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Análisis - Insomnia: Theater in the Head 1

Análisis – Insomnia: Theater in the Head

No poder dormir a veces es una terapia

Análisis - Insomnia: Theater in the Head 2
Fecha de lanzamiento
16 diciembre, 2022
ESTUDIO
Perfect Day Studio
EDITOR
Perfect Day Studio
PLATAFORMAS
PC, Mac

No hace mucho, Juanma escribía una necesaria reivindicación para que los videojuegos miraran a la realidad de nuestro presente. Yo mismo escribí otro texto por estos lares en el que señalaba, asimismo, la necesidad de que los videojuegos reflejaran el paso del tiempo entre sus personajes, en sus historias, en sus iteraciones, para fortalecer su venaje literario. Son reivindicaciones que probablemente se les atraganten a algunas personas, en el sentido de que temen ver cómo su templo de evasión y de fantasía se vea alterado por la temida realidad. Es una angustia tan absurda como pueril, pues no se trata de limitar el rango de preocupación de los videojuegos, sino de ampliarlo. Además, ya sucede de facto, pues cualquier obra cultural, en mayor o menor medida, mira al presente y refleja inquietudes de su tiempo, incluido el género fantástico, desde El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde de Robert Louis Stevenson o las novelas de Ursula K. LeGuin hasta 2001: Una odisea en el espacio de Kubrick pasando por la obra de Giger. Incluso los videojuegos más insospechados portan esa mirada o reflejo del presente. Recuerdo en Resident Evil 4, el momento en el que Leon acusa a Ramón Salazar de que el ritual que prepara es un acto de terrorismo y este le contesta: «¿No es esa una palabra muy popular a día de hoy?». Recordemos que el desarrollo final de RE4 se produjo entre 2003 y 2005, años pos11S y de la guerra contra el Terrorismo.

Desde luego, una mirada al presente, no tanto de soslayo sino atenta, es mejor entendida y ejercida por el desarrollo independiente, donde no es necesario tergiversar o interpretar lo que nos muestra el videojuego (como podrían ser los casos de series como Los Sims o sagas como The Last of Us), sino que directamente jugamos con algún aspecto de la realidad del tiempo que nos ha tocado vivir.

Insomnia: Theater in the Head es uno de esos casos, y uno, además, a celebrar.

Lo más lógico para hablar del título de los chinos de Perfect Day Studio podría parecer centrarse en su semblanza con Florence, pero la verdad es que cuando jugué la demo —no sé si en el último o el penúltimo Next Fest de Steam— no se me vino a la memoria el título de Mountains, publicado por una Annapurna que cada vez desdibuja más los límites entre desarrolladora y editora. Más bien, esas similitudes que he descubierto han surgido a raíz de jugarlo al completo, y, creo, obedecen más a la impredecible convergencia cultural que a un firme deseo de tomar como modelo la obra de los australianos. Sin ir más lejos, el primer título de los chinos, que dio nombre además al estudio, A Perfect Day, aunque mantiene la mirada a la realidad (la de la China de finales de los noventa), solo coincide con Florence en que es un juego dibujado a mano y en que hay puzles, cosa que no inventaron en Mountains. Es más, en conjunto, Insomnia: Theater in the Head me parece un título más logrado que Florence.

Análisis - Insomnia: Theater in the Head 3

En primer lugar, el aspecto gráfico, el estilo de dibujo utilizado, hace gala de un trazo grueso, infantil, lo que en absoluto ha de tomarse como síntoma de levedad, pues le confiere un sentimiento que pocos juegos son capaces de lograr y que enfatiza, mediante el contraste con las preocupaciones de la protagonista, el significado del juego. El trazo de Florence no se caracteriza por su finura y su realismo, pero en el título de Perfect Day Studio se intuye una intención de jugar con las formas y los colores para enfrentarlos con la historia, aunque en esta no se traten aprensiones trágicas en sentido shakesperiano. Las cavilaciones, los recuerdos, el dolor más o menos agudo ante ciertos capítulos de la historia individual de cada persona —que paradójicamente se convierten en colectivas al surgir la identificación con ellos (a todos nos han dejado, todos hemos perdido alguna ilusión)— están ahí, pero donde Florence adoptaba una postura escueta en lo literario, pero expresiva en lo lúdico, Insomnia: Theather in the Head consigue robustecer ambos aspectos de su narración videolúdica, sin percibir desequilibrio alguno y usando más o menos el mismo tiempo y casi el mismo número de actos. En otras palabras: es más exigente en los puzles y se libra del liviano pero contrito aroma a la sintaxis del cine dramático más comercial que se percibía en Florence.

