Una de las mayores sorpresas de Mass Effect 2 es que respetase las decisiones tomadas en el primer título. No solo compactaba la historia, sino que además, producía un efecto en el jugador de responsabilidad. Resultaba evidente mientras jugabas a Mass Effect 2 que las decisiones que tomases en éste tendrían su importancia en la tercera parte de la trilogía. Lo que no esperábamos (al menos yo) es que se contabilizase tal cantidad de decisiones.
En palabras de Casey Hudson, jefe del proyecto:
“Planeamos los puntos más grandes de la historia de un juego al siguiente, pero hubiera sido imposible planearlo todo por adelantado. Algo más importante aún, nunca hubiéramos sido capaces de planear tantas oportunidades creativas si lo hubiéramos realizado todo desde antes. En lugar de eso, registramos lo que un jugador ha hecho en un juego y después le damos todas esas opciones a los escritores para que puedan usarlas de referencia al crear la historia.
Numéricamente, son más de 1,000 variables a las que tendremos acceso para darle forma a la experiencia de Mass Effect 3 teniendo en cuenta a las personas que no han jugado los juegos pasados.
Si definieras un RPG como un juego en donde equipas a tu héroe paseando por un inventario de cientos de ítems misceláneos y pasas horas jugando con estadísticas numéricas, entonces Mass Effect 2 no es uno de ellos.
En Mass Effect 2 nos enfocamos en lo que amamos de los RPG: un increíble sentido de exploración, combate intenso y una profunda historia no linear que es afectada por tus acciones y personalización de tu armadura, armas y apariencia.
Tuvimos una respuesta positiva sobrecogedora con este enfoque y mientras realizamos más ajustes a Mass Effect 3, nos sentimos realmente contentos con la manera en la que ha sido recibido hasta el momento,”
Mass Effect es a día de hoy la mayor y mejor epopeya galáctica de la historia de los videojuegos y una de las mas interesantes de cualquier medio. Si el cierre de la saga es medianamente bueno, puede que nos encontremos con una de esas historias imperecederas, que recordaremos durante mucho, mucho tiempo.
