El lanzamiento de un nuevo Silent Hill siempre es, para mí, fuente de regocijo. Sé que hay gente que piensa que la saga poco a poco va precipitándose a la degradación y la pérdida de identidad. También sé que hay gente que no está nada satisfecha con el rumbo que ha tomado (normalmente The Room y Homecoming, dudo que haya a quien no le guste Origins), pero yo, de momento, sigo satisfecho. Salvo la recreativa, a la que no he jugado ni pienso, todos y cada uno de los juegos me han gustado. Antes de que se horroricen y pidan mi cabeza les digo que mi favorito es Silent Hill 2 y eso ya me protege de toda acusación de no molar, ¿no?
Pero bueno, al grano. ¿Qué es Silent Hill: Shattered Memories, y qué tal funciona?
Pues en este caso es un juego de PSP (que es al que he jugado yo, también en Wii y Ps2) y la verdad es que funciona muy bien. Nació con la premisa de readaptar el primer juego de toda la saga pero no es un remake, sino más bien una reinterpretación (como la película, pero sin ser una puta mierda, vamos). En este sentido, el protagonista sigue llamándose Harry Mason y sigue buscando a su hija Cheryl en Silent Hill tras estamparse en coche. Y fin, ahí termina toda similitud. Es cierto que hay nombres de personajes que se repiten y algún que otro secundario reciclado, pero el juego tiene entidad propia y marcadas señas de identidad.
Para empezar, se han eliminado las armas y toda posibilidad de defenderse de los monstruos, que ahora estarán limitados sólo a un tipo de escenario “de pesadilla”. Este escenario ya no tiene la herrumbre y sangre campando por las paredes, sino que está completamente congelado y tenemos que correr para llegar a la siguiente zona antes de que nos machaquen. Aquí la indefensión y los nervios están a la orden del día. Sin embargo, estos escenarios de pesadilla son la parte más corta del juego, que se va intercalando en otros dos tipos de escenario. El primero, la consulta del psiquiatra, donde nos irán haciendo pruebas que luego se relacionarán con la disposición de escenarios, tipos de enemigos y el final del juego. El segundo es exploración pura y dura y resolución de acertijos (en medio de un temporal de nieve y sin enemigos a la vista), donde cobra especial protagonismo nuestro nuevo compañero de juegos: el teléfono móvil.
La incorporación del teléfono es más importante de lo que parece, porque el juego carece de cualquier tipo de interfaz e inventario. La única manera de mirar el mapa es mirar el teléfono, y se hace mientras se juega. A su vez, podremos sacar fotos y llamar, y hasta recibir mensajes.
De manera opcional, habrá sitios donde lo que ha pasado haya dejado una “impresión psíquica”, de la que podremos sacar fotos para revelar partes de la historia del juego o recibir mensajes que parecen poco relacionados, pero que al final no lo están tanto.
A nivel gráfico está muy por encima de la mayoría de juegos de su generación (hablo de PSP), escenarios grandísimos y efectos de luces muy trabajados. La cámara se coloca por encima del hombro “à la Gears of War” y lo cierto es que, lejos de perjudicar, dota de mayor dinamismo a la acción y nos sumerge más en profundidad al carecer de interfaces (un poco como Dead Space). La música está, como siempre, a la altura, y los efectos de sonido cumplen sobradamente (atentos a las pisadas en la nieve). Es comprensible el mimo que se ha puesto en el juego si pensamos que los autores son Climax Studios, los mismos que facturaron el hiperguay Silent Hill: Origins.
Sobre la historia no puedo decir mucho sin caer en el horroroso spoiler, salvo que esta vez está más centrada en la importancia de los recuerdos y la familia, y mucho más alejada del horror sobrenatural y del Culto, y ésta es otra de las claves para convertirlo en un juego con mayor entidad propia.
Quizá se aleje demasiado y comparta unos pocos puntos comunes con la saga, pudiendo llamarse “Harry Mason busca a su hija” más que “Silent Hill: Shattered Memories”, pero también es cierto que esos pocos puntos en común hacen que sea un digno miembro de su familia, quizás el hijo un poco raro pero muy inteligente. Y quién sabe si ese hijo está destinado a superar a sus mayores…
Concluyendo: un notabilísimo Silent Hill, un juego distinto más que un remake. Rejugable, con una historia muy emocional, unos secundarios que dan el pego y técnicamente muy a la altura. Encima dura unas 6 horas, así que perfecto. Todo lo que requiere nuestro sello de calidad.