Si pensabas que el mundo de los videojuegos era el único universo de ocio que se libraba de tener su lado oscuro, te equivocas. Existe la historia de un juego con una leyenda digna de permanecer junto a la del disco de vinilo que invoca al diablo si lo reproduces al revés o la de la compañera misteriosa del colegio que entre clases, y amparada por la intimidad del baño, se metió un bote de zumo por sus partes y tuvo que bajar a la Sala de Profesores a pedir ayuda porque le hizo vacío. Es la leyenda de ‘Polybius’ y tiene su origen, como no, en los años ochenta.
Polybius resultaba ser un juego de recreativa de esas que devoraban monedas de 5 duros (si amigos, hubo un tiempo más feliz en el que el Euro no era nuestra moneda) y dioptrias a partes iguales. Vectores de colores y música destructora de mucosas conformaban un juego creado por una pseudodesconocida compañía y que fue un rotundo éxito. Ya de por sí, el nombre de los creadores marcaban las bases de la leyenda: Sinneslöschen (“inhibición sensorial” en castellano). Al parecer, quienes se agolpaban ante sus cátodos afirmaban que por las noches sufrían miedos nocturnos, insomnio, pesadillas y derrames anales crónicos. Pero que misteriosamente no podían dejar de jugar al día siguiente.
Los más lanzados afirmaban que allá por la fase tropecientos comenzaban a aparecer mensajes subliminales demoníacos y voces femeninas que gritaban de dolor mientras exigían saber por qué le hacían eso.
Pero lo más extraño era que mientras los incontrolables adictos desperdiciaban sus pre-euros del año 81, unos misteriosos hombres de negro tomaban notas de los resultados de los jugadores y realizaban encuestas. Hasta el fatídico día en que un jovenzuelo influenciable sufrió un ataque de epilepsia que acabó con él. Y mientras el joven aún agonizaba entre estertores, los hombres de negro retiraron del mercado todas las máquinas, no quedando ni tan siquiera los ROMS para emularlo hoy día en nuestros PCs.
Y así quedó ese juego formando parte de ese maravillo tejido demoníaco de los ochenta. Dicen que era parte de unos experimentos secretos del gobierno, tal y como hicieron en los 60 con el LSD y como buen rumor fue absorbido por la cultura popular y debidamente olvidado.
Hasta que internet lo ha vuelto a resucitar. Porque al parecer unos programadores recopilaron los testimonios de aquellos que jugaron en su tiempo y crearon un ROM de lo que en apariencia debía ser en realidad ese maldito juego y que puedes ver haciendo click en el siguiente vídeo.
Visionar durante cinco minutos el vídeo te hace entender la razón de los vómitos y el terror nocturno de sus jugadores. Pero no el por qué de que la gente quisiese jugar a semejante engendro.
Pongámonos en situación: principio de los ochenta. En tu barrio hay un bar, en el que te dejas los ahorros de la semana en el único juego que hay. Se trata del ‘Galaxian’, que por mucho éxito que tuviese no se trata más que de una mierda de gráficos con un famoso bug y con un ruido infernal. Un juego cuyos gráficos son sólo contornos de lo que deberían ser naves extraterrestres y un triángulo que dispara cuadrados.
De repente llega algo que tiene cuatro colores diferentes y unos ruidos combinados con lo que parece formar una melodía. Tienes las hormonas a tope, la pelirroja de cara grasienta no te hace caso y sólo te puedes aliviar aporreando botones como un mandril. Te ponen eso delante y claro que juegas hasta que te sangre la retina.
Los vómitos, epilepsia, terror nocturno e insomnio es la respuesta natural a esta bomba audiovisual. A largo plazo, lamentablemente, sí fueron los conejillos de indias de un sector que hoy día hace obras de arte y que en ese momento tenían que hacer pruebas de ensayo y error.
¡Alcemos nuestras copas y brindemos por estos “Space Monkeys” de la carrera de los Videojuegos! ¡Gracias a ellos y su sacrificio hoy podremos disfrutar de Zeldas, Marios, Niko Bellics y Altaires!
Fuente: Yo lo leí en internet, y todo lo que pone en internet es cierto.
Artículo originalmente publicado en Papanatos.