Antes de comenzar con la noticia quiero dejar claro que Nivel Oculto no posee ninguna tendencia política. Cada uno de los integrantes tiene sus propios ideales políticos que quedan sepultados en un discreto segundo plano en favor de mejores cualidades personales como el amor a la industria pornográfica, y en menor medida, los videojuegos. Ahora la noticia.
Me entero gracias a @AjareGreen que el PSOE ha incluido los videojuegos dentro de su nuevo Plan Nacional sobre Drogas, concretamente dentro del apartado de “adicciones sin sustancia” junto con la ludopatía, nuevas tecnologías y la red (¿?). Esto puede consultarse desde la propia página de Rubalcaba, pero para que lo tengáis más facil aquí tenéis el enlace (pag. 90). Antes de que perdáis el tiempo intentando encontrar alguna referencia a los videojuegos dentro del apartado de “Nuevas Tecnologías”, “Ciencia y Tecnología” o “Cultura y Contenidos Digitales” ya os digo yo que no, no están. La única referencia dentro del documento es la referida al apartado de “Adicciones sin Sustancias”. Ahora la reflexión.
Para constatar que este es un país de pandereta, o mejor dicho, gobernado por unos políticos de pandereta no hacen falta este tipo de noticias. Lo único que constata un titular de este tipo es que para los sectores que tienen el poder, los videojuegos siguen siendo aquella cosa de la que hay que prevenir a nuestros hijos o en el peor de los casos desintoxicarlos. Aunque es complicado esperar algo más de un programa que incluye a “La Red” (¿que cojones es la red?) dentro del mismo apartado nocivo y peligroso.
Lo malo es que esto no es obra unicamente del PSOE (más quisieran ellos) sino que se afianza sobre una especie de verdad universal que versa que los videojuegos son caldo de cultivo para las adicciones. A día de hoy, uno de los pocos estudios en castellano que enfocan esta cuestión de una manera más o menos seria, es el realizado por Juan Alberto Estallo Martí para el Institut Psiquiàtric. Dpto. de Psicología en el año ¡1997! Juzguen ustedes. Esto, por supuesto, no quiere decir que no existan adictos a los videojuegos. Claro que existen, aunque es algo que ni siquiera se menciona en un artículo publicado por SEMERGEN (Sociedad de Médicos Española de Atención Primaria) con fecha del 31/01/2011 donde destacan que “En España, aproximadamente entre un 2-3% de la población padece ludopatíaLa consulta por adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías es mucho menos frecuentealgunas conductas son más prevalentes en mujeres como las compras compulsivas (80%) y otras más en varones en edades medias de la vida, como la ludopatía (proporción varones/mujeres de 3/1) o la adicción al trabajo”. En el estudio también se destaca que “En un reciente estudio realizado por la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad del País Vasco, se pone de manifiesto que el 16% de los españoles son adictos a las compras”. Evidentemente destacar que se va a luchar contra la adicción al trabajo en los tiempos que corren es algo que no va a pasar.
En cualquier caso creo que esta polémica no tendría su razón de ser si la industria del videojuego (nótese que hablo de ello como industria) tuviese algún papel en los puntos ‘Los Motores del cambio: Innovación, Nuevas Tecnologías, Ciencia y Cultura’ o ‘Ciencia y Tecnología’. En ninguno de estos apartados tienen cabida los videojuegos para el programa del PSOE (y me temo que para ninguno de los programas de los partidos generalistas), lo que demuestra el absoluto desconocimiento del sector y el desaprovechamiento de una industria que demuestra dejar ingentes cantidades de dinero allá donde triunfa. Esto lamentablemente tampoco es nuevo. En el reciente Gamefest hubo una mesa redonda titulada ‘España, a la cabeza en consumo de videojuegos y a la cola en producción propia, ¿Cómo impulsar una industria de desarrollo en nuestro país?’ en la que gente como Pep Sánchez (Meristation), Ignacio Pérez Dolset (cofundador de U-tad), Ignacio Otalora (Digipen), Gonzalo Guirao y Alberto González Lorca (asEsE) trataron el asunto de la “estigmatización de los videojuegos desde las instituciones”. De esa charla se puede rescatar el sentir de los profesionales de la industria con comentarios como “Tenemos potencial pero hace falta abonarloEl problema está en la tecnología, en las industrias digitales, no sólo en los videojuegoshay mucha gente con talento que se va. No hay inversión pública ni privadaEspaña está regida por una generación que no conoce estas industriasEn la industria del videojuego podrían trabajar miles de personas en nuestro paísconstantes problemas con los prejuicios sobre la adicción de los jóvenes a este tipo de diversión”. Nada nuevo bajo el sol.
Tampoco hay sitio en este programa para incluir a los videojuegos en ‘Cultura y Contenidos digitales’. En dicho punto se ofrecen varias iniciativas como la ‘reforma del marco de propiedad intelectual, la reducción del IVA a un 4% el literatura (también la digital), fortalecer la sinergia entre ocio y cultura, favorecer la coproducción cinematográfica o mejorar la financiación pública y privada de la producción cinematográfica’. Sin embargo no encontramos nada referente a favorecer el desarrollo de videojuegos como un bien cultural.
Por supuesto no se trata de rasgarse las vestiduras y tomar una referencia en un programa electoral como si fuese un ataque hacia todos aquellos que practicamos la sana práctica de jugar con videojuegos. Estoy seguro de que existirán casos de adicción a los videojuegos en nuestros país y esos casos han de ser tratados con la seriedad que merecen. No es eso. Mi indignación proviene del absoluto desconocimiento de las posibilidades de la industria si no es para usarse como Lobo Feroz para analfabetos digitales. Repetir el mantra de que los juegos son algo peligroso que hay que tener controlado por encima de otras adicciones hace llorar al niño Jesús y sobre todo hace que se descojonen la mitad de los países cuya industria del videojuego deja dinero en las arcas del estado. Los que han de repartir el dinero obvian el potencial de una industria que se antoja más necesaria que nunca (al igual que cualquier industria que favorezca el empleo cualificado) dada la situación en la que nos encontramos. Mientras tanto se sigue haciendo hincapié en favorecer a otros sectores que cada año demuestran su nula rentabilidad y su desapego con el público al que van dirigidos.
Creo que el último de los problemas que tiene el país es la inversión o no en la industria del videojuego o si éste resulta ser una peligrosa adicción que corrompe a nuestros jóvenes (y no tan jóvenes). Lo que si me parece un gran problema es que la clase política esté tan sumamente desconectada de la sociedad como para permitir que se criminalice algo tan normal y mundano como jugar con videojuegos en el siglo XXI.