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1001 Videojuegos que debes jugar: Doom

1001 Videojuegos que debes jugar: Doom 1

Cualquier aficionado a la literatura, un día u otro, tendrá que leer El Quijote o la Iliada. Cualquier aficionado al cine, en algún punto de su vida, tendrá que ver las grandes obras de Kurosawa o Kubrick. Cualquier aficionado a los videojuegos, en un momento de su vida, tendrá que jugar al Doom. Para aquel que no lo conozca, hecho que se nos antoja más que improbable, imposible, Doom es un juego de disparos en primera persona publicado en un lejano 1993 por un equipo llamado a revolucionar el mundo del videojuego id Software y dirigido por un joven John Carmack.¿De qué va Doom? El jugador encarna a un marine que es abandonado en una de las lunas de Marte cuando ocurre algo terrible, las puertas del Infierno se abren, y por ellas entran todo tipo de demonios y criaturas ¿Cuál es la labor del marine? ¿Entablar conversaciones de paz con estos nuevos individuos? ¿Llevarles paz y amor para el mejor desarrollo de las dos especies? Por supuesto que no, estamos hablando de un juego del año 1993, de una piedra fundadora del género FPS, la labor del marine será acabar con todos y cada uno de ellos, sin misericordia y sin perdón, sin pausa, pero sin prisa.La historia, digamos, es lo que menos importa en este juego, a esta magna obra del software de entretenimiento tenéis que jugar antes de morir por mil y una razones, por dos mil y una razón, pero sobre todo por una, Doom es un juego que no se olvida, Doom es una experiencia en sí misma, y no nos gusta utilizar la palabra experiencia para los videojuegos, pero aquí se justifica por sí sola. Instalar Doom, subir el volumen, colocarte los casos (se recomienda acompañar la sesión con una buena música machacona, estamos pensando, en, por ejemplo, cualquier banda de rock duro, o, para paladares sibaritas, la banda sonora de Hotline Miami), elegir el nivel donde las letras, formadas por sangre, se derraman por tu pantalla, empuñar tu teclado, nada de ratón, y desgastar las teclas WASD, nunca, te aseguramos, será tan placentero.La verdadera esencia del juego está en su jugabilidad, en ver como se ilumina el rostro del personaje con una gran sonrisa tras recoger la primera escopeta, en recorrer con insistencia los pasillos en busca de algún secreto que te permite recuperar tu salud, porque aquí no existe nada de recuperación automática, tan solo unas letras rojas, bien marcadas en la pantalla, que determinarán tu sino. En contar las balas, no malgastarlas, porque nada de munición infinita ni cartuchos repartidos por todos los rincones, en los niveles de dificultad media y alta serán un bien escaso. En enfrentarte tú solo, arma en mano, con todas las hordas del infierno e ingenios sacados de la imaginación más enferma que haya pisado la Tierra, pero sobre todo, hay que jugarlo por su ambientación.¿Cómo? ¿Estamos locos? ¿Una ambientación lograda en 1993? ¿Acaso no has probado ningún FPS actual? Te estarás preguntando ahora mismo si tienes la gran suerte de no haber probado nunca Doom. Y si es cierto, si nunca has probado nunca Doom, te envidiamos, porque vas a enfrentarte a una de las mejores experiencias que hemos tenido el placer de disfrutar en el mundo del videojuego. (Ah, una pista, si empiezas de nuevo, si nunca has jugado a Doom, nada más empezar, no saltes el escalón, dirígete a la derecha, hacía un balcón, hay una sorpresa). Bueno, recogiendo el hilo de la narración, su ambientación es magnífica, a lo largo de la partida iremos recorriendo cada una de las bases militares que existen, cada una de ellas tendrá una ambientación diferente y será nuestra misión recorrerlas por completo, buscando sus secretos y lógica interna para escapar de ellas y continuar a la siguiente. Lo realmente importante de la ambientación en las que se sumergen las estaciones espaciales es su sonido. Seremos capaces de escuchar los rugidos y los pasos de los enemigos con antelación, el estrés y la emoción de enfrentar nuevos riesgos nos sumergirán en un estado de euforia que únicamente se calmará con la victoria y nuestro pie sobre los cadáveres de los demonios diseminados por los suelos grises de las estaciones espaciales. Será tan efectivo la existencia de estos ruidos para prepararnos ante el combate como la inexistencia de este, existirán momentos en los que nos adentraremos en grandes salas vacías, muertas en apariencia, que a la voz de ya, se poblarán de decenas de enemigos que nos rodearán, forzándonos a escapar a situaciones más seguras para nuestros personajes, como pequeños pasillos donde enfrentar a los enemigos de uno en uno. Si nunca has jugado a Doom, si nunca has recorrido sus oscuros pasillos mal iluminados, si nunca has sentido el alivio de encontrar un botiquín en un momento crítico de tu partida, si nunca has sentido como un triunfo encontrar, por fin, la última arma, si nunca has jugado a un FPS donde mirar para arriba y para abajo está sobrevalorado, si nunca has jugado a un juego donde la pericia y los reflejos del jugador cuenten en la ecuación del éxito, si nunca has jugado a Doom y te gustan los videojuegos ¿de verdad te gustan los videojuegos?