De vez en cuando, muy de vez en cuando, un juego consigue romper cualquier esquema que tuvieses preconcebido en su inicio. Ese momento, ese pequeño descubrimiento que rápidamente te hace pensar ¿Por qué nadie ha hecho esto antes? es lo que han conseguido unos estudiantes holandeses del NHTV Breda.
ATUM es una deidad egipcia que, junto con el escarabajo Khepri, es responsable del proceso cíclico de la salida y puesta del sol. ATUM, el videojuego, poco tiene que ver con Egipto, pero creedme so os digo que no es un nombre elegido al azar. Aunque no lo creáis, hasta aquí puedo contar sin romper el encanto de la primera partida a esta creación de Marta Clavero Jimenez y Thomas Buijtenweg, por lo que os invito a jugar y luego, si queréis, seguimos hablando.
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Daré por hecho que ya lo habéis probado y habéis experimentado esa meta-rotura de la cuarta pared con un juego en el que juegas a un juego que juega contigo. La cantidad de metalenguaje esparcido en las distintas capas con las que se representa ATUM resulta prácticamente inabarcable en una primera partida, y resulta fácil perderse entre las referencias a una eterna reencarnación a la pregunta aireada sobre la propia concepción del jugador dentro del videojuego. Nada mal para un proyecto de apenas año y medio en el que han colaborado un total de 17 personas.
Quizá el futuro del videojuego no sea tan negro como el que alguno nos empeñamos en vaticinar.
VÍA: Gamasutra.