Pese a que los juegos de plataformas laterales son mi género favorito (o tal vez por ello), soy muy reticente a la hora de catar ciertas novedades del panorama. Sobre todo si hablamos de novedades vestidas de retro, por mucho amor que destile su estética. Probablemente el motivo sea la sobresaturación que existe en el mercado: cientos de juegos que gráficamente recuerdan a viejas glorias como Mega Man, Ghosts’n Goblins, Mario Bros., pero que no son capaces de transportarte a aquella época. O esa dichosa manía de elevar la dificultad de este género casi a nivel Dios por vaya usted a saber qué razón. Sí, cuando uno pone la vista en el pasado, recuerda unos juegos difíciles de cuidado, pero más que difíciles, que algunos lo eran, tendemos a endiosarlos en este aspecto debido a las carencias técnicas de la época: cartuchos, falta de memoria, etcétera.
Pues aquí se plantan los muchachotes independientes de Yacht Club Games, con su modesto Kickstarter para intentar alcanzar la cifra de 75.000 dólares. Ni cortos ni perezosos, el 14 de abril de 2.013 habían logrado financiar con éxito el proyecto con la friolera cifra de 311.501 dólares, ¡guau! ¿Y cuál era el juego? Del que va a hablar ahora un servidor: Shovel Knight, un plataformero lateral que derrocha amor retro por todos y cada uno de sus poros indies (el estudio contaba con cinco personas en julio de 2.014).
La propuesta de Shovel Knight parece sencilla pero es una gesta muy difícil de alcanzar: que te transportes a los noventa, cuando llegabas del cole con unas ganas terribles de jugar a tu consola pero tu madre te decía aquello de “¡Haz los deberes primero, nene!”. Hacías las mates, lengua, naturales, o lo que fuera a toda pastilla, encendías tu televisor de culo gordo, le dabas al conmutador de tu consola noventera y le enchufabas el cartucho del juego que, con suerte, estrenabas cada cuatro o cinco meses para exprimirle hasta la última pantalla. ¿Y lo consiguen? Vaya que si lo consiguen, y con notaza, a mi parecer.
De las seis a doce horas que puedes exprimirle al juego encarnarás el papel de Shovel Knight, compañero de fatigas y amante de Shield Knight. Juntos recorren el mundo en busca de tesoros y aventuras, hasta que un día, en la Torre del Hado, ambos caen presa de la magia negra de un amuleto. Cuando despiertas, Shield Knight ha desaparecido y prometes por lo más sagrado rescatarla. Para ello, habrás de plantarle cara a los ocho miembros de la Orden hasta llegar a las entrañas de la Torre del Hado, lugar donde te enfrentarás a la malvada Hechicera.
Shovel Knight tiene que beber de todos estos clásicos que ya hemos nombrado: Mega Man, Patoaventuras, Super Mario Bros., Castlevania, etcétera. Pero además, se atreve a darle un nuevo enfoque aprovechando que las tecnologías ahora juegan más a nuestro favor que a nuestra contra. Y es en este sentido donde, a riesgo de que más de uno me tire piedras, Shovel Knight ha conseguido transportarme al pasado pero teniendo siempre presentes mis recuerdos de los títulos de la más rabiosa actualidad.
Tratándose de un título de sus características, la mecánica no es nada original, sino más bien un refrito de todos aquellos títulos de nuestra niñez. Empezamos con mapa casi calcado de cualquier mundo del Super Mario Bros. 3 con puntos cerrados por cada uno de los ocho caballeros de la Orden. Cada vez que derrotemos a uno, podremos acceder a nuevas áreas como pueblos, niveles de bonus o mazmorras. En alguna ocasión hasta se nos plantará en el mapa un enemigo que se moverá por las casillas hasta que nos acerquemos a él para entablar combate. En cada mazmorra deberemos avanzar de izquierda a derecha (en la mayoría de las ocasiones) para alcanzar al caballero de turno que nos esperará al final. Comenzaremos el juego con tres corazones y algunos puntos de magia. A medida que avancemos en la historia podremos canjear vales de comida por más corazones o comprar medidores de magia para poder lanzar más hechizos. Al matar a nuestros enemigos a palazo limpio, nos soltarán frascos de magia, gemas para comprar objetos o comida para rellenar nuestra vida.
Pero donde Shovel Knight se lleva el premio de la pala de oro es en su banda sonora. La espectacular composición en chiptunes que ha hecho Jake Kaufman (Shantae and the Pirate’s Curse, Double Dragon Neon, etcétera). Es sencillamente deliciosa y se merece todo el amor y respeto que seamos capaces de profesarle. De hecho, mientras escribo estas líneas la tengo puesta de fondo para conseguir una mayor inspiración. Para que os hagáis una idea de lo buena que es la banda sonora, mi señora esposa (bastante friki ella) apagaba su música mientras trabajaba para escucharme a mí jugando.
Como ya nombré arriba, no es uno de esos títulos con aire retro que apenas logra acabarse el 10% de sus usuarios, pero tampoco es un título sencillo. Increparemos a todos los santos en más de una ocasión, pero es muy factible que consigamos acabarlo. Y en este punto es donde vuelvo a lo que dije sobre reminiscencias a juegos de la actualidad. A medida que avancemos en una mazmorra, nos iremos encontrando farolas que encenderemos con pasar por al lado de ellas. Estas farolas hacen las veces de puntos de control, por lo que si morimos, regresaremos a la última farola que hubiéramos encendido. Con nuestra muerte perderemos un porcentaje de gemas, que se quedarán en el mismo punto donde morimos y recuperaremos si logramos llegar de nuevo hasta ellas. Además, opcionalmente podremos optar por destruir las farolas para conseguir más gemas, lo cual le da al asunto un nivel adicional de dificultad, porque si morimos, de vuelta al principio que nos vamos. ¿No nos suena todo esto? Sí, a mí me ha recordado totalmente a la saga Souls (Demon’s Souls, Dark Souls, Dark Souls II).
En cuanto a su jugabilidad, Shovel Knight está muy bien planteado y muy bien ejecutado. Como única pega (por buscarle alguna) a veces resulta un pelín difícil atizar a ciertos enemigos con tu pala, pero de resto nos encontramos con un apartado muy bien pulido. Esos saltos sobre la pala que nos recuerdan por completo al bastón de Patoaventuras, ese caballero azul que es una mezcla entre Mega Man y Ghosts’ n Goblins, buf, cuánto HAMOR. Es muy divertido y, aunque podría pecar de poca rejugabilidad, la experiencia será tan grata que seguramente nos entren ganas de volver a pisar sus tierras en un futuro no muy lejano. Un consejo: merece mucho la pena jugarlo con un mando, no con el teclado. De lo contrario, se pierde una buena parte de la magia.
El juego está disponible para muchas plataformas: Steam (Windows, OS-X y Linux) y Nintendo E-Shop (3DS y WiiU). También llegará a la PlayStation Network en algún momento del 2.015. En cuanto a su precio, unos más que bien merecidos 14,99€ y lo tendremos a nuestra entera disposición. Un poquitín más si compramos también su gloriosa banda sonora.
En definitiva, Shovel Knight es una delicia con aire retro que vale la pena jugarse de arriba a abajo. Un título que nos transportará de lleno a los noventa y nos volveremos a sentir niños con nuestros mandos de la Mega Drive o la Super Nintendo entre las manos. En esta ocasión, no puedo hacer otra cosa que arrodillarme ante él, rendirle pleitesía y darle el título de recomendadísimo de Nivel Oculto.