No recuerdo muy bien cómo llegó Super Mario Bros. 3 a mi vida, pero es que tenía 5 ó 6 años. Quizá lo hayáis logrado borrar de vuestra mente, pero los únicos recuerdos que tiene un niño en esa época son flashes extraños que combinan humillaciones en el patio de recreo, horas de fútbol siendo elegido como portero por estar gordaco y señoras mayores amigas de tu madre que te tiran de los mofletes y te dicen lo guapo que eres. Esto es así. Por tanto, como decía, no recuerdo cómo llegó a mí, pero sí lo que pasó luego.
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