Mi vida de la consola al PC

Mi vida de la consola al PC 2

Mi querido compañero de blog Javier Alemán, en su momento, escribió un excelente artículo en el que explicaba enérgicamente los motivos que le habían llevado a dejar de utilizar consolas y centrarse en un PC como plataforma de videojuegos principal. Pasado un tiempo, yo también me he convertido, y en este artículo cuento no sólo los motivos que me han llevado a tal cambio, sino la evolución de una persona que históricamente siempre ha jugado con consolas, hasta que pensó que el PC realmente era una mejor opción. Que nadie cambie de canal, os prometo que seré breve.

Fase unicelular

Lo primero que recuerdo es que era capaz de montar los componentes de un Spectrum ZX (TV, cassette etc) desde que tenía 7 años. Aunque es cierto que en aquél entonces intentaba programar cosas en BASIC, principalmente lo utilizaba para jugar, así que se muy bien lo que es esperar 7 minutos a que cargue un juego, para luego ver una pantalla negra con borde blanco que te devuelve al promt de BASIC. También se romper ordenadores a puñetazos jugando al Livingstone Supongo, y como romper el diseño de un juego añadiéndole vidas infinitas a través de pokes, o frustrarme al no ser capaz de terminar Manic Miner, o Abu Symbel, o tratar de averiguar que había que hacer en The Trap Door.

Mas tarde me sentí estafado, porque en España se empezó a anunciar la NES, y mis amigos más cercanos la tenían. Así que yo debí hacer las cosas muy bien y en unos reyes me regalaron la consola. Las cargas instantáneas y los juegos similares a lo que había en los recreativos quizá fue lo que más me llamó la atención. Claro que después de haberme enfrentado a títulos infernales en Spectrum, tenía paciencia suficiente como para afrontar la gravedad del salto de Super Mario. la verdad es que juegos originales creo que llegué a tener seis o siete, pero el autobús que nos llevaba de casa al colegio se convirtió en un autentico centro de negocios, así que pude intercambiar mi querido Batman por otros títulos como la saga Megaman, o el Track and Field II por el punchout y luego por el Duck Tales… otras veces nos juntábamos en casa del niño rico para jugar a toda su colección de juegos, TMNT, Chip n Dale, Ghost \’n\’ Gobblins etc. Recuerdo estar en Galerías Preciados con el Walkman autoreverse recién estrenado mirando los stands con juegos de NES que nunca podría tener. Era complicado explicar a un padre el motivo por el que necesitabas tener otro juego.

Morula

A la par que yo estaba totalmente sumido en el universo Nintendo, mi mejor amigo tenía un Amstrad CPC con diskettes que cargaban rápido juegos que yo no tenía, o versiones mejoradas de los que tenía aún en el Spectrum ZX. Mi amigo me llamó el día que se lo compró para que intentáramos averiguar cómo cargar algún juego de los que tenía. Nos pedimos en el Centro Mail nuestros «packs de cine» que en su día lo petaron fuerte. Recuerdo especialmente que en Spectrum era un infierno cargar el Cazafantasmas II, porque primero había que cargar el menú, luego la primera fase, luego la segunda… y mi amigo simplemente como mucho cambiaba de diskette. Mi vecina tenía un Commodore 64 y yo la pervertí con los juegos, ya que ella los tenía en un armario y los descubrimos, eramos pequeños no penséis cosas raras.

La primera consola portátil que vi fue la Game Boy. La trajo un amigo a mi casa, que por lo visto sus padres se la habían comprado en EEUU, y en los cartuchos tenía eso de «THIS SIDE OUT». El tetris y el Amazing Spiderman fueron suficientes para que mis ganas de tenerla aumentaran de forma exponencial. Quizá lo de que entraba en un bolsillo estaba cogido con pinzas, pero la batería duraba mucho, y era una gozada poder jugar donde fuera, aunque ese donde fuera siempre era sentado/tirado en el sofá del salón, o en la piscina. La Game Gear era algo inalcanzable y poco portátil por lo que pude usarla (ese Castle of illusion) y la Lynx no llegué ni a verla más allá de las revistas.

División Celular

Mis primos eran los que lo petaban más fuerte siempre. Mientras yo estaba haciendo todas estas tonterías, ellos jugaban con su ordenador y los diskettes de 5 1/4, y para mi aquello era muy hostil, no conocía a nadie que los usara y los juegos que cargaban eran muy diferentes de los que había visto en las otras plataformas. Siempre tenían de todo lo último y me enseñaban todo, y yo siempre quería ir a su casa a trastear. Yo creo que les debo mucho de lo que soy hoy.

Pasados unos años, la cigüeña me trajo una Super Nintendo, y entonces la pobre NES se quedó en una caja de zapatos con sus mandos y juegos que aún conservo impolutos por mi particular manía de guardar cajas e instrucciones sin apenas haberlas tocado y con mucho cuidado. Esa caja de zapatos está guardada en un trastero y sigue perfectamente impoluta y funcional, y la tengo mucho cariño, por eso creo que hay un componente muy emocional en este mercado.