La historia de Insomnia: Theater in the Head es la de una joven en una noche de insomnio. Una noche que no parece ser excepcional. Es otro acierto de Perfect Day Studio haber elegido el insomnio como eje ludonarrativo del título, pues tanto en su forma crónica como, sobre todo, en su forma ocasional, es un trastorno muy frecuente. Casi me atrevería a decir que todas las personas han tenido o tendrán, aunque sea, algún día de insomnio. Y al ser incapaz de dormir, un teatro se levanta dentro de su cabeza, un teatro dirigido por una traviesa duendecilla, un teatro que viene a ser el símbolo de todas sus preocupaciones actuales, desde las más nimias (como una noticia avivada por los medios de comunicación que aún no se ha resuelto) hasta las más pragmáticas (su posible éxito, su creatividad y todos los miedos asociados al temor al fracaso). Sin querer, el juego nos da también una pincelada de historia contemporánea, ya que no nos costará identificarnos con las ansiedades de la protagonista, unas ansiedades que no dejan de tener su causa en una sociedad que mitifica el éxito, cuando no lo deifica. Lo curioso es que esos pánicos tan occidentales vemos que ocurren también en China, origen de los desarrolladores, un Estado nación que compite ya directamente por ser primera potencia mundial con esa mezcolanza de régimen comunista de partido único y neoliberalismo. Sin embargo, no solo las ansiedades de la contemporaneidad atacan a la protagonista, también la tristeza del pasado, de los recuerdos, de lo que se creía que iba a durar para siempre y resultó que no fue así.

Todo esto se narra jugando una sola escena, si bien dividida en actos. Nunca dejaremos de ver una imagen cenital de la protagonista en la cama, dando vueltas, tapándose la cabeza con la almohada, mientras conversa con el insomnio, que le presenta cada acto para dividir la pantalla y presentar a la derecha cada puzle. Y aquí, en lo jugable, Insomnia: Theater in the Head se desenvuelve con suma elegancia, con requerimientos lúdicos variados y diversos que dejan poso por su emotiva expresividad. En el acto V, «The Mingled Memories» nos enfrentamos a puzles en el sentido más literal de la palabra, pues debemos colocar y girar piezas hasta conseguir que las distintas imágenes tomen forma y la madeja de los recuerdos se desenmarañe. El colofón mecánico que agudiza el sentido expresivo y dramático, no obstante, llega una vez los hemos resuelto, con la formación de un marco que deberemos mover para que la protagonista recuerde, en esa noche en vela, algunos de los accidentes más dolorosos de su existencia, aquellos mismos que creía olvidados: unas amigas que la abandonaron, un novio que desapareció de su vida como vino, un perro que murió… Todos ellos compañías, presencias, que pensaba que iban a estar con ella para siempre.

Es fascinante la capacidad que posee el título de Perfect Day Studio para conectar con las emociones de quien juega, para manipularle, eso que los videojuegos saben hacer de manera tan natural y sencilla, pero sin hacer uso de subterfugios melodramáticos, pues incluso la banda sonora parece pensada para subrayar una disonancia que se transforma en armonía. Al final, es una reflexión sobre las conversaciones con uno mismo, que es precisamente lo que en no pocas ocasiones provoca el insomnio: una especie de autointerrogatorio, con el cerebro incapaz de calmarse y la memoria totalmente descontrolada; una situación en la que lo incómodo de no poder conciliar el sueño se ve asaltado por el miedo, la melancolía, la desilusión y, paradójicamente, también la esperanza. ¿O es al revés? En cualquier caso, aquí el insomnio, representado por esa duendecilla, viene tanto a rescatarnos como a condenarnos, pues tras su colorida y estruendosa huella deja un rastro de redención, sí, pero también de conformismo.Patreon Nivel Oculto

No es nuevo, y quizá por ello no me tiemble la mano al escribirlo, pero si Insomnia: Theater in the Head no logra el mismo éxito que Florence, no será desde luego por ser una obra de menor calidad en cualquier aspecto evaluable, sino porque el título de Mountains —al que en absoluto quiero arrebatar ni una mínima parte del reconocimiento que se merece—, tuvo detrás el apoyo de una más que poderosa empresa indie como Annapurna y Perfect Day Studio es un estudio chino —para los que parece que el mercado occidental guarda algún que otro prejuicio— que está dando sus primeros pasos. Unos primeros pasos muy firmes que, desde luego, se han ganado mi seguimiento.