Análisis – Niko: Through the Dream

Niko:Through the Dream

Niko: Through the DreamCrítica

Desde que los videojuegos abandonaron los salones recreativos para instalarse tímidamente dentro de los hogares se ha ido confeccionando un subgénero que alcanzó su cenit allá por los 90 con Myst y que ahora parece estar viviendo una segunda juventud. Me refiero por supuesto a los puzles oníricos. Juegos pensados para un disfrute pausado en el que entender lo que hay que hacer se convierte en un juego mayor (y más divertido) que hacerlo, para lo cual los diseñadores se suelen valer de un derroche creativo a nivel estético que ejerza a su vez de soporte narrativo. Su evolución desde los lejanos tiempos del grunge ha ido encaminada a dinamizar sus mecánicas manteniendo la esencia, otorgando al jugador una mayor libertad a la hora de desplazarse por el mundo creado por el desarrollador. Niko: Through the Dream se asienta sobre estas bases clásicas sin terminar de estar del todo seguro con su propuesta, lo cual termina resintiendo un acabado que es muy superior a la sensación que he podido tener durante la mayor parte de la aventura que me propone Studio Paint.

Imagino que durante el desarrollo de esa entelequia llamada videojuego, los diferentes miembros de los estudios terminan aceptando ideas y mecánicas por motivos que me siento incapaz de valorar. Pienso en el miedo a que el juego sea demasiado corto, a que lo acusen de repetitivo, a que la imagen que cada uno tenía formada en su cabeza sobre el resultado final no se ajuste a las expectativas. Niko: Through the Dream comienza con una animación brutalmente larga en la que conocemos a Niko, la protagonista de nuestra historia. Esta animación, realizada con unos interesantes dibujos a mano en blanco y negro, se contempla con agrado gracias al buen trabajo de Marc Domínguez, sin embargo su valor narrativo es cuestionable, máxime si lo comparamos con su duración. Afortunadamente todo esto se olvida cuando el juego comienza y se despliega un universo tan bello como interesante. Si la pretensión de Studio Paint era la de dibujar sueños, puede dar su objetivo como sobradamente cumplido. El mundo de Niko: Through the Dream se presenta limpio y minimalista, con una ausencia general de texturas que le otorgan una sensación irreal y elegante que invita a su exploración. Un universo que a pesar de su extraña lógica de ensoñación se muestra coherente, cosa nada fácil cuando se dispone de un lienzo en blanco y la excusa infinita de los recovecos mentales para poder dar rienda suelta a la imaginación. No sé si este acabado tiene algo que ver con la lógica economía de medios del estudio o con un diseño pensado así desde el comienzo, pero el resultado es difícilmente mejorable.

La aventura avanza a base de distintos acertijos a resolver, o al menos así lo hace en primera instancia. El universo de Niko: Through the Dream nos va proponiendo diferentes acertijos en el que la comprensión de la utilización de símbolos, elementos y colores se mezclan con otros tipos de puzles que van desde el uso de diferentes climatologías (lo que recuerda a Mind: Path to Thalamus) o un tramo final que es algo así como Portal meets Cube. Todos ellos se mueven en la complicada línea de “accesibles sin resultar sencillos”, por lo que todos ellos proporcionan en el jugador, o al menos en mi caso así ha sido, la agradable sensación de sentirse inteligente cuando das con la combinación de elementos correcta. El problema aparece cuando los puzles pasan a un segundo plano en pos de elementos “plataformeros” que no acaban de encajar en el conjunto. Su problema no es tanto su propuesta como su ejecución, la cual se encuentra lastrada por un control que no está pensado para estos menesteres. Notas que algo no acaba de encajar la primera vez que te encuentras bajo el agua y confirmas que la cosa no va bien la enésima vez que eres alcanzado por una sierra mecánica por culpa de una inercia que simplemente no debería de estar ahí. Esto no sería un problema, o al menos no sería un problema grave, si se tratara de algo puntual, pero estamos hablando de un 30% del tiempo de juego. Por último también existen una serie de enfrentamientos puntuales con “enemigos” que en general están bien resueltos.

Otra extraña decisión es el tratamiento de la trama. A raíz de la importancia otorgada a Niko en la introducción resulta extraño que la narración se desgrane a base de pequeñas historias repartidas por los escenarios, las cuales pueden no encontrarse si el jugador no está atento. Estos relatos, contados con el mismo estilo de trazos dibujados a mano, dejan entrever el pasado de nuestra protagonista y dan sentido al conjunto. Prescindir de este recurso con el que animar al jugador a seguir avanzando es difícil de argumentar. Lo mismo ocurre con el final, el cual únicamente es revelado tras la finalización de los créditos y que de nuevo contrasta con la importancia de la intro. También resulta desigual el tratamiento musical, con una banda sonora que acompaña perfectamente durante la aventura con arreglos de toda índole y que falla en el remate final con un tema compuesto para la ocasión que no se encuentra a la altura mostrada durante el resto del título.

He disfrutado mucho con el universo de Niko: Through the Dream. Su acabado artístico habla por sí mismo en las capturas que acompañan este texto, moviéndose con elegancia entre la alegría y la tristeza sin que ninguno sobresalga sobre el resto. Los diferentes puzles resultan variados, entretenidos y accesibles, lo que para alguien con tendencia a la rápida desesperación como un servidor es simplemente perfecto. El desgaste del conjunto lo componen esos niveles en los que parece olvidarse de su esencia y se lanza al vacío de una exigencia de variedad mal entendida. La ausencia de una trama de peso que invite al jugador a “querer saber más” tampoco ayuda, pero esto no puede afear un conjunto en el que el vaso siempre se ve medio lleno. Niko: Through the Dream peca de lo que es, el primer desarrollo de un estudio destinado a darnos más alegrías a nada que cuente con el apoyo financiero y de tiempo necesarios para poder explorar todo el talento que llevan dentro.

Niko: Through the Dream

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