Análisis: Xenonauts

Análisis: Xenonauts 2

En diciembre de 1994, buscando algo que regalarme de los expositores de videojuegos del Corte Inglés de Valencia, acabé escogiendo una caja grande con el llamativo nombre de UFO: Enemy Unknown. Yo era (y lo sigo siendo) un gran aficionado a la ciencia ficción, pero lo que de verdad me sedujo no fue el título, sino la contraportada del estuche. El texto que servía de sinopsis hablaba de la invasión extraterrestre de nuestro planeta, uno de mis temas favoritos del género, mientras las ilustraciones mostraban a una tropa de soldados saliendo de un transbordador para hacer frente al enemigo alienígena. Como en aquella época aún me fiaba de la intuición a la hora de seleccionar un videojuego, la mezcla de La guerra de los mundos de H.G. Wells y la perspectiva isométrica me pareció irresistible. Había acertado con la compra.

Para los que no conozcan el juego al que me refiero en la anécdota, aclaro que tras su éxito de ventas se publicó de nuevo con el título de X-COM, siendo esta la denominación habitual del que se convirtió en uno de los más representativos ejemplos del género de la estrategia para ordenador. Han pasado ya desde su salida veinte años, y precisamente con este nombre la empresa Firaxis Games sacó a la venta en 2012 una nueva interpretación de la invasión alienígena, que demandaban desde hacía tiempo los aficionados al juego original, publicado por MicroProse. Sin embargo, los más puristas reclamaban un juego fiel al primer X-COM, sin facilidades o concesiones al público general y que conservara las características más aplaudidas. Exactamente con esa idea partía Xenonauts hace un par de años, el proyecto de la compañía independiente Goldhawk Interactive, que usó la plataforma Kickstarter para financiarse. Acabó con éxito su empresa, recaudando más de 150.000 dólares y, por fin, el pasado mes de junio se hacía oficial la versión comercial del juego, que se puede adquirir en distintas tiendas de distribución digital.

El argumento de Xenonauts es similar al de X-COM y se basa en la hipotética invasión terrestre de una civilización alienígena, aunque aquí la acción empieza en el año 1979, en vez de en un futuro cercano, como sucedía en el original. Al mando de una organización militar internacional, nuestro objetivo será, como cabe imaginar, el de repeler la invasión y averiguar los detalles del plan enemigo para conseguir su aniquilación. Para ello tendremos que compaginar la gestión de nuestra infraestructura con el combate de guerrillas al que se enfrentarán las tropas. Así pues, en Xenonauts nos haremos cargo de dos fases diferenciadas de juego: Por un lado dispondremos la ubicación planetaria, la construcción y la administración de las instalaciones militares pertinentes, incluyendo la dirección del personal técnico, científico y militar, así como la maquinaria móvil ofensiva. Por otra parte, una vez situada la acción en el combate específico de las tropas, tendremos que dirigir cada escaramuza o reconquista en una batalla táctica por turnos.

En la primera etapa del juego, administrativa y de construcción, debemos posicionar nuestras bases de operaciones a lo largo de la Tierra, tratando de abarcar la vigilancia del mayor territorio posible para su salvaguarda. El dinero disponible estará limitado a las aportaciones de las diferentes naciones, por tanto, nuestros recursos dependerán del capital; la eficacia de nuestra contraofensiva determinará las cuotas de cada región, ingresadas en nuestra cuenta mensualmente. Las decisiones estratégicas que tomemos, aunque parezcan poco relevantes a corto plazo, serán importantísimas en el futuro porque una gestión incorrecta nos llevará a la ruina económica o al fracaso militar, sin la posibilidad de enmendar nuestros errores pasados. Tan importante es la localización geográfica de nuestras bases como la dotación de sus defensas, la contratación del personal científico, técnico y militar, la investigación de los proyectos adecuados y la construcción de armamento.

En la pantalla principal, representada por un mapamundi, disponemos de una vista general de la cartografía mundial y el emplazamiento de las bases. Desde aquí podremos acceder a las pantallas específicas de cada una de ellas o, dejando transcurrir el tiempo, nos servirá para dirigir los ataques aéreos contra las aeronaves enemigas avistadas; con nuestros aviones tendremos que derribarlas, decidiendo que este proceso sea automático (se nos informará de las probabilidades de éxito) o dirigiendo manualmente el movimiento de los aeroplanos.

