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Análisis: Catherine

Análisis: Catherine 1

Querido lector de Nivel Oculto, no te culpo si me consideras demasiado precipitado si encumbro a Catherine como el serio candidato a juego de año 2012 que apenas acaba de empezar. Pero también lo consideraría como uno de los mejores del año 2011, pues salió el año pasado por tierras niponas y en territorio americano. Incluso lo tildaría como mejor juego del año 2013 si saliera para el año próximo. Basta con que sepas, estimado lector, que el título no inaugura un nuevo género, pero lo eleva a otro nivel junto con otras enormes alabanzas que serán mencionadas en este análisis. Su desarrolladora, Atlus, se estrena en la nueva generación después de su saga Persona (tranquilo, tampoco te culpo si no los conoces, pues pocos J-RPG son conocidos por estos lares a no ser que lleven el nombre de Final Fantasy) con increíbles resultados que llega a acallar a cualquier desarrollador con sus elevadas pretensiones con cambiar el panorama videojueguil sin aportar nada relevante. Mucho se ha hablado de Catherine desde que fuera anunciado, por su premisa de ofrecer algo fresco en el panorama de esta lúdica industria así como su estética anime y su bastante anunciado contenido erótico malinterpretado. Pues Catherine es un juego adulto, pero no por su forma, sino porque trata cuestiones a las que todos nos enfrentamos. “Adulto” es un término muy utilizado en los videojuegos, y muy mal empleado si comparamos esta obra de culto con el resto de juegos que los describimos mediante esa palabra. Querido lector, si ya te has cansado o sencillamente, eres uno de esos hambrientos jugadores que buscan nuevas experiencias en tu sano entretenimiento, prepárate para vivir el mayor reto con el que te hayas topado jamás en un videojuego. Olvídate de salvar el mundo de alienígenas, de nazis o de islamistas radicales. Tampoco pienses que vas a desentrañar una oscura conspiración trabajando para la CIA o para el FBI, del mismo modo que tampoco serás el sicario de un mafioso para encargarte de sus problemas, ni tampoco encarnarás a un aventurero que busca reliquias o a matar dragones a medida que se expone en un sinfín de peligros. No amigo, Catherine te propone un reto mucho mayor y gratificante: Madurar. Prepárate para sentir en tus carnes todo lo que supone hacerse adulto.

Encarnamos a un singular personaje llamado Vincent Brooks. Vincent es muchas cosas, demasiadas para que, como jugadores, podamos identificarnos con alguna de ellas. Con las pintas que tiene, algunos lo consideraríamos todo un friki o un otaku, fácil incorporarse en dicho grupo si nos gustan los videojuegos. Pero hay mucho más por lo que compadeces a dicho personaje, querido lector. Ya ha alcanzado la mediana edad, y con 32 años sigue teniendo un curro de mierda en el que cobra una puñetera miseria. Dichos ahorros los gasta en caprichos personales sin tener en cuenta el futuro. No llega a fin de mes y ya lleva cinco años manteniendo una relación estable con su chica, llamada Katherine. Su vida es pura rutina, alejada de cualquier elemento estimulante. También huye de las responsabilidades, y para colmo, su pareja quiere evolucionar con su relación amorosa con palabras y acciones tan descabelladas como matrimonio e hijos. No hay nada más hermoso que el amor y ser correspondido en él, eso lo sabemos todos, pero dime, ¿en semejante panorama querrías todavía más responsabilidades? ¿Acaso no te invade ese deseo de libertad y de autonomía del que goza Vincent cuando se va de copas con sus amigos sin preocuparse de velar por su familia o por atender a su pareja y a un hipotético hijo? Vincent lo sabe, el compromiso rompe con su libertad y le trae más quebraderos de cabeza de los que ya tiene. Los hombres somos unos egoístas que pese a querer a nuestra parienta, anhelamos una libertad de la que ya no gozamos. En esta aburrida y rutinaria vida, imagina que aparece algo que la vuelve a hacer condenadamente estimulante y que te haga dudar de proseguir con lo que ya has sembrado y construido. Eso le ocurre a Vincent cuando conoce a una chica vestida de lencería jodidamente sensual llamada Catherine, con la que tendrá una aventura. El protagonista sufrirá una agonía y una tremenda confusión provocada por el estrés y su inseguridad. ¿Por qué seguir con su rutinaria vida con Katherine, mujer mucho más segura, dirigente, autoritaria, responsable y sensata que él, en lugar de vivir una vida libre compromisos, de preocupaciones y de responsabilidades con la sensual, joven e inocente Catherine? Sin contar la infidelidad que comete Vincent a Katherine, junto con su nivel de inseguridad y estrés, el protagonista comienza a tener todas las noches mientras duerme una serie de pesadillas en las que debe llegar en lo alto de una catedral compitiendo con otros hombres que a sus ojos son carneros. El problema viene que al día siguiente va viendo por las noticias que hay hombres que están muriendo mientras duermen por causas desconocidas. Y para colmo de males, dichos hombres son los mismos que Vincent ve en sus sueños como carneros con los que debe competir a muerte.

