Resulta difícil analizar un juego episodio por episodio y lo justo sería hacerlo del resultado final, pero con tanto espacio entre entregas y con la necesidad del jugador de saber si realmente merece la pena, lo vamos a intentar. Antes que nada, os remito al análisis de la primera parte, en el que se discute la parte jugable, que al fin y al cabo no ha cambiado en nada. El título se juega igual, así que al que no haya convencido su jugabilidad seguirá sin hacerlo en esta parte.
Starved for Help (que es así como se llama el episodio) sigue con el juego justo donde lo dejamos. Los supervivientes se han atrincherado y han pasado tres largos meses en los que han ido sobreviviendo. A ellos se ha unido un nuevo personaje, al que yo apodo cariñosamente “El Follonero” en honor a su aspecto. Y se están muriendo de hambre.
Así vemos que el juego continúa con la senda del cómic: lo realmente importante no son los zombis, sino el mundo que queda tras ser arrasado por ellos. De hecho, la mayoría de veces no nos tendremos que enfrentar a los voraces tambaleantes, sino que tendremos que seguir relacionándonos con los otros personajes y tomando decisiones rápidas y dramáticas. De hecho, el juego no es apto para cardíacos, ya que continuamente nos pondrá contra las cuerdas, cada vez más tensas, y nos hará elegir y llevar esas elecciones hasta la última consecuencia.
Para hacer esto, se vale de un mecanismo terriblemente “injusto” para con el jugador: no hay partida guardada que valga. Sólo tenemos una ranura por gameplay, que se va sobreescribiendo y autoguardando cada vez que tomamos una decisión. Así, como en la vida real, lo que hagamos se queda registrado para siempre, y sólo podremos cambiar nuestra elección si empezamos otra partida de nuevo. Gracias a esto, el título no para de castigarnos, de hacernos padecer y de reaccionar por lo que hayamos hecho en el pasado.
Las dudas que nos quedaban respecto a la primera parte también quedan disipadas: las elecciones son trasladadas a este siguiente episodio, y existen consecuencias sutiles dependiendo de lo que hayamos hecho. Esto se suma a la naturaleza de los sucesos: ahora ya no podemos permanecer neutrales y habrá veces que tengamos que posicionarnos en disputas entre distintos supervivientes. Esto, a su vez, mejorará y empeorará las relaciones que tengamos con ellos, que acabarán por precipitarse en las siguientes entregas.
Lo que así se consigue es que el juego realmente resulte desagradable. No por la casquería ni por el gore (que lo tiene), sino por lo duro que se le hace al jugador tomar determinadas decisiones. Hay veces en las que da la sensación de que hagamos lo que hagamos estamos jodidos, y con la inmersión que va creándole al que lo juega, acaba por convertirse en pura indefensión; en un tour realmente desesperanzador por un mundo que se está yendo a la mierda.
Finalmente, por su propia naturaleza, el juego es muy rejugable; y nos darán ganas de empezar distintos gameplays para ir encadenando el primer episodio y éste segundo, para preparar la trama para lo que esté por llegar. Quien lo adquiera tendrá unas tres horas más por delante y una experiencia muy completa. Quizá el gameplay eche a mucha gente atrás, o puede que lo consiga el hecho de que sigue sin ser traducido del inglés, pero para quienes estas dos cosas no suponga una incomodidad tienen por delante una nueva entrega que mejora a la primera. Y si siguen por este camino, cuando el juego finalice, estaremos ante algo muy grande.