¿Es ‘Mass Effect‘ un fiel reflejo del tiempo que nos ha tocado vivir? ¿Pueden Shephard y compañía ser un espejo de nuestra sociedad? Les pido que me acompañen en un viaje para el cual necesitarán darme la mano, librarse de ataduras y pasar por alto muchos peros. No puedo asegurar que les guste, pero les prometo que lo pasarán bien.
La Ciencia ficción, como heredera moderna de la mitología griega o revisionista de cuentos infantiles, siempre ha aprovechado su condición para mostrar los miedos o analogías sociales, incluso desde su propia concepción. ‘Frankestein‘ (Mary Shelley, 1818), que está considerada en la mayoría de círculos como el primer acercamiento literario a la Ciencia Ficción, puede ser visto como una entretenida novela o como una advertencia hacia los peligros de la adquisición de poder por parte del hombre en una época de grandes cambios y una incipiente revolución industrial. Sin embargo, Mary Shelley (de la que se dice que era miembro de los Illuminati, ahí lo dejo) no inventó el género, y podemos trazar paralelismos entre la creación de la criatura del doctor Frankestein y la creación de criaturas de madera insufladas de vida para proteger el laberinto de Minos por parte de Dédalo o la leyenda folclórica Judía de El Golem. Si algo une estas obras es su afán de presentar alguna realidad plausible dentro de una historia de fantasía.
Si bien existen multitud de ejemplos de novelas enmarcadas en la Ciencia Ficción cuyo mensaje podría dar lugar a interpretaciones, podemos afirmar que existen una serie de autores cuya principal intención era mostrar una visión de la sociedad, o de lo que se le avecinaba a la sociedad si no cambiaba, a través de sus textos. Ahí están Philip K. Dick, Ray Bradbury, Aldous Huxley o George Orwell, cuyos trabajos son eminentemente filosóficos, aunque enmarcados dentro de la Ciencia Ficción. Queda claro pues, que estamos ante un género que siempre ha poseído una fuerte carga social, entre otras cosas porque se le ha permitido incluso en los momentos de mayor censura debido a su relación con la literatura menor o el cine de serie B.
‘Mass Effect‘ no es, ni pretende, ser una denuncia social, sin embargo la concepción de su universo no escapa a una valoración en este sentido. De manera premeditada o no, ‘Mass Effect’ resulta un reflejo de nuestra sociedad en muchos sentidos, así que vamos a tratar de ver algunos ejemplos.
Sociedad post-11S
Los atentados a las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001 cambió nuestro mundo para siempre. La supuesta seguridad inquebrantable de la que presumía occidente quedó hecha pedazos y eso ha supuesto una serie de cambios drásticos en nuestra sociedad. Pocos cuestionan hoy la extremada seguridad de los aeropuertos o las cámaras de vigilancia en las calles, por no hablar de las leyes que poco a poco van aprobándose y que legitiman todo tipo de escuchas telefónicas o la investigación de tu rastro en internet. El mundo es un sitio más Orwelliano desde 11-S y ‘Mass Effect’ lo utiliza para su trama.
Es fácil trazar paralelismos entre la amenaza de los Segadores de la que informa Shepard al consejo y los oídos sordos de este, con los informes realizados por la CIA sobre la amenaza de un atentado en su país y las consecuencias de no haber prestado la debida atención a los mismos. Una vez confirmada la amenaza, se exige la colaboración de todas las razas (especies de la galaxia) para luchar contra ese enemigo común, aunque por supuesto la comandancia de esa lucha se llevará desde El Consejo, donde presiden las tres razas dominantes. Sólo falta una foto en las Islas Azores.
Crisis Económica
La crisis económica nos tiene a todos desorientados. Hasta hace poco las conversaciones en los bares giraban únicamente en torno a la política, el futbol y las mujeres. Ahora es raro pararte a desayunar en cualquier sitio y no escuchar a tu lado una acalorada conversación sobre bonos basura, préstamos del banco central europeo y la nueva valoración de Standard & Poor’s. Vemos la crisis como un ente malévolo que no entendemos pero que es capaz de devorar nuestro estilo de vida, es decir, todo.
