1001 Videojuegos que debes jugar: Bully

1001 Videojuegos que debes jugar: Bully 2

¿Qué? Canis Canem Edit en Europa, o Bully fuera de ella.

¿Quién? Rockstar Vancouver (antiguamente Barking Dog Studios), el estudio que ahora trabaja en Max Payne 3

¿Cuándo? 2006, para PS2, 2008 para PC, Wii y XBOX360.

¿Por qué? Porque derrocha simpatía, aún puede encontrarse a precio muy barato y es un osado intento por hacer un sandbox en otra ambientación. Cuando apareció, todavía faltaba mucho tiempo para que ocurriesen juegos como Red Dead Redemption o L.A. Noire. De hecho, salió probablemente en el peor momento posible: mucha gente estaba dando ya el paso a la nueva generación de consolas y fue de los últimos juegos en aparecer para PS2.

Por suerte para el bolsillo de Rockstar, tuvo una importantísima campaña de marketing por parte de los medios. Sin siquiera conocer el juego ni haberle echado un vistazo se montó una enorme polémica en los medios de comunicación por el título del juego (“abusón”, en inglés) y por el supuesto objetivo del mismo: ir haciendo bullying por un instituto. Tal fue el impacto que el juego tuvo que cambiar su nombre para aparecer en Europa, y sigue prohibido en países como Brasil. No es esa la premisa jugable, pero también es probable que haya habido un enorme oportunismo por parte de sus creadores para aprovechar un momento en el que empezaban a salir más y más casos de acoso escolar.

De hecho, el principal acosado es el protagonista del juego, Jimmy Hopkins, un adolescente (clavado a Rooney) de 15 años que es internado en la Academia Bullworth tras haber sido expulsado de otros siete sitios antes. Nada más empezar el juego ya nos da pistas de por dónde puede venir la agresividad y el enfado del protagonista: procede de una familia desestructurada y su madre se casa y se divorcia como si esto fuera la Bolsa y hubiera que comprar y vender continuamente. Nada más llegar, Jimmy será abusado y tendrá que tomar una decisión: o los demás, o yo.

Esto de ganarse el respeto lo conseguirá a base de, primero defenderse, y luego golpear antes. Y aunque hablemos de los creadores de la saga Grand Theft Auto, no será una escalada de violencia sin igual, sino más bien algo parecido a lo que ocurre en la película “La venganza de los nerds“, a base de “inocentes” putadas, bromas y peleas.

Más allá de las misiones principales, será el jugador el que imprima el carácter de Jimmy, que bien puede pasar las tardes dando palizas a sus compañeros como recogiendo flores y besándose con chicos (de momento es el único juego de Rockstar en el que se ve el tema de la homosexualidad en el protagonista).

Contaremos con un sistema de reputación, que es el que establece lo bien que le caemos a las distintas pandillas del instituto. No faltan los empollones, pero también tenemos a los pijos, los macarras (escapados de Grease), los deportistas…El problema es que sólo depende de las misiones que hagamos (cada capítulo se centra en ganarse el respeto de un grupo) y no influye el resto del gameplay, escapándose la oportunidad de darle más sentido a cómo nos comportemos. Pero seguimos estando en un instituto, y hay que asistir a clase. Hay distintas asignaturas (seis en el juego original, diez en las ediciones posteriores) que se convierten en minijuegos (que van desde hacer palabras con siete letras, a colocar banderas en mapas de geografía o juegos de ritmo para hacer combinar compuestos químicos) y nos dan distintos bonificadores a la hora de jugar. De hecho, si queremos hacerlo bien, será fundamental que aprobemos cuanto antes algunas de las asignaturas, pues nos permitirán relacionarnos de forma distinta con los compañeros.

Más allá de eso, el amor puesto en Bully se nota en lo diferente del arsenal del protagonista: donde otros juegos tienen granadas y pistolas, aquí contamos con un tirachinas, bombas fétidas, petardos, huevos….Y mientras que en otros sandbox conducimos todo tipo de vehículos, aquí Jimmy se limitará al monopatín y las bicicletas (con posibilidad de subirnos en algún scooter). El resto de alumnos puede hacer uso de los mismos elementos, con lo que es fácil llevarnos un huevazo si no agradamos a alguien. También están las típicas bromas: tirar petardos al inodoro, encerrar en taquillas a los alumnos, tirar de los calzoncillos…pero siempre dejando la opción al jugador de hacerlo si él quiere o dejándose llevar por las peticiones que le hagan otros (habrá compañeros que nos pidan que fastidiemos a otros). No faltarán tampoco las opciones de personalización del jugador, con un montón de ropa (y disfraces) y cortes de pelo disponibles. Todo esto enmarcado dentro del año escolar, con lo que viviremos Halloween, las Navidades…

Si esta imagen no te hace desear el juego…algo funciona mal en tu cabeza

Ahora, el juego no está exento de fallos. Para empezar, lo ya dicho con el sistema de reputación, que le resta parte de su relevancia. Su duración tampoco está a la altura de otros títulos del mismo estilo (unas 20 horas con las misiones secundarias) y la relación que podemos tener con los alumnos es casi nula, más allá de gustarle a algunas chicas (o chicos) no tienen memoria para recordar cómo les tratamos y las opciones son limitadas. Eso sí, cada compañero tiene aspecto propio, nombre y doblador, cosa de agradecer para darnos la sensación de estar en un instituto y no en una instalación de clonación. El argumento tampoco es nada del otro mundo, aunque cuenta con varios personajes muy carismáticos y situaciones graciosísimas que nos recuerdan a las películas y series de los 80 (a esto ayuda una gran banda sonora, que aunque repetitiva, cumple de manera sobresaliente).

Hace poco en Rockstar dijeron que se planteaban sacar un Bully 2, y creo que más o menos queda claro qué es lo que deberían arreglar para lanzar su ya típico AAA de cada año. Hasta entonces, Bully merece la pena si no nos acercamos desde el prejuicio ni esperando otro Grand Theft Auto: es divertido, las clases le aportan variedad y el esfuerzo por trasladar un sandbox al mundo adolescente le da un barniz distinto.

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