Hay proyectos que escapan a cualquier lógica de desarrollo o comercial. Títulos que por su singularidad se encuentran como anomalías dentro de un mundillo en el que últimamente cada paso ha de estar justificado en función de una rentabilidad. Pasó con Candle, un desarrollo imposible cuyo proceso, a base de acuarelas pintadas a mano, no tiene más justificación que el deseo de sus responsables de crear algo único. Harold Halibut va por el mismo camino. Una aventura en stop-motion que suma a la propia complejidad de crear un videojuego la dificultad de un estilo de animación cuyo esfuerzo se me antoja titánico.
Harold Halibut nos pone en la piel de Harold. Un bedel/asistente de laboratorio que se encuentra atrapado en una nave llamada Fedora I. Esta nave forma parte de una expedición iniciada hace cientos de años, en 1970, cuando una generación entera fue enviada a diferentes rincones del espacio como última oportunidad de la humanidad para encontrar vida en otros lugares. Como no podía se de otra manera, todo salió mal. La mala planificación y las tontas peleas de mando llevaron a la misión a aterrizar en un planeta compuesto únicamente por agua. Desde entonces la nave lleva sumergida sin aparente posibilidad de cambiar su situación mientras que la vida continuaba su camino y las generaciones de habitantes se sucedían. Harold, que nació a bordo de la nave y que no vivió aquella primera y heroica generación, piensa que existe la salvación y ayuda a la profesora Jeanne Mareaux, una de las principales científicas de a bordo, a intentar encontrar un vía de escape de esta ciudad submarina.Estamos ante una aventura de corte tradicional en la que a través de nuestro protagonista descubriremos una utopía en la que la mayoría de sus habitantes se encuentran completamente desilusionados. De hecho, reconstruir la convivencia y reconducir los esfuerzos hacia la salida de esta situación, será parte fundamental de una trama que parece que se combinará con cierta libertad de acción. De este modo podremos, por ejemplo, relajarnos en el antiguo planetario y contar los extraños peces que pueblan las instalaciones o desafiar a otros habitantes a combates de pulgares. Todo esto sin desatender nuestras obligaciones. También se insinúa una suerte de interacción moral entre los personajes, pudiendo ganarnos la antipatía de algunos según nuestras acciones, pero no sé hasta qué punto está desarrollada esta parte.De lo que no me cabe duda es que Harold Halibut es una belleza como pocas. No me atrevo a cuantificar hasta qué punto el stop-motion aporta algo, pero el resultado es incuestionable. Sumen a eso una banda sonora compuesta por Onat Hekimoglu y un trabajo de sonido (ese gran olvidado) de la mano de Sascha Haus, para aportar el complemento perfecto a esta odisea bajo el mar.
Harold Halibut se encuentra en Kickstarter intentando recaudar 150.000$. La aportación mínima para llevarse una copia digital a casa (PC, PS4 o Xbox One) es de 20€, y ahí podrán encontrar mucha más información sobre el proceso de desarrollo y todo el trabajo que hay detrás de cada fotograma.Página Oficial
