Kratos vuelve a PSP tras dar por zanjados sus asuntos con los dioses del Olimpo en la tercera entrega de God of War. En este caso lo hace en una entrecuela (entre el segundo y tercero, me da igual si la palabra no existe) de manos de Ready at Dawn, el estudio que ya facturó el anterior título de PSP (Chains of Olympus), que estaba situada antes de la primera entrega. Como vemos, dos spin-offs van ya, y lejos de ser ejercicios de caradurismo buscando ventas para la portátil de Sony, son un ejemplo perfecto de cómo se puede lograr que un spin-off aporte a la saga principal.
Así, vemos que precisamente son las dos entregas de PSP en las que se explora el lado más “humano” de Kratos, su relación con su familia y su pasado, y lo que le ha llevado a ser cómo es. Curioso, que con un personaje que es ya icónico y que se dedica a desmembrar todo lo que pilla en su furia, hayan querido darnos dos entregas en las que explicarnos sus motivos.
En el caso del juego que nos ocupa, poca queja podemos encontrar. Para empezar, gráficamente es una bestia negra, que probablemente lleve hasta el límite el potencial de la portátil. Nos encontramos con entornos en tres dimensiones enormes, poblados de un montón de enemigos y con momentos de una espectacularidad que será difícil ver en otro título. Además, se ha cuidado la puesta en escena con una dirección de arte muy cuidada, digna de comentar. También habrá efectos de luz y partículas (muy meritorio el ondular del agua o partes con humo y niebla). Nada más que decir al respecto, complicado encontrar gráficos mejores.
Los asiduos a la saga (que, al fin y al cabo, son a los que está orientado) encontrarán lo mismo de siempre en el apartado sonoro: un sobresaliente. Hay composiciones nuevas, algunas repetidas de la tercera parte y otras reversiones de clásicos de la saga. Los efectos de sonido no quedan atrás y el doblaje está a la altura (esto ya es personal, pero es de los pocos títulos que juego doblados al castellano).
¿Y qué podemos decir del sistema de juego? Básicamente, es como si hubieran cogido lo mejor de cada título, lo metiesen en una batidora y nos dieran el resultado. Han implementado mecánicas de toda la saga, y más allá de avanzar y liquidar enemigos tendremos puzzles (pocos), muchísimos momentos plataformeros, algunos de caída libre y hasta periodos en los que avanzaremos sin luchar, pendientes de la historia. Se ha añadido la opción de buscar reliquias que nos darán habilidades si las usamos tras pasarnos el juego (por ejemplo,ganar más experiencia o usar los QTE’s sin debilitar previamente a los enemigos).
Como siempre en cada juego de la saga, habrá a nuestra disposición un nuevo arsenal, tanto de armas como de hechizos, con el que nos enfrentaremos a un buen puñado de enemigos nuevos. Es de destacar que pocos diseños se repiten, y que incluso la infantería básica está rediseñada para adaptarse más al lugar en el que se desarrolla. Los enemigos nuevos tienen algunos detalles geniales (atentos al “gigantón de la esfera”) y llegamos a la gloria con los enfrentamientos finales. Sabedores de que son los momentos que más espera el jugador, han plagado el título de ellos, que van desde duelos uno contra uno a enfrentamientos larguísimos contra bestias que ocupan toda la pantalla y requieren la interacción con el escenario.
Su mayor virtud es ésa: es un God of War perfecto. Divertidísimo y con cierta rejugabilidad, en forma de desafíos que se nos dan al acabar el juego, premios (galerías de arte conceptual, vídeos…) que podemos comprar con esferas rojas (lo que hará que nos pasemos el juego de nuevo para conseguirlas) o la típica arena de lucha. Además, ha quedado subsanado el mayor error de su antecesor en PSP: la duración. Si Chains of Olympus no duraba más de tres horas, ahora tendremos por delante casi seis horas de juego, que llegan a ser en algún momento muy desafiantes por el nivel de dificultad, muy bien ajustado.
Por último, algo que merece la pena reseñar: el guión. Uno de los mayores méritos de Ghost of Sparta es que funciona bien como spin-off, pero también como título con entidad propia. El equipo de desarrollo ha trabajado muy bien con el ritmo de juego, y más que buscar una conclusión rápida, se han permitido momentos en los que frenar y deleitarse con el desarrollo de la historia (muy parecidos al final de God of War III). Y aunque al principio pueda parecer un poco típico, el relato del pasado de Kratos nos da ganas de seguir continuando hasta la conclusión final. ¿A quién se le podría ocurrir que serían capaces de darnos dos entregas de la serie cercanas a la introspección y alejadas de la épica, y triunfar?
Resumiendo: sacad la PSP del cajón.