Hay una cosa que me fascina como psicólogo y como persona a la que le gusta esto de los jueguicos (me niego a llamarlo gamer): la intersección que se da entre ambos. No hablo de la sublime tontería de ponerse a debatir en pleno 2016 sobre si son “buenos” o “malos” ni de los posibles efectos beneficiosos o perjudiciales per se de estar jugando a la maquinita (que los hay). No, hablo de cómo pueden utilizarse, ya sea para tratar de crear una experiencia empática con la que se pueda entender mejor lo que siente una persona o para utilizar las ventajas del formato para ayudar a alguien a superar sus problemas.
Robin ha sido desarrollado por Team Summers, un grupo de estudiantes de la neozelandesa Media Design School, y se inscribe en el primer grupo: el de los videojuegos empáticos. Su objetivo es concienciar sobre el Síndrome de Fatiga Crónica, una dolencia muy jodida de la que aún no tenemos demasiada idea en ninguna de las disciplinas de la salud.El videojuego nos presenta, con un diseño en colores pastel que contrasta con el tema, tres días en la vida del susodicho Robin. A lo largo de ese periodo tendremos que tomar distintas elecciones sobre cómo vamos a pasar el tiempo y qué hacer con el día a día de su enfermedad, dependiendo nuestras acciones de la fatiga acumulada. Y según las opciones tomadas podremos ver uno de los tres finales posibles.
Robin está disponible de manera gratuita en itch.io, por si quieren probarlo ya. Y además, están buscando apoyo en Greenlight para poder subirlo a Steam (donde seguirá siendo gratuito) y que así llegue a más personas. A mi juicio, tenerlo así de accesible en la plataforma de Valve será una manera fantástica de ayudar a otros a comprender el problema sobre el que trata.Greenlight