“I don’t want to set the world on fire” Así es como empieza el trailer del E3 y el teaser que da inicio al propio Fallout 3 cada vez que lo enciendes. Y es que esta maravilla de Bethesda, se explica con el verso de la famosa canción de los 50. Fallout 3 es un Action RPG de los buenos, sin incluir elementos de hack and slash ni de FPS tipo Call of Duty que tanto mal han hecho a los videojuegos en la última década.
Podría decirse que el juego es un reboot, ya que es el primer título de la saga a cargo de Bethesda (Hay dos títulos isométricos también dignos de mención en esta sección) aunque cada título presenta a un protagonista diferente que personalizamos desde el comienzo.
Fallout 3 es un título ambicioso que ofrece un mundo profundo y vivo. Una obra maestra sobre el fin del mundo, en el que podemos visitar (e interactuar) constantemente con facciones y grupos y donde nuestros actos tendrán repercusión en todo lo que hagamos mediante un sistema kármico.
Un sistema profundo y bien implementado en el que ser un diablo y arrasar con comunidades para pasar a ser luego un cacho de pan que ayude a todo el mundo no engañará a nadie, ya que el mal hecho no se agravia así como así, siendo muy difícil mantener siempre un sistema kármico impoluto por la dificultad de hacer el bien en todo momento (y por lo divertido que es sacar un rifle de plasma y cepillarte a cuanto te encuentres por delante)
El diseño del juego es magistral ya que intentan hacer desde un primer momento que te centres en vivir la experiencia y olvidarte de que es un videojuego. Así la creación y personalización del personaje es la más brillante jamás planteada en un videojuego desarrollándose esta nada más nacer, y ya mostrando elementos importantes de la historia. Así como los tutoriales en los que nos muestran las mecánicas del mundo, son fases de nuestra infancia y adolescencia entre las que distan muchos años para pulir las habilidades y que nuestro personaje se convierta en un superviviente.
A pesar de criarnos en un refugio, pronto nos tendremos que ir para dejar atrás la seguridad del hogar y descubrir por qué tu padre te ha abandonado en el refugio. Lo primero que vemos al salir es la panorámica de lo que una vez fue Washington D.C, y que ahora es conocido como el Yermo. Un amasijo de ruinas y ciudades construidas con placas de chapa y escombros.
Ahora bien, este mundo no está desierto. Hay civilizaciones en todos los rincones del mapa en mundo abierto que mide aproximadamente unos cincuenta kilómetros cuadrados reales, en los que no esperes conseguir algún tipo de montura o vehículo. Tendrás que atravesar el mapa explorándolo ya sea siguiendo las carreteras o bordeando a través de las rocas y hondonadas. La decisión no es fácil, ya que tienes que decidir si seguir la carretera llena de bandidos y supermutantes (una especie de Hulks con metralletas a lo Rambo) o decidir internarnos en la “naturaleza” y ser atacados por toda la fauna mutante que nos convertirá fácilmente en una especie en peligro de extinción.
Además de una historia profunda en la que tratamos de seguir los pasos de nuestro padre e ir descubriendo la realidad de nuestros progenitores y su estrecha relación con un proyecto secreto que nos hará encontrarnos con las dos grandes facciones del juego: el Enclave (un gobierno fascista autoproclamado) y la Hermandad del Acero, unos templarios convertidos en nerds de la tecnología.
La estética heredada de los primeros fallouts, es una alegoría a cómo la tecnología acabará por destruir el mundo, inspirada en los felices años 50 y creando así un retro futurismo en el que todo se basa en la imaginación sobre el futuro de aquella época con armas láser, robots y un diseño que en aquella década encontraban futurista. Así, el sueño de un mundo feliz propuesto por aquella generación que inspiró a los Hewlett Packard y que luego se transformó en los Steve Jobs y Bill Gates da paso a un mundo en el que la Tercera Guerra Mundial llevó al mundo a un invierno nuclear, y en el que la tecnología se rescata para vivir un día más.
El juego comienza con una introducción narrada por el doblador de Morgan Freeman en España. ¿Puede haber algo más épico que empezar una historia así? Una historia en la que tienes que decidir pasar de todo o realmente involucrarte. Vivir en el mundo del mañana en el que la opción puede ser el beneficio personal, ayudar a los demás o ocuparse únicamente de sobrevivir asaltando comunidades y lugares para conseguir recursos.
El diseño del mundo es impresionante. En él se mezclan monumentos medio derruidos del Washington D.C real con nuevos lugares. Así, podemos combatir en el Capitolio, entrar en la Necrópolis en la que se ha convertido el Smithsonian o unirnos a los negreros en el monumento a Lincoln decapitado, o bien podemos descubrir lugares como Megatón, una ciudad fundada en torno a una bomba atómica sin explotar o buscar un hueco en Rivet city, un antiguo portaaviones reconvertido en urbe.
No esperes en este juego grandes mundos, ya que todo se basa en la supervivencia entre los escombros. Además, perderte por el mapa te puede llevar a lugares insospechados, como pequeñas repúblicas independientes de 5 personas, fábricas abandonadas o harenes de un tipo que decide pasar el fin del mundo borracho entre mujeres.
Y es que ese es otro aspecto del Fallout 3, donde el uso de drogas y alcohol es algo normal, pero que nos puede llevar a una adicción. Y no creo que sea fácil montar una terapia de Alcohólicos Anónimos en medio del fin del mundo.
En definitiva, Fallout 3 es un juego brillante y sorprendente que beneficia la exploración con el descubrimiento de nuevas historias y visiones que aportan una profundidad no lograda antes. Un mundo realmente devastado en el que te proponen una única pregunta ¿quieres vivir o sobrevivir?