The Mooseman: El viaje del chamán

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Una de las cosas que me parecen más interesantes de la democratización del desarrollo de videojuegos es que puede irse sumando gente de todos lados: esto ya no es coto de caza particular de japoneses, terribles franceses o estadounidenses. Nunca lo fue, pero ustedes me entienden. Al sumarse gente diversa se suman también culturas diversas que uno no tiene por qué conocer, y de sus mitos, de sus historias y de su inmenso sustrato propio crecen nuevas propuestas que no veríamos si siguiéramos anclados en lo de siempre.

Cojamos a los chamanes, por ejemplo. No hay que ser muy avispado para imaginar que habrá cientos de miles de figuras chamánicas en la infinidad de culturas humanas, y sin embargo, sólo con ellos como motivo salen cosas tan distintas como Kawiteros o este The Mooseman del que voy a hablarles.

El juego de los rusos Morteshka se inspira en la propia mitología de su región y en sus pobladores ancestrales, los Komi. Así, usando esa herencia tan propia, han fraguado una aventura de exploración en dos dimensiones que nos llevará a recorrer los tres mundos espirituales de sus mitos mientras huimos de la muerte. Un juego que, en palabras del equipo, empezó como runner y acabó evolucionando en algo que bien podría recordar a Limbo pero menos mortal: una exploración pausada, con narrativa silenciosa y puzles que pondrán a prueba al jugador.

A mí estas cosas atmosféricas y oscuras me tienen ganado desde el principio, pero lo que de verdad me llama la atención es lo singular que acaba siendo The Mooseman, lo propio e íntimo que es hacia sus creadores.

Aunque no tiene fecha de salida (un escueto “2016”) ya ha pasado por ese infierno que es Greenlight y estará en Steam para PC, Mac y Linux. Quédense con su nombre.


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