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Créeme, querido lector, que nunca antes habrás saboreado el conjunto de sensaciones que te invita a experimentar Catherine. O quizás sí, pues la obra de Atlus retrata una serie de cuestiones y de decisiones que tarde o temprano afrontamos en numerosas ocasiones en nuestra vida y aquí son retratadas en un videojuego con un nivel de inmersión acongojante. El juego se divide en dos partes bien diferenciadas: Por un lado, está la vida lúdica que lleva Vincent a lo largo del día, más concretamente cuando se reúne con sus amigos en el bar de siempre para charlar y tomar algo. Esta parte del juego se parece más a una aventura conversacional. Tendremos la oportunidad de charlar con nuestros colegas, del mismo modo que con los clientes, que vienen y se van cada cierto tiempo. Podremos beber e incluso emborracharnos. Mientras estamos a nuestro libre albedrio, iremos recibiendo mensajes en nuestro móvil tanto de su novia, como de su amante. En ambos casos, podremos contestarlas con una serie de frases que dependiendo de cómo respondamos, cambiará nuestro Karma, que puede decantarse hacia el bueno o malo y que tendrá consecuencias en el futuro. Las conversaciones que mantengamos con el resto de clientes, también pueden influenciar en nuestro Karma, pues todos están pasando por ciertos periodos de crisis y según de cómo respondamos, les estaremos ayudándoles a superarlo o incluso hacer que decaigan todavía más.  En dicho bar también tendremos una maquina de música con la que podremos escoger la música que suene en todo momento. Incluso podremos jugar a una recreativa a un mini juego llamado Rapunzel que sirve como precedente al desarrollo jugable de las pesadillas de Vincent.

Sé lo que estás pensando, estimado lector. Pero estás totalmente equivocado. Sé que ya has jugado a innumerables títulos que te daban la opción a escoger a ser mejor o peor persona mediante tus respuestas, pero aquí es totalmente distinto por muchas razones. Aquí no se trata de algo tan ambiguo como salvar al universo de unos seres malvados. Aquí se trata de deshacerse de los demonios interiores que habitan en cada individuo en particular. Cada sujeto es diferente, con sus propios problemas. Hay temas de todo tipo y algunos ciertamente deprimentes, sacando una serie de sentimientos que todos hemos podido sentir en algún momento de nuestra vida aunque el contexto no tenga porque ser el mismo. Frustración de la vida, por haber hecho todo aquello en lo que siempre nos han influenciado nuestros padres y el resto del entorno. Arrepentimiento y sentido de culpa porque tus propias acciones han perjudicado a otra persona. Venganza, enfado e infelicidad por haber perdido a un ser querido. Incertidumbre sobre nuestras ambiciones en nuestra vida. Catherine sabe tocar la fibra al jugador, haciendo que dejes de actuar como un simple espectador y cojas consciencia de que tus respuestas influirán en el futuro de esa persona, haciéndote cargar un gran peso sobre tus hombros. También ayudan las posibles respuestas que les podrás dar, pues nunca está del todo claro si les estarás ayudando o perjudicando.  Decisiones habrás tomado muchas, pero nunca tan personales e inmersivas. Y de ahí, querido lector, que aquí sí que estás ante un juego 100% adulto.

