Debe haber muy poquitas personas nacidas en los ochenta o principios de los noventa que no hayan jugado alguna vez en su vida a Duck Hunt. Para muchos incluso puede que haya sido la primera toma de contacto con un videojuego, y tiene sentido. Disparar a la tele con una pistola era un movimiento que no requería de demasiada explicación. Ahí estabas tú, los patos y un perro que salía de vez en cuando para reírse de tu mala puntería. Todo tan correcto como aburrido después de un par de partidas. Duck Season nos invita a revivir de nuevo esta experiencia, aunque seguro que no es como la recordamos.
“Estamos en el verano de 1988 y tu madre acaba de alquilar el juego más genial para tu sistema de entretenimiento Kingbit. A medida que juegas en el transcurso del día se hace evidente que hay algo diferente en este juego que en los otros juegos que tienes.”Duck Season avanza desde una cotidianidad que roza la parodia hasta un terror que va en la línea de producciones recientes como Channel Zero. Lo que comienza siendo una sesión actualizada del clásico de Nintendo acaba en una especia de survival horror donde el perro que se reía de nosotros hace más de treinta años tratará de acabar con nuestra vida. A partir de aquí vía libre para la experimentación más gamberra con siete finales distintos, a cada cual más loco, y un montón de contenido extra que incluye cortometrajes en VHS, extrañas subtramas y un montón de huevos de pascua.
Entre tanta nostalgia a los explotadísimos ochenta se agradece una aproximación de este estilo en la que prima el componente gamberro por encima del homenaje o la mera imitación. Duck Season se encuentra desde hace unas semanas disponible para Windows.Página oficial