El gran Pablo Algaba realizó un estupendo artículo de obligada lectura desde Pantalla Partida llamado ‘Constelaciones familiares. Mass Effect y la crisis económica’. En él traza varios paralelismos entre la crisis económica mundial y algunas partes del universo Mass Effect. Por ejemplo destaca que los Segadores pueden verse como esa crisis que todo se come y que avanza inexorablemente hacia nosotros mientras que los Recolectores serían esos bancos sin alma controlados por la economía mundial que utilizan a las distintas razas para alimentar a sus amos, especialmente las más vulnerables.
Aquí también entraría en liza la inutilidad de los gobernantes que, sentados en su ciudadela, son incapaces de reaccionar ante la amenaza de los Segadores, al igual que ocurrió (y está ocurriendo) con la crisis mundial. También se puede destacar que dichos gobernantes están dispuestos a sacrificar cuantas flotas del ejército hagan falta con tal de no cambiar en sus convicciones, o dicho de otro modo, los gobernantes actuales exprimirán al ciudadano hasta que no pueda más con tal de no cambiar su estatus.
Lucha de clases
Estamos acostumbrados a escuchar aquello de “El tercer mundo”, que es la manera socialmente aceptada de llamar a los habitantes de los países así denominados “ciudadanos de tercera”. Parece que todos los demás tenemos muy claro que ellos son los de tercera, sin embargo queda la duda de quienes son los de segunda y mucho más los de primera. Desde un punto de vista económico estaría claro que los ciudadanos de primera son aquellos que forman el G-8, los de segunda serían los que se unieron posteriormente y formaron el G-20, los de tercera aquellos que, como en el caso de España, vamos alguna que otra vez invitados por allí y de cuarta el resto. Sin embargo desde un punto de vista social los primeros serían los Países Nórdicos y creo que todos los demás irían detrás en una clasificación que podría llegar a unas cifras obscenas.
Los humanos, curiosamente, no representan la escala social más alta de ‘Mass Effect’. Este punto de partida encuadra el eje de la historia en un marco que no es el habitual en la Cienci Ficción, que siempre se ha caracterizado por representar a los humanos como una de las obras más importantes de la creación. Si, es cierto que siempre hay un alienígena que es más listo o más fuerte, pero el humano siempre acaba en lo alto de la pirámide debido a su lucha, su capacidad de amar, de empatía o que se yo. Aquí no, aquí los humanos los un elemento recién llegado y además un elemento arrogante al que le cuesta estar en un segundo plano.
Mediante nuestras acciones durante el desarrollo de la aventura podremos realizar distintos acercamientos a otras razas, las cuales nos mostrarán sus costumbres y podremos intentar comprenderlas o condenarlas. Sin embargo, esa condición de especie de segunda nos hará empatizar con especies afines en condición pero alejadas de nuestro modo de vida como podrían ser los Krogan. El emparejar a los humanos con una raza tan brutal como esta nos muestra nuestra insignificancia dentro de la galaxia que propone ‘Mass Effect’. No hace falta escarbar demasiado para relacionar esta situación con el “problema” de la inmigración y su dificultad para integrarse dentro de una sociedad que le condena a ser un ciudadano de segunda por defecto.
Sistemas Políticos
La Alianza de Sistemas es uno de los muchos organismos independientes que componen el Espacio de la Ciudadela, que a su vez se encuentra gobernado por el Consejo de la Ciudadela, compuesto por un miembro de las tres razas más poderosas. Dicho de otra manera, el estado soberano que representa la Alianza de Sistemas accede a formar parte de del sistema que rige la galaxia beneficiándose de su protección y participando en su doctrina económica, pero se encuentra expuesto a las decisiones que tome el consejo ¿Os suenan de algo la decisiones políticas tomadas en los últimos tiempos en nuestro país debido a las presiones de realizadas por entes ajenos al mismo, pero del cual formamos parte? Pues eso.