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Durante la noche, Vincent está atrapado en una excéntrica pesadilla en la que debe subir a lo más alto para llegar a una torre para sobrevivir. Cada pesadilla está dividida entre tres o cuatro fases cuya premisa es siempre la misma: Escalar. En dichas fases, Vincent se encontrará en una torre formada por innumerables bloques. El planteamiento es muy sencillo, pues básicamente deberemos ir ascendiendo moviendo los bloques de distintas formas para colocarlos correctamente e ir subiendo. Lo genial de este planteamiento es que siempre hay diversas maneras de solucionar el peculiar puzle, y muchas veces no está del todo clara. Pero agárrate, mí muy apreciado lector, porque todas estas fases son contrarreloj. A medida que vayas subiendo, serás testigo de cómo los bloques que están a tus pies se tambalean hasta caer en el oscuro y desconocido abismo. Por si no fuera suficiente, dispones de un número limitado de intentos. Si llegas a cero, muy buenas y vuelta a empezar. Durante el frenético y estresante recorrido hacia tu salvación te cruzarás con iconos que te proporcionarán ciertas ventajas como check points, habilidades que permiten subir un par de bloques sin tener que colocarlos, vidas extra, eliminar a los enemigos que estén a tu alrededor… Si, has leído bien. Serás incordiado constantemente por tus adversarios carneros que tratan también de sobrevivir. Algunos te ignorarán e irán a lo suyo, pero pueden perjudicar tu plan de huida para subir. Otros tendrán la bondad de querer matarte. En la última fase de cada pesadilla, deberemos hacer frente a un jefe final, que son manifestaciones de los miedos de Vincent (bebés con sierra mecánica llamándonos papi, nuestra amada Katherine demonizada, unas nalgas con dentadura propia, etc). Pese a que el planteamiento es el mismo. Éste se vuelve más complicado debido al constante acoso del boss, que además cuenta con diversas habilidades para eliminarlos de un plumazo, como hacer desaparecer los bloques o que explosionen, invertir los controles del mando por si ya no estás demasiado ocupado pensando… A medida que vayamos superando las distintas fases, veremos el ingenio de Atlus para ofrecernos no pocas sorpresas en el desarrollo y evolución de una mecánica tan sencilla como mover bloques. Pues se unirán a la fiesta los mencionados bloques explosivos, otros que se rompen con nuestro peso, otros de hielo que son resbaladizos y muchas sorpresas más.

Es aquí donde también se pone en énfasis el carácter adulto y sin monsergas del título. Pues todas estas fases de puzles son demencialmente difíciles. No hay ni curvas de dificultad ni estupideces de esas. El juego comienza  siendo difícil y va “in crescendo” sin apiadarse de nosotros en ningún momento. Repetirás una y otra vez las fases mediante el discutible método de ensayo y error hasta que des con la solución y te encuentres a un escalón menos de tu salvación. Y a pesar de ser condenadamente difícil, es jodidamente adictivo para incentivar al jugador a que se supere de forma personal ante cualquier reto. Te equivocarás, te enfadarás y repetirás hasta la nausea hasta que lo consigas, con una sensación de satisfacción impagable cuando lo superes, y es que pensarás que eres el p**o amo. Difícil, frustrante y asombrosamente adictivo. Una combinación perfecta. Más aún cuando tenemos un diseño de niveles tan original y extraordinario. Catherine demuestra que se puede crear algo soberbio y muy grande con una jugabilidad de lo más sencilla. ¿Vas entendiendo, mi paciente lector, cómo se hace una propuesta completamente adulta?

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Entre cada una de esas fases, podremos guardar la partida y entablar conversación con los carneros, que iremos viendo que son las mismas personas que nos encontramos en el bar durante el día. Las conversaciones, siguen con la misma línea de animar a nuestros compañeros a superar sus crisis. Como si ya no tuvieras suficientes problemas para subir, seguirán acarreándote sus problemas personales para que les des una solución mediante esas respuestas tan distorsionadas y grises. Es más, si consigues que haya un buen compañerismo, los carneros te irán dando nuevas estrategias para ascender. Antes de cada fase, nos sentaremos en un confesionario donde nos harán una pregunta personal en la que deberemos responder sinceramente y con la que también determinará nuestro karma . Algunas de ellas son bastante atrevidas, mí querido lector, incluso si estás conectado online, podrás comparar tus respuestas con otros jugadores, que están clasificados entre hombres y mujeres de entre 20 y 40 años.

El karma, únicamente influye en el desenlace del juego, habiendo ocho finales distintos y de diversa índole, algunos de ellos simplemente sensacionales, poniendo una genial y redonda conclusión a una no menos brillante historia, que sabe combinar el thriller y lo paranormal. Lo cierto es que el tipo de preguntas personales, pueden recordar al test psicológico que se realizaba en el muy notable Silent Hill: Shattered Memories. ¿Qué harás, mi confuso lector? ¿Serás fiel o la infidelidad tiene su picardía? ¿Eres de los que quieren sentar la cabeza o eres de los que piensan que el matrimonio es dejar atrás las pequeñas tonterías para cometer una enorme estupidez? Independientemente de tus gustos, querrás saberlos todos. Que sepas que para ello te aguarda una larga temporada. Pues la aventura puede durar entre 15-18 horas, dependiendo de lo hábil que seas o del ritmo en cómo te afrontes toda la aventura. Por otra parte, es un juego que insta a jugarlo en compañía, eso sí, si lo disfrutas en compañía de tu pareja, debe de ser un puntazo o un juego muy peligroso. Pero estamos ante un título que está mucho más orientado al público masculino.

