Para estrenarme en la sección También leemos, cosa que quería hacer más tarde o más temprano y por fin cumplo, voy a hablar de algunos libros que descansan en mis anaqueles. He organizado una selección que no tiene únicamente en cuenta la calidad de los textos, sino también otras razones por las que aprecio estos volúmenes. La presentación, la edición o las circunstancias y origen de su compra son independientes de la naturaleza de las obras, pero añaden igualmente su valor particular a mi biblioteca. Con la redacción de este artículo, que dividiré en dos partes para no extenderme demasiado, no pretendo ejercer de crítico, sino recomendar unos cuantos libros y al mismo tiempo invitaros a descubrir lo que tenéis en vuestros estantes. Empecemos.
En Buenos ingredientes, un texto reciente que trataba sobre el atractivo de distintos personajes en clave de humor, mencioné La guerra de los mundos, de Herbert George Wells. Mi ejemplar de esta novela es el primer volumen de una serie de aventuras de la editorial Bruguera que compré siendo un chiquillo. Esta colección, llamada Club joven, constaba de cien libros selectos de diversos autores de la literatura universal. Cinco semanas en globo (Jules Verne), Las aventuras de Tom Sawyer (Mark Twain), Robinson Crusoe (Daniel Defoe), La mariposa y el tanque (Ernest Hemingway), Mi vida (Anton Chejov), La guerra de las salamandras (Karel Capek) o Platero y yo (Juan Ramón Jiménez) son algunos de los títulos de una antología en la que ni una sola pieza tiene desperdicio. Recuerdo haber completado la colección con tanta ilusión como esfuerzo, pues cada entrega semanal costaba trescientas pesetas y por aquel entonces mi paga no daba para muchos caprichos.
Es una lástima que la presentación no esté a la altura de la calidad de los escritos, aunque después de tantos años uno le coge cariño a su primera colección de libros. El problema es que la encuadernación en cartoné no es muy buena y los colores llamativos y las ilustraciones no han resistido bien el paso de las modas; cuando las editoriales pretenden dar un aire juvenil a sus publicaciones, pienso que algunas veces el aspecto se queda pronto anticuado. Aún así, la selección de las obras es tan buena que podría haber elegido cualquiera, aunque al final he optado por La guerra de los mundos por ser el primer volumen de la colección y de quien se convirtió en uno de mis escritores favoritos. El relato de Wells, publicado por primera vez en 1898, narra la invasión marciana de nuestro planeta y las desventuras de su protagonista, un articulista inglés que sobrevive al ataque de los alienígenas. La novela, que en el fondo es una crítica del colonialismo, se ha convertido en un clásico de la literatura de ciencia ficción, siendo adaptada al cine, la radio y la televisión en varias ocasiones.
El siguiente libro que he seleccionado es Antología poética, de Federico García Lorca. Pertenece a la colección Grandes Poetas de la editorial Orbis-Fabbri, compuesta por cincuenta y dos volúmenes de reconocidos autores, la mitad de habla hispana y el resto traducidos a nuestra lengua. El inconveniente de la poesía traducida es que pierde la rima y la métrica, resultando así imposible disfrutarla como en el idioma original, aunque en algunos libros se ha optado por una edición bilingüe que solventa el problema. Por lo demás la antología es atractiva, no solamente en cuanto a las obras sino por la presentación de las mismas: Formato adecuado al tipo de lectura, encuadernación en tapa dura, separador de páginas de tela, títulos en oro y blanco sobre un fondo burdeos o turquesa y todos los lomos de este último color. Solamente hubiera pedido un papel más blanco para las páginas y un mejor desbarbado en el corte.
Ya que Lorca es uno de mis autores favoritos, me he decantado por este libro aunque el resto de escritores no lo desmerezca. El volumen reúne la poesía significativa del granadino, desde los primerizos versos de Canciones y Libro de poemas, pasando por el Romancero gitano y Poema del cante jondo, donde plasma a través de la imaginería andaluza las injusticias de la burguesía y las obsesiones del poeta con la muerte y la sexualidad, o el dominio de sus recursos estéticos en Llanto por Ignacio Sánchez Mejías y su madurez política y social desvelada en Poeta en Nueva York y otros poemas relacionados. Federico García Lorca es, probablemente, el autor con más talento de la Generación del 27, pero no le admiro solamente por su genio: Se posicionó políticamente al lado de los desfavorecidos, en la piel de los gitanos del Albaicín frente al abuso del poder representado por la Guardia Civil y en el negro Harlem contra las injusticias capitalistas de Wall Street. En 1936, al estallar la guerra civil, fue denunciado y apresado, acusado de ser funcionario de la república y homosexual. Lo asesinaron vilmente, a tiros; lo mató la envidia de esos seres mezquinos que nunca llegarán a ser ni una sombra de lo que fue Federico.
El argumento del tercer libro que he escogido no debe de necesitar mi explicación, porque me refiero a Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes. Es la obra más conocida de la literatura española y seguramente se enseña en todas las escuelas de cualquier país de habla hispana, así que me limitaré a contar por qué teniendo ya un ejemplar de la novela en una colección de libros de tapa dura en guaflex, me gasté un dineral del que no quiero acordarme para comprar este otro. El motivo se debe a que no me pude resistir a la tentación de esta edición del año 1998, publicada por el Instituto Cervantes y dirigida por el hispanista y académico Francisco Rico.
La edición, que consta de la novela de Cervantes y un volumen complementario, viene en un estuche forrado; si quitamos la sobrecubierta de papel de los libros, veremos que también llevan el mismo forro de tela roja. En el interior de este Quijote tan especial se han escrito notas explicativas al pie de página y se incluye un prólogo redactado por varios especialistas, con datos históricos sobre la vida y cultura de Cervantes, además de un estudio preliminar de Fernando Lázaro Carreter. En el volumen complementario, además, encontramos lo siguiente: Comentarios de cada capítulo redactados por eminentes cervantistas, notas que criban la bibliografía en torno a la obra y cuanto con ella se relaciona, apéndices dedicados al lenguaje de Cervantes, una antología de los libros de caballerías y un itinerario de don Quijote completado con mapas y planos, ilustraciones fieles a la indumentaria, armamento y objetos de la vida cotidiana evocados en la novela y, para acabar, la bibliografía y un índice de episodios y personajes. Redondea esta edición, por si a alguien no le parecía suficiente, un disco compacto con la obra en formato digital y una utilidad para la búsqueda y análisis del vocabulario del Quijote.
Y hasta aquí llego con la primera parte del artículo, de manera que os emplazo a leer la continuación en cuanto salga publicada. Espero que os haya gustado y, por supuesto, podéis comentar lo que os venga en gana y hablar de vuestros libros si os apetece. Como decía al principio, estáis invitados a hacerlo.