Como era de esperar, a lo largo y ancho de la galaxia hay cientos de sistemas políticos, incluso dentro de aquellas razas que pertenecen al Espacio de la Ciudadela. Vamos a ver algunas de ellas y su correspondiente similitud con nuestro mundo:
GRECIA CLÁSICA: La sociedad Asari tiene una predilección por el arte, así como un culto al placer que recuerda a Epícuro. Por otra parte su sistema político se basa en ciudades-estado republicanas sin líderes cuyas decisiones políticas se votan de manera pública (aunque de manera virtual).
SOCIEDAD GITANA: Los Quarianos son repudiados por el resto de las razas por haber creado a los Geth y desencadenar una guerra de proporciones catastróficas y una prohibición de las investigaciones de inteligencia artificial en toda la galaxia. Actualmente son nómadas, y basan su “economía” en la recolección de chatarra espacial, que adaptan a sus precarias naves.
TOTALITARISMO: Los Rachni son una especie de insectos inteligentes cuyos conocimientos y forma de actuar están compartidos en una mente colmena y comandados por reinas.
UTÓPICA. La sociedad Turiana es la utopía humana por excelencia. Su sistema se basa en una “meritocracia jerárquica” que sólo es posible gracias a su mentalidad, comandada por algo llamado “honor Turiano” y que consiste en una férrea disciplina ética y personal en la que el individuo aprende a asumir las responsabilidades que acarrean sus propias decisiones, sean buenas o malas. En su sociedad existen veintisiete grados de ciudadanía, cuyo grado más básico lo conforman niños y especies tuteladas y en la cima de la pirámide se encuentra el “primarca”.
COREA DEL NORTE: Los Batarianos cerraron su embajada en la Ciudadela y anularon las relaciones diplomáticas con el Consejo debido a una negación de éste a declarar el Confín Skyliano como zona de interés Batariano. Esto les llevó a convertirse en un estado renegado que no mantiene relaciones diplomáticas con ninguna de las razas que forman el Consejo.
Religión
En lo que quizá sea el mejor reflejo de nuestro tiempo, ‘Mass Effect’ nos presenta un universo sin Dios, donde la humanidad no sólo no tiene una importancia capital sino que es directamente prescindible. Esto nos lleva directamente a la actualidad donde gran parte de la población mundial ha dejado de creer en una deidad que se preocupa por nosotros y se preguntan ¿Ahora que hacemos? ‘Mass Effect’ responde a esa pregunta con una broma cósmica heredera de Lovecraft: Los Segadores.
Los Segadores son lo más parecido a Dios que existe en ‘Mass Effect’ y también lo más parecido a los dioses primigenios del escritor norteamericano. Han estado ahí siempre, vigilando, expectantes ante la evolución de la vida que ellos mismos han controlado gracias a los relés de masa y ahora han decidido extinguirla ¿Como afrontar un universo en el que Dios no existe y en el que lo más parecido a Dios ha decidido desde su omnisciencia que no debemos seguir existiendo? Pues con las relaciones entre especies. El universo propuesto proclama que ante la inevitabilidad de la destrucción sólo la unión de la vida puede tener algo de sentido.
La negación de un Dios y la representación de éste como mayor amenaza refleja como ningún otro elemento la desesperanza de nuestro tiempo. Es la cuenta atrás del reloj nuclear de Watchmen y nos deja indefensos ante un futuro inevitable. Es el nihilismo en estado puro de la existencia, no sólo humana, sino de la vida misma y de su existencia a través de la casualidad. Nos sitúa ante el valor mismo de la raza humana como forma de vida y su valor dentro del juego cósmico que propone convirtiendo al jugador en su propio Dios al convertir a este en enemigo de los Segadores.