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Tranquilo, mi inquieto lector, si eres de los que se lo piensan dos veces antes de adquirir un juego que no posea un multijugador, que sepas que Atlus ha pensado en ti. Una vez hayamos terminado la aventura se desbloqueará un modo llamado Coliseo en que consiste en superar muchísimas fases de bloques al lado de un compañero de forma competitiva. Eso sí, solo se puede hacer de forma local, nada de online. Pese a que este servidor siempre ha sido un ultrajante defensor del multijugador local, he de reconocer que aquí es peligroso, pues los piques pueden ser descomunales. Más vale que te controles, mi efusivo lector, pues es normal que tengas ganas de romperle los dientes a tu compañero de al lado cuando veas que tus posibilidades con los puzles se acaban y tu compi vaya un par de bloques por delante de ti. También hay un modo cooperativo llamado Babel, que este sí que es importante el trabajo en equipo, aunque también se puede jugar en solitario. Y es que Atlus ha conseguido una mecánica soberbia que exprime al máximo, y tú quedarás encantado a medida que le cojas el tranquillo.

Otro de los reclamos que más llaman la atención de este singular título es su apartado gráfico, con una estética anime 100%, con escenarios y personajes que gozan de un elaborado y trabajado diseño, una enorme expresividad, una colorimetría muy rica e intensa y con animaciones muy realistas. Algunos puede que no les guste la poca variedad de escenarios, pues se cuentan con los dedos de la mano, pero su diseño está tan cuidado, que ayudan a sentirte dentro de la historia. También la trama se cuenta en ciertos momentos mediante secuencias anime elaboradas por Studio 4ºC (Animatrix, Steamboy). Vistoso, atractivo, atrevido  y desde un punto de vista técnico, inmejorable. El sonido no se queda atrás, con melodías de Jazz cuando estemos en el bar, con cambios considerables cuando ya estamos en medio de las pesadillas. El juego llega en un muy buen doblaje en inglés y para los más puristas, también podrán gozar de las voces en su versión original japonesa. Todo el juego cuenta con subtítulos al castellano. Algo muy destacable y hasta extraño teniendo en cuenta el tipo de juego que es y de la poca repercusión que tendrá.

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Catherine llega dando un fuerte y sonoro golpe sobre la mesa, reivindicando la originalidad, la frescura y la innovación a una industria demasiado acomodada y cobarde. Estamos ante un juego que hasta podría considerarse como peligroso, pues ridiculiza y pone en evidencia a muchas otras producciones de descomunales pretensiones, cuyos desarrolladores trabajan demasiado con la boca y poco más. Deja en mal lugar a todos esos diseñadores que afirman que una trama elaborada y adulta en un videojuego solo puede ser llevada a cabo mediante un desarrollo anfetamínico de Quick Time Events. Atlus no recurre a ellos, sino que emplea un sistema de juego fresco, dinámico, sencillo y con un nivel de adicción descomunal. Convierte en peleles e imberbes a todos esos juegos cuya supuesta temática es adulta. Este juego te trata como tal, pero mucho más allá de su anunciado contenido picante. Toda una rareza que ojalá más compañías inviertan en la elaboración de este tipo de juegos. Pues lleva hace madurar todos los géneros que toca. No creas que no te entiendo, mi querido lector, es muy probable que Catherine sea un juego demasiado raro para ti, pero sin ánimo de faltarte al respeto, raro serías tú si no le dieras una oportunidad por culpa de tus prejuicios. Siempre que busques algo nuevo, Catherine es una adquisición obligada, pese a que el dependiente de la tienda te mire como un bicho raro cuando vayas a adquirirlo. Si no te gusta, no te preocupes, verás como en unos años se revalorizará mucho debido a su condición de rareza y de su número limitado de copias distribuidas. Catherine es toda una obra de culto y algunos, servidor incluido, no dudarían en elevarlo como obra maestra. Independientemente del bando en que estés, no únicamente no te dejará indiferente, sino que nuca habrás visto tanta humanidad en un videojuego, tanto en lo bueno como en lo mano. Y es que el ser humano es un ser complicado, repleto de matices y de contrastes.

Análisis: Catherine 8