Análisis: Never Alone

Análisis: Never Alone 2

No quiero soltar un discurso pedante que no lo aguante nadie, así que me limitaré a decir que desde que el hombre es hombre hay una cosa que siempre se ha mantenido en común sea cual sea la cultura: la necesidad de contar historias. Y esta es la labor que los chicos de Upper One Games y E-Line Media han hecho en este título indie: contarnos una historia de uno de los pueblos esquimales (o inuit) que siguen existiendo hoy día. En concreto, la historia de Nuna, una niña joven que al ver que su aldea no deja de ser azotada por ventiscas cada vez más terribles y estremecedoras, decide viajar en busca de su origen. Además, Nuna se encontrará con un zorrito ártico que la acompañará durante el transcurso de su viaje brindándole ayuda para acceder a lugares imposibles para ella sola. Con estas dos simples premisas, tendremos que superar los puzzles que se nos presenten durante las dos escasas horas que nos ofrece Never Alone o Kisima Ingitchuna, en dialecto iñupiaq.

El juego, desarrollado en Unity, es minimalista pero hermoso, muy hermoso. Tan hermoso y sobrecogedor como lo que nos pueden ofrecer los paisajes árticos: hielo, nieve, montañas y agua a temperaturas bajo cero. La música apenas hace acto de presencia y el principal protagonista de Never Alone es el sonido de la ventisca, sonido que nos acompañará muy presente o en forma de eco durante toda la aventura de Nuna y el zorrito. Al tratarse de un plataformero con puzzles, no podremos evitar que nos vengan a la cabeza títulos como el clásico Another World, Abe’s Oddysee o Flashback u otros más actuales como el archiconocido Limbo. La atmósfera, sin llegar a presentar esa oscuridad tan maquiavélica, se asemeja bastante a este último citado. Sin embargo, Never Alone derrocha luz y calidez, sobre todo en estos paisajes helados, donde los negros parecen más cercanos y los blancos más lejanos en el horizonte.

Dentro de un planteamiento manido y en un género con un abanico bastante amplio de posibilidades, Never Alone nos ofrece la particularidad de poder jugar en cooperativo local. Un jugador podrá controlar a Nuna y el otro al zorrito ártico. Sin embargo, podremos superar el juego con un solo jugador intercalando el rol de ambos personajes y, sinceramente, aunque la posibilidad está ahí, no termino de encajar cuánto de divertido podría ser la aventura para dos jugadores puesto que las acciones cooperativas nunca se solapan sino que siempre se realizan una detrás de otra, en pro del modo para un solo jugador. Los problemas clave de Never Alone son su dificultad, que brilla por su ausencia, y su duración. Si somos medianamente diestros, moriremos una docena de veces y más por fallo de cálculo a la hora de saltar que por dificultad y ningún puzzle te ofrecerá más de dos minutos de estrujamiento cerebral. Si a esto le sumamos que el juego lo acabaremos en unas dos escasas horas y que la rejugabilidad es prácticamente nula, se me antoja un problema bastante grave teniendo en cuenta que el precio de lanzamiento de este título asciende a los 15€, una cifra a mi parecer un pelín excesiva. No injusta, ni mucho menos, pero sí planteable teniendo en cuenta los tiempos que corren.

La única tentativa de rejugabilidad se limita a encontrar búhos ocultos en los escenarios que nos desbloquearán una serie de pequeños documentales (24 en total) sobre la creación del juego, la historia del iñupiaq, su cultura, etcétera. No obstante, en mi primera pasada del juego, y sin esforzarme demasiado, desbloqueé 22 del total. En defensa del título diré que los documentales son bastante entretenidos y complementan perfectamente la totalidad de la obra, pero no sé hasta qué punto encuentro este aspecto contraproducente: para documentales ya existen los documentales.

El juego se divide en distintos escenarios que deberemos recorrer con nuestros dos protagonistas. Están perfectamente diseñados, aunque pecan de ser un tanto repetitivos porque en un paisaje helado poca variedad se puede ofrecer: cuevas, desiertos helados, pueblos y algún que otro bosque invernal. Durante estos paisajes, aparte de las inclemencias meteorológicas, nos toparemos con un oso polar y un asesino de hombres (como los inuit los llaman) que nos harán la vida imposible en las ya conocidas pantallas de persecución de este género: huye de ellos o lo lamentarás. Además, la presencia del zorro ártico hará que podamos interactuar con ciertos espíritus sobrenaturales, por lo que deberemos permanecer siempre muy cerca del animalito. No obstante, cuando controlemos a uno de ellos, el otro nos seguirá la pista casi pisándonos los talones.

Poco más se puede decir de Never Alone. La historia está muy bien narrada pero falla en la transmisión de la moraleja. Para entenderla bien del todo, hay que complementarla con estos documentales de los que os he hablado. No obstante, es un título con una ejecución ejemplar, un ritmo muy bien llevado y que, debido a su corta duración, no se hace pesado de jugar. En resumen, una opción más que válida para pasar una agradable tarde de estas fiestas, y mejor si se hace acompañada de un buen café o un chocolate caliente mientras disfrutamos esta historia de esquimales si estás dispuesto a pagar la cifra a la que asciende su precio.

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