El denominado metroidvania es un género videojueguil que se asentó en la industria allá por los años 80 con el nacimiento de la saga Metroid. La unión de sus características jugables junto con algunos elementos tomados de la marca Castlevania dio origen a esta particular nomenclatura. La seña de identidad de este estilo se fundamentaba en el empleo de laberínticos entornos diseñados en 2D sobre los cuales desarrollar la aventura. Del mismo modo la progresión de las habilidades del personaje era necesaria para regresar a lugares ya visitados y superar obstáculos antes imposibles.
Como otros muchos, este género ha atravesado diferentes etapas, estando más y menos de actualidad. A día de hoy me enorgullece poder afirmar que pese a los avances tecnológicos y a la oferta lúdica tan extensa que se nos ofrece, esta mecánica está viviendo uno de sus mejores momentos. Guacamelee, Salt and Sanctuary, Axiom Verge, Shovel Knight… son algunos de los ejemplos de mayor calidad. Además de ellos, Ori and The Blind Forest merece una mención especial. Este último no es sólo un gran metroidvania, sino que me atrevo a decir que se trata de uno de los mejores juegos indie que he visto en años.
Del mismo modo me alegro de poder asegurar que Hollow Knight, lejos de ser otro título más dentro de esta extensa lista, es uno de los mejores de su categoría y se ha ganado el derecho a disputar un hueco dentro del podio de este longevo género. Y a continuación os contaré por qué.
Desde el primer momento que nos sentamos frente al juego podemos observar cuál es su principal alegato. En lo que al apartado visual se refiere, el título de Team Cherry es simplemente precioso. La calidad de su dirección artística, realizada a mano, no tiene apenas precedentes. Y es que los diseños que ostenta, a medio camino entre sueños de Walt Disney y las pesadillas de Tim Burton, son difíciles de olvidar.
Tanto los entornos como los enemigos derrochan originalidad por los cuatro costados, dando lugar a un mundo de fábula modernista atractivo como pocos. Esto, sumado a una banda sonora compleja y rica en matices, conforma una auténtica joya desde el punto de vista formal. Y en lo puramente jugable, hace gala de todas las señas de identidad del género al que pertenece. Escenarios grandes, complejos e interconectados por los que es fácil perderse, progresión en las habilidades de nuestro protagonista, mucho plataformeo y abundante acción. Todo llevado a cabo con un nivel de profundidad destacable.
Además de cumplir con los preceptos de todo buen metroidvania, el título de Team Cherry es un claro deudor de varios elementos propios de la saga Dark Souls.
La verdad es que estoy un poco cansado de tener que referenciar la obra de From Software. Últimamente parece que cualquier excusa es buena para comentar las supuestas similitudes de los juegos contemporáneos con el trabajo de Miyazaki, ya sea en el ámbito de la narrativa, del diseño artístico o de la jugabilidad. Pero hay que reconocer que esta saga ha rescatado diversos conceptos importantes, que llevaban ya tiempo sin utilizarse, para convertirlos en un canon, una forma de hacer. Y en el caso de Hollow Knight no podemos obviar que esta influencia existe. Se puede apreciar a cada paso que damos.
Buen ejemplo de ello es su ambientación desolada, oscura y misteriosa. O el hecho de que al fallecer debamos regresar al lugar de nuestro cadáver para recuperar nuestro botín. También nos resultan familiares los viajeros que se ocultan silenciosos en los recovecos de este perdido mundo y que nos dan consejos para nuestro viaje. Y la dificultad de sus jefes finales, que nos obliga evolucionar mediante el método de prueba y error.
Por si fuera poco, también encontramos ciertas similitudes en el uso de amuletos que, al igual que ocurre con los anillos en la saga japonesa, nos otorgan diversas bonificaciones.
Desde un punto de vista argumental, Hollow Knight se une a la moda de contar bastante poco y dejar que el entorno y sus personajes definan la historia. A este respecto es importante mencionar que aquellos que no dominen el inglés tendrán un obstáculo bastante importante en este sentido, dado que el juego no ha sido doblado al castellano y el lenguaje empleado es un tanto complejo.
Uno de los aspectos más agridulces del título tiene que ver con su duración. Muchas veces la rama independiente de los videojuegos nos ha enseñado, entre muchas cosas, que no hace falta una durabilidad excesiva para disfrutar de una aventura sobresaliente. Por ello quizá lo he encontrado demasiado largo para mí, resultando en ocasiones incluso tedioso. Pero esto no tiene por qué ser un punto negativo para todo el mundo. Aquellos que disfruten de las obras largas pueden encontrar aquí su juego ideal, ya que me aventuro a determinar que para completarlo al 100% hacen falta más de treinta horas y mucha paciencia.
Y es que el tiempo de más que en ocasiones perdemos en él no siempre es debido a la longitud de la historia en sí misma, sino a que, tal vez con demasiada frecuencia, podemos encontrarnos perdidos sin saber qué hacer o a donde ir.
Aun así, con un poco de perseverancia y con ayuda del mapa, conseguiremos seguir progresando en la aventura hasta alcanzar su satisfactorio final.
En definitiva, podríamos concluir que Hollow Knight es uno más dentro de una larga lista de éxitos de un género ya un tanto saturado. Pero su calidad audiovisual, sus pulidas mecánicas jugables y la riqueza y complejidad de su mundo le permitirán ser recordado durante mucho tiempo. Sin duda los chicos de Team Cherry han sabido cómo abrirse hueco en este disputado mundillo, y les espera irremediablemente un futuro más que prometedor.