Recuerdo la Super Nintendo como la mejor consola. Tenía un catálogo de juegos increíbles que siempre recordaré, y me encantaba el tacto del mando respecto a la anterior generación que era más incómodo, y además con muchos más botones. En ese momento mi amigo se distanció de los juegos para convertirse en un salvaje, así que perdí de vista su amstrad, y el spectrum ZX hacía tiempo que ya estaba guardado en un lugar que descubriría pasado un tiempo. No obstante, mi padre compró un Pentium 266, y como no había más sitio en la casa, lo colocó en mi habitación ante la mirada envidiosa de mi hermana. Ese momento supuso un antes y un después.

Durante una temporada varios años me iba a Inglaterra de intercambio, y en la casa en la que estaba tenían una Megadrive, en la que pude acabar con muchos mitos. Se que en este blog hay auténticos fans de esta consola, pero cuando jugué la primera vez a Sonic realmente no supe cual me gustaba más, si Mario o Sonic, aunque la versión de Street Fighter no me gustó. Tenían una excelente colección de juegos que me hizo entender que había algo más allá de la Super.

Gastrulación

En esa época aprendí muchísimo, porque descubrí que realmente me encantaba la informática, pero de forma no muy consciente. Twinsen empezaba a pasarse por mi casa para enseñarme cosas, y arreglar problemillas cuando aún tenía pelo, y alimentaba mi cerebro de auténticas joyas en forma de juegos para PC que yo intentaba usar en mi equipo, y muchas veces era complicado porque no tenía los requerimientos mínimos. Así que para alguien que venía de las consolas, eso era como volver a la época del ZX Spectrum… no poder disfrutar un juego por las limitaciones de la máquina y además añadiendo complejidad al sistema que me desconcentraba de mi objetivo, que era jugar.

El siguiente PC que tuve, ya me lo monté yo por componentes, en una época en la que ya tenía una PSX, un cambio de generación que me dejó completamente flipado, sobre todo cuando jugué a la demo de tekken 2 que venía con la consola, y mi primera interacción con Wipeout. Aunque claramente me lleve un tortazo en la cara cuando jugué al Resident Evil. Era una época en la que las conversaciones en el instituto relativas a videojuegos empezaban a ser muy reales, y a mi eso me llamaba mucho la atención. Conversaciones del tipo «tienes que coger un cuchillo que está en el tercer cajón y abrir una puerta».

El PC como tal seguía estando en mi vida, aunque jugaba mucho más a la play, en el PC me dediqué a aprender a cargarme el sistema operativo, y a instalar linux hasta que conseguí hacerlo funcionar, fue una época muy dura eso de no tener internet o muy poco internet para poder consultar cualquier cosa. Poco a poco mi entorno familiar me fue considerando técnico informático, y tenía que arreglar ordenadores por aquí y por allí. Que poquito agradecido es ese mundillo, que en otro momento y quizá hasta en otro blog explicaré. por ser demasiado off-topic.

Desarrollo y diferenciación

Empecé a valorar que para poder jugar en el PC tenía que gastarme un dinero en una tarjeta gráfica, memoria, etc, pero tenía que irme a mi habitación. Me compré una tarjeta gráfica y me convertí en antisocial durante un tiempo, ya que descubrí Quake III arena, y además retomé unos cuantos juegos para PC a los que en su momento no pude jugar. Aún percibía una tremenda diferencia entre mi consola y el PC, y me parecía que eran elementos muy complementarios, además de que el rendimiento entre los juegos de mi PC y los de la PSX, en cuanto a fluidez no tenían nada que ver. Creo que esa fue una época paralela a la que estamos viviendo hoy en día con la escalada de potencia de los teléfonos móviles.

Poco después, La Dreamcast llegó a mi vida y quizá es la consola a la que más juegos arcade jugué… Recuerdo semanas en lo que lo único que hacía es jugar al Crazy Taxy con mi novia, ahora mi actual mujer. Nunca entendí el fracaso absoluto de esta consola, ya que en mi caso al menos, me dio muchas alegrías, aunque salvo Shenmue no jugué a demasiados juegos profundos. Cierto es que en el camino me salté la Saturn, que conocí de su existencia por revistas, y porque un amigo de un amigo tenía una, aunque no dudo que tuviera grandes glorias en su catálogo, no guardo un buen recuerdo de lo que vi.

Crecimiento

Después la Xbox (primera consola de Microsoft) la recuerdo porque era un PC, con su disco duro de PC, su placa de PC, etc, pero tarde un poco en darme cuenta. Por algún motivo la prefería antes que una PS2, aunque posteriormente descubrí que era una tontería. Empecé a darme cuenta de que la plataforma no era importante. Y aunque si que jugué mucho a ambas, son consolas a las que ya no tengo especial cariño, y esa falta de cariño se mantiene. En este momento me di cuenta de que la plataforma en la que jugaras un juego no era importante, sino el juego en sí mismo. En este caso hablo de Silent Hill 2, y Metal Gear Solid Substance, ambos juegos disponibles para Xbox y PS2. particularmente Silent Hill 2 me marcó muy profundamente.

