Si hablamos de juegos de conducción este año (o si leemos sobre ellos en todos los medios) lo más probable es que encontremos información del nuevo Forza para Xbox One o de Driveclub para PS4. Sin embargo, el próximo diciembre saldrá un juego de conducción de Ubisoft (Assassins Creed, Far Cry, Valiant Hearts o Watch Dogs entre otros).
Ya hemos podido jugar a los dos primeros, que proponen juegos de conducción similares, aunque con un estilo más cercano a la simulación en el caso de Forza y más arcade en el caso de Driveclub.
¿Por qué hablarles entonces de un juego como The Crew que llega dos meses después, de una editora que apenas ha tocado el género de conducción y del que prácticamente nadie está hablando? Pues porque esto es Nivel Oculto, y si en algo somos expertos es en prestar atención a juegos que vuelan bajo el radar.
Para empezar quiero definirles en qué género se mueve The Crew. No es un simulador de conducción, y no pretende ser realista. Su mundo abierto se asemeja mucho a un sandbox tipo GTA, con la gran diferencia de que nunca te bajas del coche (ni puedes usar armas). La etiqueta que más me convence después de darle vueltas es Juego de conducción arcade RPG online.
Es difícil de definir, porque The Crew es mucho más que un juego de conducción. Para comenzar, nos insertan en un tutorial de la historia (sí, tiene modo historia) en el que nos explican que existe un club de competición callejera llamado 5-10 dirigido por nuestro hermano, al que asesinan culpándonos a nosotros.
5 años después, el asesino a tomado el control del club y lo ha transformado en una mafia con la ayuda del agente federal que nos puso la trampa. Nuestra labor: colaborar con la policía infiltrándonos para encontrar pruebas en contra del agente federal y vengarnos del asesino de nuestro hermano.
De este modo, nos enseñan las partes más básicas del juego desde la ciudad del motor: Detroit, para luego dejarnos en el modo libre en el que recorrer una versión simplificada de EEUU. Así, podemos recorrer la ruta 66 sin gastarnos un duro (ni semanas de viaje). O recorrer las calles de Nueva York a toda velocidad.
Dentro de estas carreteras habrá gran cantidad de pruebas y retos que te permiten subir de nivel, mejorando el vehículo con nuevas piezas (y nivel) y aumentar habilidades de conducción (al más puro estilo del rol). Por otro lado, las misiones no son excesivamente variadas, siendo obviamente las carreras callejeras y pruebas de velocidad la inmensa mayoría, pero siendo estas en circuitos abiertos al tráfico (y sin barreras de ningún tipo que acoten el circuito), y circuitos que parecen escenas de películas al estilo The Fast and The Furious, nos parecerá que siempre estamos haciendo algo nuevo. Además, hay momentos de huida y persecución tremendamente tensos y adictivos.
En el terreno gráfico, The Crew no destaca como sus grandes competidores, estando bastante por detrás en el apartado visual. Sin embargo, la gran cantidad de kilómetros, los impresionantes amaneceres y atardeceres y la variedad de ecosistemas y paisajes que recrean lo mejor de EEUU, compensan con creces que unas rocas se puedan ver en exceso poligonales para la Next Gen. En definitiva, no debemos olvidar que es un juego de conducción y que no está pensado para que nos paremos a admirar el paisaje a un metro, sino para ver grandes panorámicas (que es lo que intenta conseguir en todo momento, con escenarios enormes y con una gran distancia de dibujado).
En el terreno de la jugabilidad, diré que se controla de una manera muy arcade con diferencias entre vehículos y tipos de modificación (se pueden adaptar los coches a diferentes terrenos, estilos e incluso a aspectos visuales muy diversos). La conducción no es difícil de aprenderse y al poco rato estarás disfrutando por las carreteras de todo el país.
El sonido creo que es un punto negativo, ya que aunque el coche ruge de una manera más que adecuada, en el modo libre, cuando te puedes tirar una hora y media conduciendo, se agradecería poder subir el volumen de la radio, ya que contiene temas de Arctic Monkeys, Lorde o The Glitch Mob entre otros. Una gran selección musical que se desperdicia bajo el rugido del motor.
Las cámaras son las típicas de cualquier juego de conducción: Trasera cercana, Trasera lejana, Subjetiva frontal, Subjetiva Capó y Subjetiva piloto. Estas cámaras nos permiten apreciar el gran mimo que se le ha puesto al diseño de cada coche, no sólo por dentro si no por fuera, dándonos la sensación de que tenemos un coche real y muy detallado.
En cuanto a las físicas, son mucho mejores que las de Watch Dogs, siendo perfectas para un juego arcade. Por ejemplo, aunque el coche se deforme con los impactos, éste nunca deja de funcionar y se termina reparando sólo en el modo libre. Una gran ventaja cuando te la pegas a doscientos kilómetros por hora en medio de Monument Valley.
Como dato curioso hay que añadir que esta es la ópera prima de Ivory Tower, un estudio francés con antiguos desarrolladores de varios (y variados) títulos de conducción. Así podemos tener unas persecuciones similares a Need For Speed, unos impactos similares a los de Burnout, y un modo libre que guarda semejanzas con cualquier Sandbox moderno.
Estamos, en definitiva, ante un juego que cumple. Divertido, entretenido y profundo. No es un juego diseñado para emular la experiencia más auténtica de la competición, es un juego que busca atraer a los conductores arcade en su modo historia, y a aquellos que sólo quieran relajarse conduciendo por las carreteras después de un largo día de trabajo, y visitar los puntos más emblemáticos de EEUU sin salir de casa.