¿Conocéis y os encanta Rihanna o a Lady Gaga?, bien pues asumid que vuestros hijos ni la conocerán ni querrán saber nada a respecto. Quizá tampoco de gente como Michael Jackson o Madonna. Quizá cuando tengan veintipico en el mejor de los casos descubrirán algo nuevo llamado blues, o incluso a los Beatles. Imaginaros como os sentiríais si supierais que vuestra composición más atrevida se escucharía durante muchas generaciones, Imaginaros ser Vivaldi, Frédéric Chopin, Ludwig van Beethoven, Wolfgang Amadeus Mozart… Cualquier generación en algún momento de su vida escucha por iniciativa propia esta música y el tiempo es lo que hace que cada vez que la se escuche se redescubra, y se valore su inmortalidad. Ramoncín, esto sí es cultura y está en Spotify.
Ésta es la música que escuchamos cuando redactamos nuestros artículos de opinión. Instrucciones de uso: 1. Reproducid la lista en lugar fresco y seco. 2. Utilizad auriculares de más de 500 €. 3. Leed el texto a continuación.
Lo que ocurre con la música clásica es que cualquiera conoce a los autores, pero sus canciones tienen millones de covers, y lo especial realmente es descubrir quién las interpreta mejor, si una orquesta u otra, no aplicando la norma general de que la más antigua es la mejor. Si mientras escucháis alguna de estas canciones se os escapa una lágrima (ojito con el “canon”) o se os hace un nudo en la garganta, no pasa nada, mientras sigáis meando de pié seguiréis siendo hombres. Posiblemente y con suerte habréis escuchado alguna vez cada una de estas canciones, fruto de una excelente labor educativa.
Mientras escucho esta lista, yo me pregunto cómo alguien se sienta un día hace muchos años delante de un piano, a componer algo como cualquiera de estas obras, con un cerebro privilegiado, al nivel de cualquier inventor o científico. Esta música era únicamente digna de los más ricos y pudientes y hoy podemos escucharla haciendo doble clic. En el cine algunas de estas piezas se han convertido en sinónimos de una determinada escena, donde se han utilizado de forma inteligente y respetuosa. los que creen tener el derecho de poner una base electrónica encima, o crear un loop y montar un lamentable éxito de ventas, debieran plantearse si son dignos de poder siquiera interpretarlas.
Hay una tarea difícil pendiente, y es intentar desasociar esta música de cualquiera de esos anuncios que todos los días bombardean nuestros subconsciente, porque eso puede producirnos cierto rechazo, y una mala interpretación de estas piezas, y creo sinceramente que es una pena, sin desmerecer por ello el excelente trabajo que hacen algunos publicistas utilizando el lenguaje musical para llegar a su público objetivo.
Merece la pena que traslademos a nuestra descendencia todo este arte en forma de melodías ultracomplejas?, porsupuesto, podría ser el único nexo de unión entre varias generaciones. Esperad varias entregas de “Classical Spirit” de esta música tan lejos de los trending topics de twitter, las listas de éxitos de todo el mundo y marginadas en el asilo… cuando todos nos muramos esta música se recordará. “Esta música purifica el espíritu”.