Los cromos de Steam

Los cromos de Steam 2

Se acabaron las rebajas veraniegas de Steam y mientras algunos se sienten satisfechos con las compras, otros se arrepienten de haber caído en la tentación consumista. Esa cantinela es ya un disco rayado bastante popular, como también lo es que desde el servicio de Valve nos inviten una vez más a participar en algún evento relacionado con los juegos de su catálogo. En ese sentido, lo de poder votar en las llamadas ofertas flash parece haberse convertido ya en la norma, aunque también es verdad que cada verano nos han ido ofreciendo alguna variante de este sistema para seguir engatusándonos con sus rebajas. Este año, el conejo que se han sacado de la chistera para tenernos a todos pegados a la pantalla ha sido el invento de los cromos.

Los que han comprado estos días en Steam o hayan pasado por allí a curiosear, habrán visto cómo funciona el asunto, pero de todas formas voy a resumirlo para el resto. Los cromos son tarjetas dibujadas que se pueden conseguir jugando a algunos títulos del catálogo de Steam. Estos cromos aparecen en nuestro inventario de objetos virtuales, de la misma forma que los cupones de descuento y otros artículos comerciables, lo que significa que se pueden intercambiar o vender a otros usuarios. Al completar la colección de cromos de un juego, tenemos la opción de usarlos para fabricar una insignia.

Como muchos ya sabréis, las insignias son una forma de distinguirnos, de presumir en público de nuestras habilidades o dedicación a los videojuegos. La peculiaridad de estas nuevas insignias es que al fabricarlas nos darán diferentes artículos comerciables, como emoticonos o dibujos para usar como fondo en la pantalla de nuestro perfil de usuario. Asociado a todo este tinglado se ha añadido un sistema de experiencia que también sirve para distinguir a los jugadores; al obtener insignias vamos sumando puntos y subiendo nuestro nivel en Steam.

A lo largo de estos días se han estado repartiendo también unos cromos especiales, solamente mientras duraba el periodo de las ofertas: Los cromos de la excursión de verano. Cada vez que gastabas 10$ comprando juegos o votabas por tercera vez en una oferta flash, obtenías uno. Por supuesto, estos cromos también servían para fabricar una insignia especial que podías añadir a tu exposición de trofeos.

Seguramente la explicación os ha parecido un galimatías. De hecho, al principio me dio cierta pereza informarme de la utilidad de todos estos cromos, insignias y mandangas. Sin embargo, fue solamente cuestión de votar unas cuantas veces e intercambiar impresiones con algunos de mis contactos en Steam para empezar a ver realmente cómo funcionaba el asunto. Al final de las rebajas había conseguido la insignia de la excursión de verano y un euro en mi cuenta, vendiendo un cromo raro y algunos repetidos.

Dicho esto, lo que me interesaría comentar aquí son una serie de preguntas y reflexiones que podemos hacer a tenor de lo visto. Para empezar, reconozco que me ha gustado lo de que nos den cromos y podamos cambiarlos; esa particular vuelta al patio del colegio y a los álbumes tiene su encanto. Incluso me ha sorprendido comprobar que el sistema de venta de cromos puede reportarnos unos pequeños beneficios, simplemente por hacer lo mismo que ya estábamos haciendo, que no es más que dedicarnos a jugar.

Visto así, todo pinta muy bien y por la rapidez de las transacciones se puede adivinar que el juego de los cromos ha tenido éxito, pero analizando las cosas con detenimiento nos daremos cuenta de que detrás de este entretenido pasatiempo hay también una operación de «gamificación» de su servicio de venta; una nueva estrategia comercial de la empresa Valve para mantenernos pegados a su escaparate de productos y tentarnos así para que sigamos comprando. Una táctica lícita, es verdad, pero pienso que también discutible.

Podemos hablar, por ejemplo, sobre algo de lo que quizá no todo el mundo sea consciente: El peligro de gastar demasiado dinero en nimiedades. Con la tontería de la compra de cromos, algún incauto puede acabar canjeando demasiado dinero real para acceder a las insignias por la vía rápida, sin darse cuenta de que unos emoticonos, un fondo de escritorio o un expositor quizá no valgan el desembolso. No sé hasta dónde serían capaces de llegar algunos con esta práctica; aunque los precios del mercado no me están pareciendo excesivos, la tentación es grande y hay muchos cromos que coleccionar. Cabría preguntarse qué cantidad estaría dispuesto uno a pagar por estas cosas.

Bajo mi punto de vista también podría ser reprochable que hagan distinciones en el propio servicio dependiendo del dinero que cada uno se gaste, aunque sea con detalles de poca importancia como los citados emoticonos. Soy partidario de que los premios a los mejores clientes se den en forma de cupones con descuentos, por ejemplo, y no con mejoras en la aplicación de Steam que podrían estar disfrutando perfectamente todos los usuarios.

Sin embargo, a pesar de mis reservas con este tipo de prácticas de mercadotecnia, vuelvo a repetir que la idea de los cromos me parece un invento divertido si se sabe llevar con mesura. En cualquier caso el usuario siempre tiene la última palabra para dejarse seducir o resistirse a la compra compulsiva. En definitiva, se trata de una cuestión de aplicar el sentido común.

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