Hace un tiempo, muy pocos días antes de una mudanza y de una extraña vuelta a casa, les hablaba de Three Fourths Home. Un juego que me generó una gran impresión, no sólo por el tema que trataba (que como hijo pródigo, me toca especialmente), sino por la forma tan sencilla que tenía de hacerlo. A modo casi de librojuego, con una interactividad escasa, manejábamos siempre hacia adelante un coche entre kilómetros y kilómetros de campos de maíz en la Nebraska rural. Eligiendo lo que responder a medida que se desarrollaba la conversación de la protagonista con su familia íbamos no sólo decidiendo sus propias impresiones, sino también lo que le había pasado a la familia mientras ella no estaba. De fondo temas complejos, como la culpabilidad, la vida familiar que se mantiene a duras penas, la discapacidad…una joyita.
Podría darles mucho el coñazo con la obra de games, pero ya lo hice en mi edulcorada crítica en su momento. No, este post es para avisar del crecimiento de Three Fourths Home, que tras sobrevivir a ese mundo de pesadilla y corazones rotos que es Greenlight ha llegado por fin a Steam. Lo hace en forma de edición extendida, que añade varios extras interesantes y un epílogo que permite aportar más luz (de nuevo decidiendo nosotros) sobre Kelly, el pilar de la historia. Acabo de jugarlo de nuevo (y de sentirlo) y confieso que, aunque tenía mucho miedo del epílogo porque adoro el final, está muy bien hilado.Quizá es que yo sea un sensiblón y que el tema me toca de cerca, pero Three Fourths Home es de esos pocos videojuegos que consiguen conmoverme. No digo que me encante o me sugiera alguna emoción, porque de esos hay muchos. No, hablo de remover algo dentro, de sumergirme en un mundo que no es el mío pero que tiene que ver conmigo.
Querido lector, si estás dispuesto a olvidar la jugabilidad y perteneces a la misma especie errante que yo, corre a Steam. Y si no, prueba a conocernos a través de esto.Three Fourths Home en Steam
