Vaya la que han liado los amigos de Double Fine con el desarrollo de su Broken Age. Por si no lo recordáis, Broken Age es “Double Fine Adventure”, el proyecto que hizo que todos perdiéramos la cabeza con el crowdfunding, un aventura gráfica de corte clásico que pedía 400.000$ para ser llevada a cabo y que en su primer día recaudó un jodido millón. La cosa acabó en locura, jolgorio y 3,3 millones de dólares para que el estudio sacara su jueguico. Y con ello, dio el pistoletazo de salida a otros intentos como el de Wasteland 2, el remake de Lesuire Suit Larry o Project Eternity.
Se abría un nuevo mundo ante los ojos de los jugadores que echaban de menos determinados tipos de juegos (aventuras gráficas, estrategia, rol isométrico) y los estudios nos inundaron con hype y nostalgia. Yo mismo creo que he debido poner pasta en unos doce juegos (curiosamente, no lo hice en éste) y creo que no exagero si digo que la perspectiva de la industria ha ganado un nuevo tipo de contendiente entre los indies, la exigua clase media y los triples A que son un fracaso si no venden cinco millones de unidades en una semana: el micromecenazgo.
Hace nada, Tim Schafer escribía a sus “backers” en Kickstarter que el inmenso porrón de dinero que habían juntado no aseguraba que pudieran llevar Broken Age a buen término. Vamos, que con 3,3 millones no les da para un juego para el que necesitaban en un principio “sólo” 400.000$.
¿Y cómo la han liado? De dos maneras: primero, atrasando y atrasando su fecha de salida, desde el inicial agosto de 2012 hasta ni se sabe cuándo. Esto no debería sorprender a nadie en el sector porque siempre pasa igual: los tiempos de desarrollo se estiran y al final las cosas deben pulirse para no entregar algo deforme lleno de bugs. Lo curioso es que mientras tanto han sacado otro juego en Kickstarter (Massive Chalice, que ha sido otro éxito) y se sabe que andan programando al menos dos títulos más, para los que han recurrido a la financiación de Indie Fund.
Pero eso no es lo peor. Hace nada, Tim Schafer escribía a sus “backers” en Kickstarter que el inmenso porrón de dinero que habían juntado no aseguraba que pudieran llevar Broken Age a buen término. Vamos, que con 3,3 millones no les da para un juego para el que necesitaban en un principio “sólo” 400.000$. Se justificaban diciendo que gracias a esa inyección de dinero el juego se había convertido en algo muchísimo más ambicioso y que se les había ido un poco la cabeza haciéndolo más y más grande. Un poco lo que pasa con una obra pública en España, que así, de repente, se disparan los gastos y te tiene que volver a dar dinero la Unión Europea para acabarla.
¿Cómo van a conseguir ese dinero? No a través de Kickstarter. El juego, según Schafer, es tan grande que va a haber que dividirlo en dos partes para poder darle algo pronto a quien lo financió. La primera parte llegará en enero de 2014 a través del Early Access de Steam y con lo que saquen de ahí por ventas financiarán la segunda parte, que llegará como DLC gratuito para todos los que adquiriesen la primera.
¿Y ahora, qué?
Pues probablemente el crowdfunding se lleve un buen mazazo y los escépticos del método desconfíen más aún de él. Al fin y al cabo, si el “rey” falla, ¿qué se puede esperar de sus súbditos? Yo quiero pensar que en Double Fine han pecado de ingenuos y al no tener a una productora grande detrás que les mida los gastos y ponga límites, se han dejado llevar sólo por el acto creativo, olvidando la parte más de negocio. Sea como sea, el daño ya está hecho y el estudio está en entredicho: ¿cómo se les ocurre sacar otro proyecto de micromecenazgo cuando se están peleando por conseguir más financiación para un juego que obtuvo casi diez veces lo que pedía? ¿Van a marcarse una Gearboxsinha y financiar Broken Age con lo ganado en Massive Chalice? ¿Pueden garantizar que no y que son presupuestos separados?
Muchas preguntas, y ninguna bonita. Lo que está claro es que por el error de Double Fine la gente empezará a pensarse más si pone sus exiguos euros en otro proyecto, sin saber si finalmente darán sus frutos o acabarán pidiéndole más y más porque “ya que el juego está medio hecho, sólo necesitamos un empujoncito”. Esto no es necesariamente negativo: al tener la gente más cuidado, los creadores tendrán que presentar sus proyectos con más esmero. Muchas veces (tanto en Indiegogo como en Kickstarter) es fácil encontrar propuestas en las que no se muestra absolutamente nada. Un par de frases apelando a la nostalgia, un brindis al sol, alguien de un equipo mítico de programación que vuelve al ruedo y la promesa de traer una franquicia antigua al presente. Un poco lo que pasó con este Broken Age. Ahora habrá que enseñar más, acompañar con un vídeo, una demo…Y con eso ganamos todos.
Respecto al crowdfunding, sólo espero que, aún generando suspicacias, no desacredite del todo al método. Ya han salido muy buenos juegos a través de él con presupuestos modestos y ajustados (Cognition, Expeditions: Conquistador…) y quedan varios puntos de inflexión con proyectos muy gordos (Wasteland 2, Torment: Tides of Numenera y Project Eternity). Si no pasa algo similar con los proyectos importantes creo que acabaremos olvidándonos de todo esto. Mientras tanto, sigo pensando que es un modelo de financiación que se adecúa a la perfección para títulos más humildes, cuyas premisas no se vayan de las manos y sean traducibles a desarrollos coherentes que no inflen los costes.
Y es que en el fondo, quiero creer en devolverle el poder a los creativos. Quiero creer que otro mundo del videojuego es posible.