Pues sí. Sí, sí. Estamos aquí reunidos una vez más en la casa del Seño… Emm, no. No.
Estámos aquí reunidos para hacer un humilde festejo, a la vez que les traemos esto que es, señoras y señores, nada más ni nada menos que… ¡la quinta entrega de esta (in)popular sección de la web!
Esta es la parte quinta, con V de venganza, y en ella contaremos con la participación de grandes estrellas invitadas. ¿Qué? ¿Cómo que…?
Pues bueno, queridos lectores, a medida que comienzo a redactar este pedazo de artículo, me confirma aquí la producción (pues claro, aquí en Nivel Oculto hay una junta directiva de malvados oligarcas que monopolizan los medios) que no tendremos muchas estrellas conocidas. Eh… ni muchas estrellas, así a secas. Pero bueno, nos contentaremos con la compañía del mundialmente famoso… ¡Steven Spielberg!
Ah… Pero… No. Es sólo su equivalente mexicano, el Señor Spielbergo. De todos modos, démosle un aplauso.
Ahora sí, vamos a lo nuestro. Hoy metemos la mano hasta el fondo de la bolsa (de basura), y veremos que sacamos. ¿Les gusta la idea? Es un interesante proyecto de fin de semana.
No es algo que haya hecho hasta ahora en esta pequeña y humilde sección, pero comenzaré esta vez no por el título original, sino por una secuela. A esto lo justifico en lo siguiente: La popularidad de esta leyenda (hoy quizás apagada, pero más difundida de lo que se cree) surge más bién de esta su segunda entrega, que es en varios aspectos muy diferente a la primera, menos recordada.
En los últimos años, hemos visto y vivido una suerte de auge de mechas en los videojuegos. Por mechas no nos referimos a las inflamables, sino a robots gigantes armados hasta los dientes, normalmente manejados por humanos (o no) como vehículos de guerra. Y en los juegos… Pues, hay muchos. Desde apariciones “secundarias” como vehículos en Battlefield 2142 y Lost Planet, hasta juegos venideros como Hawken y un reboot de la mismísima saga de los Mechwarriors (aparentemente medio muerto).
Pero bien, ¿de qué va este juego? La saga MechWarrior (y en esto la segunda entrega no difiere) nos transporta a un futuro bastante lejano (siglo 31) y a un planeta que no es el nuestro, en donde distintas facciones se irán enfrentando en una guerra interminable por motivos que no son originales ni interesantes. Lo que sí nos interesa es que nosotros estaremos en medio de esa hecatombe universal, y no a pie y con metralletas como estamos acostumbrados, ni con un exo-esqueleto, ni en vehículos motorizados, ni con un súper nano-traje, sino manejando un innecesariamente grande y ostentoso mega-robot con patas armado hasta los dientes y, por si acaso faltaba algo, equipado con un jetpack.
Desde una perspectiva en primera persona, el juego podría caber, de manera un tanto forzada, en la categoría de un First Person Shooter, tomando en cuenta que nosotros somos los pilotos dentro del robot, vemos (como en los juegos del género) nuestras armas como si las estuviéramos sosteniendo, y, el objetivo, es, básicamente, disparar. Hasta ahora, dejando de lado lo épico que se siente manejar a un bichejo de varios pisos de altura, nada sorprendente.
Lo que, a mi parecer, hace a este juego tan interesante es, si cabe decirlo, su realismo. ¿Realismo en un juego que transcurre dentro de diez siglos, en otro planeta, y con robots a lo bestia? Bueno, sí. Y es que en el juego se incorporan muchos elementos de simulación, de esos con los que jugueteábamos en el Flight Simulator u otros títulos dorados del género. Una lista ciertamente complejas de controles que sólo podía tener cabida en un teclado nos pone en control de muchas más partes de las que pensaríamos manejar, y es que no sólo dispararemos y nos moveremos de un lado a otro con estilo, sino que siempre (obligadamente) estaremos echándole un ojo a nuestros medidores de daño, viendo que no se nos averíen los complementos ni las partes esenciales del chasis. Y es que, en este punto, el juego es tan realista que podremos llegar a quedar inmovilizados sin haber perdido el control del resto del cuerpo; esto le añade dificultad al juego, a la vez que táctica, pues también prestaremos más atención a la hora de disparar al enemigo, no siendo lo mismo dispararle al torso blindado que a sus cañones o a sus patas.
Estos elementos de simulación le añaden mucho condimento al hecho de controlar un mega robot, cosa que resultaría demasiado corriente si el gameplay fuera el de un FPS convencional.
-La combinación de elementos realistas de simulación con algo tan sci-fi/EPIC como manejar a un robot gigante y hacer que lluevan misiles, es, sencillamente, excelente para un gamer hardcore.
Lo malo:
-Aunque el juego en sí es muy bueno, he de resaltar dos cosas que realmente le restan. Lo primero, es que los gráficos son realmente confusos. El hecho de hacer un juego en 3D era una cosa ambiciosa, y es obvio que la tecnología no les jugaba a favor allá por el ’95; pero, lo poco que tenían, lo usaron, a mi parecer, mal. Lo segundo, es la complejidad de sus controles. La lista de qué hace cada tecla está presente y es configurable, pero no se especifica muy bien qué es lo que hace cada comando de los que aparecen, por lo que aprender a controlar al mech es más bien una cosa de prueba y error, algo frustrante en las primeras partidas.
Hasta que salga Hawken o el aplazadísimo reboot de la saga, nos conformamos con el hamor de los fans.
Jagged Alliance (PC)
Uff, cuántos recuerdos de horas totalmente malgastadas me trae este jueguecillo. No hay mucho que decir sobre este título a destacar, así que iré directo al grano.
Jagged Alliance se nos presenta como un juego de estrategia por turnos; podríamos compararlo, forzosamente, con el sistema de juego de Civilization, en donde tú y tus enemigos van alternando turnos para hacer cosas, y tienes una cantidad X de puntos de acción (por darles un nombre) que puedes usar para mover a tus unidades, atacar, construir, etc. Más o menos de esa manera, manejaremos a un grupo de mercenarios que, justificados por una historia que no recuerdo ni merece la pena ser investigada, deberán ir eliminando fuerzas enemigas en una isla extraña. Con una perspectiva “desde arriba” (esa de los juegos de estrategia, vamos), controlaremos un reducido grupo de hombres y mujeres, cada uno con sus habilidades y personalidades, y deberemos ir abriéndonos camino con nuestras armas, objetos e ingenio, a través de grupos de guardias (o lo que fueran) interesantemente armados y desafiantes.
Los niveles pueden ser bastante desafiantes, y aunque es un juego que hoy se recuerda muy poco, es un interesante título para repasar, especialmente para aquellos fanáticos de juegos estratégicos y tácticos (y, sobre todo, pixelados).
Lo bueno:
-Controles intuitivos, y un sistema de juego sencillo, que sin embargo nos permite superar los distintos obstáculos en cada nivel por muchos caminos.
Lo malo:
-Aunque los mapas son, en general, pequeños, pasar un nivel puede tornarse ciertamente tedioso y largo. Muy largo.
Ahora sí, despidiéndonos, agradecemos una vez más al Señor Spielbergo por su colaboración y sabiduría prestada a la hora de redactar en este artículo. Es probable que, para la próxima, entrevistemos a Gabe Newell y sus filosofías sobre Half-Life. Pero bueno, ya las promesas de los directivos no me las creo.