La noticia de que los creadores de Gears of War iban a dar rienda suelta a sus ansias de destrucción descerebrada fue muy celebrada en esta santa casa. El desarrollo de un FPS que dejase atrás cualquier tipo de historia para centrarse en crear un estilo de juego basado en los combates constantes a golpe de combos resultaba lo bastante tentador como para no dejar pasar el título de People Can Fly y Epic Games. Precisamente han sido los chicos de Epic los que, comandados por el inefable Cliff.B, inundaron la red con declaraciones y vídeos en los que se quejaban con ironía de la situación actual de los FPS y en su favor hay que decir que han hecho todo lo posible por desmarcarse (aunque sólo en algunos aspectos) de la tendencia actual. Veamos que tal les ha ido.
El guión de Bulletstorm cabe en un postit, o casi, puesto que hacia el final del título se introduce cierta variante que comentaremos más adelante (tranquilos, no es un spoiler). Encarnamos a Grayson Hunt (Gray para colegas y familiares) el antiguo líder de un pelotón de asesinos a sueldo pagados por el ejército que tras descubrir que la gente que liquidaba eran civiles disidentes, y no peligrosos terroristas, decide rebelarse contra su jefe, el General Sarrano. Esta decisión acarrea que sean los tipos más buscados de la galaxia por multitud de cazarrecompensas. La historia comienza precisamente con el interrogatorio a uno de estos cazarrecompensas, que tras una serie de sucesos acaba convirtiéndose en una vendetta personal contra Sarrano que dará cómo resultado la muerte de alguno de los componentes del grupo y la transformación parcial de uno de ellos, Ishi, en un androide cuya personalidad está parcialmente controlada por un ordenador y que se convertirá en nuestro (poco) fiel compañero durante la mayor parte del título. Pura cara B de videoclub.
Afortunadamente el guión-cliché sirve unicamente cómo excusa para liarse a tiros con todo lo que se nos ponga por delante. Es aquí donde reside el mayor acierto del título, puesto que después de este inicio se coloca a protagonista y jugador en un entorno desconocido para ambos, una suerte de planeta de colores lisérgicos que en su día sirvió como retiro vacacional y que en la actualidad está poblado por lo peor de cada casa en materia de bandas armadas, mutantes, mutantes armados, bandas mutantes…creo que me entendéis. Fauna y flora hostil que nos servirá para nuestro mayor propósito: matar con estilo. Donde otros títulos apuestan por el headshot cómo leiv motiv para que el jugador sienta su poder sobre los enemigos, aquí queda relegado a uno más de los muchos métodos que podremos utilizar para sumar puntos de estilo. La combinación no puede ser mas simple: patada-látigo-disparo. Bajo ese triunvirato de poder deberemos realizar todas las acciones posibles que imaginemos, aunque tendremos cierta ayuda al respecto. Contaremos con una especie de bitácora de sangre (ellos lo llaman Skillshots) en el hub donde nos propondrán diversas formas de matar con cada una de las distintas armas que iremos desbloqueando y la puntuación de cada una de ellas. Ojo porque estamos hablando de más de 100 combinaciones, lo que hace una idea del esfuerzo realizado en esta materia. Dicha puntuación hará de “moneda de cambio” para poder comprar nuevas armas, munición y disparos especiales.
Todo esto no pasaría de ser algo complementario si el resto del título no acompañara, pero la apuesta por el hacer el cabra es completa, por lo que tanto escenario cómo propuesta están al servicio del gameplay. Tal y como comentábamos antes el mundo en el que nos encontramos es tremendamente hostil, por todas partes habrá peligrosos hierros puntiagudos, plantas asesinas, barriles explosivos, grandes alturas, descargas eléctricas…y todas nos servirán para acabar con nuestros enemigos y sumar puntos. Enemigos que dicho sea de paso están ahí únicamente para ser machacados sin piedad. No pasaremos ningún momento de apuro propiamente dicho durante el juego en el sentido de que nos maten una y otra vez, los momentos complicados consistirán en intentar conseguir realizar todas las muertes posibles. Los enemigos son perfectamente conscientes de que están ahí para que utilices su anatomía como banco de pruebas particular. El último pilar sobre el que se sostiene el gameplay es el acotamiento de los movimientos a realizar. Donde otros títulos hubiesen optado por aumentar indiscriminadamente el número de movimientos, aquí parece que todo ha sido medido milimétricamente. Tanto el número de armas, con sus dos tipos de disparo cada una cómo el número de combinaciones a realizar se antoja más que suficiente sin resultar inabarcable. Se evita de esta manera convertir Bulletstorm en el Shoot ’em up que de ningún modo pretende ser.
