En muchas ocasiones se ha acusado al videojuego como medio de glorificar los conflictos bélicos. Es, en cierta medida, normal. Normal porque una jugabilidad construida en torno al arma del personaje, en la que la única acción con la que relacionarse con el medio es el disparo, no va a dejar mucho espacio para otra cosa que no sea avanzar y disparar. Si además tenemos en cuenta temas espinosos como la aparición de armas reales por las que se paga para que aparezcan en muchos títulos, el nada disimulado empleo por parte de muchos ejércitos del videojuego como estrategia de reclutamiento o la propia cultura gamer pues… bueno, dan ganas de esconderse un poco. Por suerte ya han pasado años de títulos como This War of Mine o Valiant Hearts, donde se demuestra lo jodida que es la guerra y que puede crearse un videojuego ambientado en ella que muestre su lado menos lúdico. 11 – 11 Memories Retold viene a unirse al club.
El juego de Digixart y Aardman Animations se mete de lleno en la Gran Guerra para contarnos la historia de dos combatientes, uno en cada bando. Por un lado, un joven fotógrafo canadiense que se une al frente Occidental y por el otro un padre que se alista en el ejército alemán para ir en busca de su hijo, desaparecido en combate. El objetivo pronto pasará a ser preservar su humanidad y salir con vida de ese infierno.
Está claro que el impacto que pudiera tener va a ser menor porque (por suerte) 11 – 11 Memories Retold ya no es el primer videojuego que se mete a hablarnos de esto. Sí lo hace desde una perspectiva más habitual y similar a la que se usa en muchos videojuegos bélicos. Le acompaña, además, un estilo visual que lejos de apostar por un hiperrealismo sórdido lo acerca más a una terrible ensoñación, a un cuento triste del que querremos salir según entremos.
Ya está disponible en PC, PS4 y ONE y las críticas que encuentro son todas positivas. Uno no puede sino alegrarse y esperar más cosas así.