Me emocioné mucho comprando una Xbox 360, porque me encantó todo el HALO de Xbox Live… y quizá en esta última generación es cuando he sufrido una transformación más grande, después de varias luces rojas y mucha ventilación loca. Al principio me gustaba jugar online al Call of Duty 2 en Xbox Live, luego jugué en PC y lógicamente la experiencia de control y el dinamismo online no tenía nada que ver. Nos querían acostumbrar, ya desde la Dreamcast, a jugar a FPS con un mando, y convencernos de que la experiencia era igual. Durante muchas horas estuve enganchado al online del Splinter Cell Pandora Tomorrow, y me encantaba poder hacerlo en una consola.

Cuando prometí que este artículo era breve, os engañé vilmente, si quieres puedes empezar directamente a leer a partir de aquí, lo anterior son ñoñerías que suelo contar siempre.

Madurez

Poco a poco fueron pasando los años y la Xbox 360 fue cogiendo más polvo, y yo estaba sumido en un caos. Y aquí es donde empezó Nivel Oculto, y empecé a conocer y leer textos de personas que conocen bien todo esto. Aqui he reflexionado públicamente en mas de una ocasión sobre la muerte del PC, y luego me desengañé amargamente de todo aquello gracias al conocimiento que tienen el resto de los integrantes de esta casa y de gente que vino a comentar. Las limitaciones de las consolas se han hecho cada vez más claras para mi en estos últimos años, y lo mejor ha sido cuando he conocido las dos últimas ofertas de los grandes competidores.

A mi entender el problema viene cuando las consolas dejan de tener juegos que realmente no se puedan conseguir de otra forma, que el negocio de las exclusividades se rompa, y que las generaciones de consolas sólo crezcan en limitaciones para los usuarios aunque también supongan un crecimiento ficticio a nivel gráfico, que fácilmente supera el PC siempre. De esa manera no se crea un ecosistema del tipo usuario-plataforma-juego irrompible, porque el usuario siempre puede conseguir ese juego en su pc, verlo con mejor calidad, y no someterse a todas las limitaciones que tiene la plataforma. En definitiva, ¿Qué valor añadido tienen estos dispositivos para el gran jugador, no el GAMER?… creo que no aportan nada más que el que están contenidos en una caja perfecta para que quepa en el salón.

Consolidación

Llevo unos días estudiando la manera de llevarme el PC al salón, pero no encuentro la forma de hacerlo, ya que o bien las cajas son demasiado grandes o el ruido es demasiado alto, siempre sin irnos a costes realmente elevados que quiten el sentido al proyecto, es el último coletazo que me queda por resolver respecto a las consolas. A día de hoy, para cualquier persona que quiera jugar y se interese por jugar durante muchos años, un PC es lo mejor, porque libera al usuario de muchas ataduras, o al menos, de las ataduras de las que aún podemos librarnos. Preguntaros esto: ¿Qué puede hacer una consola que no pueda hacer un PC?, y ¿Qué puede hacer un PC que no pueda hacer una consola?. Realmente, entrar en el ciclo de vida de una de estas consolas, supone aceptar sus normas, ellos deciden cómo y tu pagas por ello, y además vas a tener el mismo hardware para jugar a juegos triple AAA que estén en un PC disponibles, durante mucho tiempo.

Con un PC la oferta de juegos es la más amplia. Lo único que echaría de menos, y en mi opinión eso es de lo que trata una consola, es a Nintendo y sus juegos, y realmente los echaría mucho de menos, aunque creo que aún no es momento para comprar una Wii U. Nintendo podrá criticarse por muchas cosas, pero tiene clientes más fieles que Apple, a la que en mi opinión se parece bastante en su modelo de negocio. La sensación de jugar a algo exclusivo y directamente unido al hardware en el que lo juegas, no existe en ningún otro producto del mercado, y es esa la sensación que yo tenía con la Super Nintendo. Aunque es cierto que les falta tiempo para adaptarse a la forma de consumir contenidos online, con esto me refiero a la eShop, y que aún no hay una web para comprar, o un app móvil.

Y el coste engaña. Hay personas que afirman que jugar en un PC es mucho más caro que jugar con una consola. Esta frase es totalmente imprecisa y carente de una valoración más en profundidad. A 60-70 € por juego, y pongamos que merezca la pena comprar 5 juegos al año, nos vamos a 350 €, la consola cuesta al final unos 550 € si quieres otro mando, que es muy común, sin contar con una suscripción tipo Xbox Live. Un PC, y Steam supera eso y además el ciclo de vida es mucho más amplio. Quizá haya una excepción con PSN Plus, pero el problema es que si ya tienes una PS3 y quieres comprar una PS4, siento mucho informarte que no vas a poder jugar a tus juegos de PS3. Y una vez más te sientes limitado.

Por eso, y teniendo en cuenta toda mi trayectoria consolera, miro a mis compañeros de blog y no tiemblo lo más mínimo al decir que creo que el dinero mejor invertido es el invertido en un PC, ya que es la plataforma a la que más rendimiento puedes sacar para jugar, si realmente te gustan los juegos, y no sólo sirve para jugar, realmente sirve para todo.

Salir de la versión móvil