Análisis: The Walking Dead – Ep.3

Análisis: The Walking Dead - Ep.3 2

Decía en el análisis del segundo episodio que es muy difícil plantearse un análisis capítulo por capítulo. Lo lógico sería hacerlo de la versión final del juego, valorando su globalidad y si cumple como entidad y no como suma de sus partes. Lamentablemente, la naturaleza de la sociedad de la información y el hecho de que los episodios están apareciendo cada dos meses nos obliga a sacar un análisis para que los que quieren saber si “merece la pena” le den un buen uso a su dinero. Pues eso, hablaremos de Long Road Ahead.

Resumiendo: sí, merece la pena. Pero sólo si ya te han convencido las dos primeras entregas, porque es un enorme “más de lo mismo”. La jugabilidad no se diferencia en nada, los puzzles siguen siendo muy sencillos y pocas veces se pondrá el intelecto del jugador a prueba. De duración hablamos de unas dos horas y media, aunque realmente hay que valorar lo tremendamente rejugable que es la saga y lo cruel que es con nosotros: al no poder volver sobre nuestros pasos a mitad del capítulo tendremos que jugarlo con otra partida para ver otras opciones y cómo se convierten en consecuencias más adelante.

Hablando de consecuencias, se siguen trasladando cosas desde la primera y segunda entrega. Sí da a veces la sensación de que algunas de ellas son “estéticas”, porque no afectan a la trama general. Básicamente, lo que hacen es colorear una serie de sucesos por los que estamos obligados a pasar, hayamos hecho lo que hayamos hecho. Lo positivo es que el color es muy distinto y nos hace cada trayecto diferente, nos da ganas de volver a jugar.

Lo más acertado sigue siendo la trama. Gestiona muy bien el ritmo, y hay algo de sadismo en sus guionistas, en cómo nos exponen a distintas situaciones buscando hacer polvo al jugador, no permitiéndole cosas como quedarse en medio en una discusión y obligando a tomar partido, a decidir entre dos opciones difíciles. En momentos se vuelve previsible, pero Telltale Games siempre sabrán sacarse algo de la manga para sorprender, o atraverse a machacarnos la moral mientras miramos a la pantalla y decimos “no se atreverán…”

Nada más que comentar, salvo que la saga lleva un buen ritmo y poco a poco va convirtiéndose en serio aspirante a título mayor para todo aquél que considere que la jugabilidad (e incluso la interactividad, en algunos casos) está por debajo de una trama bien elaborada. Así se va convirtiendo en un gran exponente de esa hornada de juegos como Home, Dear Esther o Heavy Rain que le dan valor a lo que cuentan por encima de lo que dejan jugar, y acabando el episodio nos pasará lo que en anteriores ocasiones: sabemos que lo mejor está por llegar.

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