambiente de duermevela que engloba la historia. La dicotomía de los puzles entre la parte deductiva y la intuitiva, nos transporta en vaivén desde la fascinación de la sorpresa a la satisfacción de la lógica, amenizando el juego hasta el final, sin decaimiento. El desaliento puede venir, sin embargo, por la extremada dificultad de los acertijos. Aunque parezca mentira, ya que se trata de un juego de interacción sencilla, pues no tenemos que entablar conversaciones o recoger objetos en un inventario, muchos son los enigmas que nos pueden dejar bloqueados. Con una sola escena ante nosotros, es posible que perdamos incluso horas para dar con la solución que nos permita avanzar, dada además la linealidad del guión. Tenemos que adaptarnos, por tanto, no solamente al ritmo de la narración, sino al de la resolución, que puede ser extremadamente cenagoso.

El escollo de la dificultad puede no ser del gusto de todos, es cierto, pero no me parece un problema en sí, sino un reto expuesto ante nosotros para poner a prueba la paciencia. Personalmente, me gustan las aventuras exigentes. Sin embargo, sí he encontrado una serie de errores técnicos y alguna decisión discutible que merma la calidad del juego. Los errores técnicos se dan en ciertas escenas, una de las cuales incluso he tenido que volver a jugar desde el principio para poder resolverla por completo. En cuanto a las decisiones discutibles, pongo en tela de juicio el uso obligatorio de la rueda del ratón para acercar la escena y poder encontrar así ciertas zonas interactivas, pues dificulta artificialmente y de forma poco intuitiva ciertos momentos del juego.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que se trata de un juego de presupuesto modesto, por lo que nadie espere una cincuentena de escenarios distintos con tres puzles cada uno, sino un juego dividido en siete escenas y con una decena de rompecabezas en cada una de ellas, salvo la última, que es breve y sirve casi exclusivamente de conclusión. Aún así, Mr. Shadow me ha parecido una aventura más que notable, comparable perfectamente en calidad al primer Samorost, e incluso al segundo de la serie, lo que no es moco de pavo. Los mencionados defectos y salvedades quizá impidan que sea un juego extraordinario, pero no se encuentra lejos de serlo, cosa que me parece casi una proeza por tratarse del primer juego de Bycomb. Felicito a sus creadores y les animo a que sigan trabajando en futuros proyectos, pues nos han servido un juego recomendabilísimo que, como decía al principio, vale mucho más que el precio que habréis de pagar por él.