Que los mundos distópicos se han instalado desde hace tiempo en los videojuegos es algo indudable. Además, de todo tipo: mundos opresivos donde la libertad no existe, utopías que se nos han ido de las manos (o que igual no lo fueron ni siquiera en su concepción), catástrofes naturales, guerras nucleares, zombis… Y sin embargo, es difícil encontrar el tipo de sociedad ruinosa que más se parece a la nuestra y que tan bien retrataba el Mundo Feliz de Huxley: el buenrollismo ido de madre.
Así que ahora llega We Happy Few, de las manos de Compulsion Games. Un juego que nos lanza a Wellington Wells, una ciudad que mezcla inspiración sesentera y retrofuturismo, en la que tendremos que mezclarnos con sus gentes, drogadas hasta la extenuación y viviendo en un mundo de negación y falsa felicidad. Y ojito, que no soportan a los aguafiestas.De lo que veo me gusta todo. Esa estética de los años dorados de la economía en EEUU (recuerda al Tranquility Lane de Fallout 3), la idea del estado totalitario que te controla por medio de la felicidad…hasta los diseños de los personajes, con esas máscaras horribles que delatan que algo bueno no está pasando.
El juego anterior de Compulsion, Contrast, me gustó mucho a pesar de sus fallos. Me da la sensación de que son unos genios creando mundos peculiares, y a poco que éste cuente con una jugabilidad a la altura, podemos estar ante algo muy grande.Página Oficial