Soy un enamorado del cello. Es, junto con el violín (y en eso soy poco original), de los pocos instrumentos que, tocados en la calle, no me enervan. Si veo a un cellista me acerco y le dejo un euro, y eso que soy de la cofradía del puño cerrado. Os podréis imaginar la emoción y el HAMOR que me supone ver este Cello Fortress.
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