Tengo mis reservas con respecto a la dirección artística elegida por el binomio Epic/PcF. Resulta evidente que está claramente influenciada por Gears of War, puesto que mezcla entornos de piedra y urbanos dentro de un mundo lleno de naturaleza. Muchas de las texturas y motivos elegidos parecen incluso un poco o nada disimulado homenaje al títulode Marcus Fenix. Sin embargo, la variedad de entornos y las situaciones conseguidas gracias a ellos hacen olvidar lo hortera que pueda parecer el diseño elegido, que por otra parte tiene una factura técnica excelente. Avanzaremos varias veces mientras se están destruyendo bajo nuestros pies estructuras y edificios, caeremos al mar, volaremos en distintos aparatos y en un momento dado controlaremos algo absolutamente inesperado. Todo esto mientras nuestro protagonista va soltando por la boca cientos de tacos y da muestras de su odio a Sarrano.
Dentro de la homogeneidad del título, sorprenden algunas decisiones puntuales que parecen querer llevar a Bulletstorm a un lugar que no le pertenece. Al principio hablábamos de ese meta-lenguaje utilizado para mostrar que tanto protagonista cómo jugador llegaban al escenario donde se desarrolla el título por primera vez y se sorprendían de la misma manera al utilizar algunas armas y ver sus resultados. Curiosamente a medida que avanzamos nos encontraremos con que un personaje cuestiona nuestra ética (¿?), echándonos en cara la cantidad de muertes ocasionadas por nosotros mismos durante el juego únicamente por conseguir matar a Sarrano. De hecho esto se repetirá durante bastantes veces durante el desarrollo, cosa que no deja de sorprender cuando en ningún momento parece el tipo de propuesta que nos pueda hacer pensar sobre nuestras acciones. También me resultan sorprendentes e irritantes la cantidad absurda de QTEs a los que hay que enfrentarse durante la campaña. Verme pulsando el botón izquierdo y derecho del ratón consecutivamente para que el personaje trepe por una liana es completamente ridículo, aunque al ser bastante cortos y no tener consecuencias mas allá de los puntos ganados al pulsar en el momento correcto no llegan a arruinar la experiencia.
En definitiva Bulletstorm se muestra sólido y honesto en sus planteamientos. El título no engaña a nadie y eso es algo siempre de agradecer. La campaña dura en torno a unas 8 horas y me parece la cantidad justa para no llegar a aburrir. Muchos echarán en falta un modo cooperativo para la campaña, aunque en mi caso me cuesta horrores conseguir el mismo horario que un amiguete para jugar a lo que sea, así que a mi me ha dado igual. Para compensar disponemos de los flashbacks, una serie de escenarios donde deberemos intentar conseguir el máximo número de puntos posibles. Es la forma perfecta de reducir el título a su mínima esencia y la cosa resulta tanto o más divertida que el propio juego en sí. Con respecto al multijugador se limita al modo “Anarquía”, extremadamente parecido al modo “Horda” de Gears of War.
Epic y People can Fly han creado un gameplay que es una caja de arena en sí mismo. Es de alabar la sencillez de su planteamiento y lo profundo de su resultado. Sin embargo hay que tener muy claro que para que ese planteamiento funcione se necesita el esfuerzo del jugador. Te puedes pasar el título entero sin utilizar el segundo disparo de algunas armas y pegando simples tiros en la cabeza pero entonces la propuesta se queda en un shooter tirando a normalito sin ningún tipo de encanto. Si se quiere encarar Bulletstorm hay que hacerlo con el ánimo de jugar dentro del juego (otra vez el metajuego) y en ese caso, tanto tú cómo Gray disfrutaréis de todo lo que puede ofrecer.