Si no eres un hombre hecho y derecho, Volgarr the Viking no es para ti. Porque sí, es indie, como muchos de los títulos de los que hablamos aquí, pero no viene a hacerte vivir una experiencia, a recitarte poesía o demás amaneramientos de afrancesado. Volgarr the Viking tiene un objetivo claro para ti, y es joderte la vida.
¿Por qué lo digo? Mirad el vídeo y contad las muertes, por favor.
Pues eso: puro hardcore y pura dificultad a la antigua. La obra de Crazy Viking Studios (¿por qué mi empresa no se llamará así?) es una oda skáldica a todos los clásicos de acción y plataformas como Ghouls ‘n Ghosts, Turrican o Rygar, un género que poco a poco vuelve con cositas como el maravilloso Maldita Castilla.
El juego es jodidamente difícil: te da vidas infinitas pero sólo dos checkpoints por nivel, y ninguno antes de los jefes finales. Tampoco te deja grabar partida, aunque puedes saltarte niveles que ya hayas pasado en otra ocasión (pero eso te impide sacar el final bueno). Y, de propina, todo nos puede matar mil veces. Exige a partes iguales maestría, habilidad y aprendizaje memorístico por ensayo y error para acabar con los enemigos sin que nos quiten vida. Es, en definitiva, el epítome de las recreativas que te dejaban sin paga semanal a finales de los ochenta y principios de los noventa.
Si te interesa, ya está en Steam, y también puede comprarse desde la web del juego. Yo no sé si soy tan valiente.
Web del juego