Hace casi un año hablaba de Unwritten Passage (que por entonces, sólo se llamaba Unwritten). Joe Houston, que había participado en Dishonored se pasaba al indie con una nueva compañía, Roxlou Games, y una idea de juego más que interesante.
Manejaríamos una tribu nómada en su vasta peregrinación por la llanura, en el inmenso camino hasta la Montaña de Dios donde esperan reunirse con su creador. Dependiendo de nuestro liderazgo al enfrentarnos a los distintos eventos, la tribu se moldearía, reaccionando a nuestras decisiones. Y como colofón, todo ello basado en culturas de tradición oral, como los mongoles, nativos americanos, maoríes…
Sometido el proyecto al juicio de Kickstarter, superaron con muy poco margen la recaudación que necesitaban. Y toparon con una triste realidad: cuando eres indie, no existe una cuerda que te sujete en tu ascenso, ni el cálido abrazo de una distribuidora que te proteja de los imprevistos. Y eso es lo que ha pasado.
En un post a todos sus backers (que podéis leer aquí) Joe Houston habla de los problemas médicos por los que ha tenido que pasar su familia, y cómo estos han hecho que no pueda dedicar tanto tiempo al juego como debería haber hecho. No sólo tiempo, sino dinero que ha tenido que buscar con otros trabajos para pagar las facturas.
Eso sí, ha querido dejar claro que el juego no está paralizado ni cancelado. Pero desde luego, no puede trabajar en él sino como proyecto secundario frente al resto de obligaciones, tanto familiares como laborales. Por eso, viendo que la fecha de publicación pretendida se aleja mucho, ha ofrecido a quien haya colaborado con el título la devolución de su dinero, junto con sus disculpas por no haber podido cumplir con lo que quería.
A mí, como backer del juego, la situación me duele. No por la miseria que puse para que fuera una realidad, sino por la tragedia personal de Joe y por darme de bruces con la dura realidad: la línea por la que camina el desarrollador independiente es demasiado fina y no hay red debajo. Sólo espero que con el tiempo su familia mejore y que podamos, en algún momento, jugar a Unwritten Passage. Su idea, su parentesco con esa joya llamada King of Dragon Pass, su apartado artístico y su banda sonora lo merecen.
Mucha suerte.