Una vez derribado el enemigo o localizada alguna de sus bases, enviaremos al lugar a uno de nuestros grupos de asalto en una nave de transporte, pasando a una segunda etapa del juego en la que tomamos el control de nuestros soldados y vehículos terrestres. El escenario cambia entonces a una proyección isométrica del terreno próximo a nuestro aterrizaje y cada miembro de la tropa tendrá un control individualizado. En esta fase se ejecuta la acción por turnos alternativos entre nuestro bando y el del enemigo. Los protagonistas de la batalla, tanto unos como otros, tienen asignados unos puntos que se consumen con cada maniobra que ejecutan, bien para disparar como para moverse, y que no se vuelven a recuperar hasta el comienzo del siguiente turno. Teniendo esto en cuenta, debemos desplegar nuestra tropa para que ocupe las posiciones propicias dentro del escenario, que está dividido en una cuadrícula como si fuera un tablero. La victoria, que se alcanza con la muerte de todos los alienígenas o la ocupación de la nave enemiga durante al menos cinco turnos seguidos, depende de nuestra estrategia, para la que habremos de considerar, además del terreno, con sus obstáculos, parapetos y edificaciones, los puntos de movimiento, las armas equipadas y la puntería de los soldados y vehículos.

En Xenonauts el progreso hacia la victoria final es, por tanto, un camino largo y paciente, de muchas horas en las que se han de concatenar las victorias aéreas y terrestres con el acierto en la gestión de nuestros recursos y descubrimientos. La dificultad del juego, del mismo modo que en el original UFO, es alta y progresiva, lo que nos obligará a grabar constantemente para poder volver atrás a enmendar, si es posible, las peores decisiones y movimientos tácticos. La mecánica, aunque a grandes rasgos bastante repetitiva, no se hace monótona porque varía según progresamos en el tiempo, complicándose con la escalada de los recursos ofensivos extraterrestres y nuestra cada vez más delicada administración del mapa geopolítico.

Las virtudes de Xenonauts son las mismas que las del juego de MicroProse, pues prácticamente es un calco de aquel, aunque este parecido pueda ser un arma de doble filo, ya que su valoración tiene un condicionante sentimental. Después de veinte años quizá se pueda exigir la mejora de algunos de los pequeños defectos que encontrábamos en X-COM, como una mayor personalización de los soldados, con sus roles mejor perfilados y diferenciados, o un hilo argumental más complejo que aporte interés al relato de la guerra. Tampoco ayuda el aspecto gráfico, que cumple bien en las pantallas estáticas de gestión, pero ofrece una pobre impresión en los escenarios aleatorios de combate y el aspecto de los personajes, tan genéricos unos y otros que acaban produciendo cierta sensación de apatía. Tenemos otros ejemplos recientes en perspectiva isométrica, como Shadowrun Returns, que al menos en ese aspecto demuestran mejor gusto. Bien es verdad que sus autores, Harebrained Schemes LLC, gozaban de un presupuesto mucho mayor, pero otras empresas más modestas han optado en sus proyectos por representaciones en baja resolución con resultados satisfactorios. Nada tengo que objetar de la música y el sonido, en cambio, que son sencillos pero consiguen la atmósfera adecuada para cada una de las pantallas y eventos.Concluyo este artículo con la reflexión de que el producto del trabajo de Goldhawk Interactive podría haber sido mejor, sin duda, aunque desde el punto de vista del homenaje al original, resulta impecable. Ante todo, obviando la falta de los pequeños detalles que lo hubieran hecho más atractivo, Xenonauts es tan divertido como en su día lo fue aquel UFO al que le dediqué tantísimas horas de juego. Lo considero una compra esencial para cualquiera que haya disfrutado como yo del original, así como para los apasionados de la táctica y estrategia por turnos, pues junto con la serie de Jagged Alliance representa lo mejor del género. Cabe decir, además, que el juego está pensado para facilitar las modificaciones de los aficionados, lo que alarga aún más su ya de por sí longeva vida e interés.

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