Recuerdo mis años de colegio con cariño y nostalgia. No fueron años malos pero soy consciente de que no dependió de mi, sino de la suerte. La suerte no ser el que más gordo estaba (aunque lo estaba), de no ser pelirrojo, de no pronunciar mal la erre o simplemente de no ser el centro de atención de aquellos que “mandaban” en clase, y decidían quien iba a ser felíz y quien no. El acoso escolar siempre ha estado ahí de una manera u otra, aunque ahora utilicemos anglicismos para designarlo.
Sumoboy habla del acoso escolar, claro, pero lo hace desde esa perspectiva japonesa en la que los traumas internos se resuelven en mundos coloridos llenos de seres fantásticos. Desarrollado por Taprr, que no son Japoneses sino Australianos, Sumoboy nos propone encarnar a Oji, un niño huérfano y con sobrepeso que no representa precisamente el epítome de popularidad escolar, ni dicho de sea de paso, el típico héroe de la industria. Su mayor cualidad es la empatía que tienen hacia los problemas de los demás, y será este sentimiento el que le convertirá en un héroe cuando se vea transportado al mundo de Seishin, el cual se encuentra ocupado por una serie de espíritus que necesitan ayuda urgentemente.Con una dirección de arte que recuerda a un Bastion pasado por la centrifugadora del Studio Ghibli, y un desarrllo que mezcla exploración, acción, RPG, y por supuesto historia con moraleja, Sumoboy tiene todos los ingredientes para convertirse en un must indie, pero parece que su campaña en Kickstarter no está obteniendo de momento muy buenos resultados. Justo debajo tienen los enlaces pertinentes por si deséan colaborar para que el título salga adelante, cosa que espero aunque no superen este primer intento.SumoboySumoboy Kickstarter