Antes de la grandeza etérea, de los titulares, de las portadas con horribles juegos de palabras o de tertulias llenas de protofascistas. Antes de las cifras de dinero mareantes, de los cánticos misóginos, de los pagos a árbitros retirados o de rancias veladas retransmitidas por aquellos que venían a cambiar la comunicación. Mucho antes de eso, lo que hay es un niño con una pelota. El fútbol, ese fútbol sin reglas donde hay que imaginar una portería entre dos mochilas y las líneas del campo no son más que una sugerencia, ese fútbol que no es fútbol, sino algo vivo y sin límite de tiempo que se construye en función de lo que sucede. No hay nada que reúna a más gente diferente que una pelota, y esto es lo que quiere contar Despelote.
Desarrollado por Julián Cordero y Sebastian Valbuena, y editado por Panic, Despelote nos lleva a las calles de Quito a través de lo ojos de Julián, un niño de ocho años que vive la clasificación de Ecuador para el Mundial de Fútbol pegado a un balón mientras recorre su ciudad.
Despelote utiliza el fútbol como método de unión y descubrimiento. La manera de interactuar con otros cuando eres un niño siempre es la pelota, sobre todo cuando un país entero está pendiente de la clasificación para una gran acontecimiento deportivo. De este modo, Julián recorrerá las calles de Quito golpeando su pelota mientras la ciudad continúa con su vida, tomando el pulso a ese momento desde su perspectiva infantil.
El concepto de “momento anclado en el tiempo” se ve en Despelote reforzada gracias a una puesta en escena que mezcla una paleta de colores que recuerda a fotografías antiguas, junto a unos personajes diseñados de forma sencilla que bien podrían ser cualquiera. Despelote se siente en parte en autobiográfico, pero parece querer transcender la experiencia personal hacia un concepto más colectivo y cercano a la fotografía de un momento. Para ello es muy de agradecer que tanto el audio como la fotografía se haya grabado directamente en Ecuador, fomentando esa sensación local que se convierte en universal al estar hablando de un sentimiento completamente transversal.
Se sabe que Despelote llegará a Windows, Xbox y Playstation, pero no se sabe cuándo. No hay prisa. Es uno de esos títulos que merece cocerse a fuego lento. Cuando esté seguro que estará bien, y por aquí estaremos esperándolo.