La tercera aventura del pirata más famoso significó la primera sin su “padre” y creador de las dos primeras andanzas de Guybrush por los mares del Caribe, Ron Gilbert. Continuar con la saga sin este genio de los videojuegos fue uno de los grandes retos a los que se enfrentó LucasArts, además de encontrar un modo de no destrozar el gran final del segundo capítulo. Para ello el (ahora) famoso motor gráfico SCUMM tuvo que dar lo mejor de sí para mostrar en pantalla unos gráficos de aspecto de dibujos animados que encajaron perfectamente con la filosofia y el humor de la saga y que a partir de entonces mostraron las siguientes aventuras del sr. Threepwood.
En 1997 cuando apareció este título, los numerosos fans de la saga, temian que todo el carisma, sentido del humor y referencias a otros títulos desaparecieran ante el cambio de rumbo que habia dado la empresa en fechas anteriores. Personalmente soy de los que así lo pensé, que no podría crearse un juego comparable a las 2 primeras ediciones sin el sr. Gilbert entre las filas de LucasArts. ESTABAMOS EQUIVOCADOS.
The Curse of Monkey Island te golpea desde la introducción con una sucesión de imágenes tan bellas, como características de la saga, que no puedes más que enamorarte. Comenzamos en mitad del Océano escribiendo en nuestro diario sobre lo desafortunado de nuestro viaje, de como hemos perdido a nuestra amada Elaine y que no tenemos posibilidad de obtener recursos. Todo esto no lo leemos, LO ESCUCHAMOS. Por primera vez nuestro héroe favorito habla en perfecto CASTELLANO y no necesitamos más que unos segundos para asociar de forma perfecta la voz elegida con el carisma de Guybrush.
Son estos momentos iniciales donde el jugador más exigente y fanático de la saga no puede más que rendirse y sentir derretir su corazón al volver a ver a Elaine, que grita y lucha como siempre lo ha hecho. La capacidad de adaptación que tuvo el título, y por tanto de inmersión para el jugador son tremendas, consiguiendo dominarte desde el comienzo hasta que pasadas varias fechas terminas completándolo. Nuestra historia comienza con Elaine convertida en una estatua de oro por nuestra culpa (que raro…). Debemos salvar a nuestra amada de su maleficio, así que recorreremos la isla Puerto Pollo (GRAAAAAN NOMBRE) en busca de pistas, encontrándonos con algunos viejos conocidos de la saga, que como nosotros, han aprendido a hablar. Todas las voces están perfectamente localizadas y añaden ese carisma a ciertos personajes, que en su versión “muda” podían no poseer.
Cuando por fin nos ponemos manos a la obra podemos comprobar como los menús visibles que en anteriores campañas nos acompañaban no aparecen por ningún sitio. La desaparición de un HUD (unos menús visibles) completan la sensación de estar jugando dentro de una película de dibujos animados. Para poder realizar las opciones clásicas debemos mantener pulsado el botón izquierdo del ratón. Esto puede parecer un paso atrás ya que tan sólo aparecen 3 acciones básicas: acción, usar, hablar. La realidad es que conforme aparezcan más necesidades estos iconos variarán lo que pretenden realizar, ampliando el abanico de posibilidades, pero sin duda limitará la necesidad de buscar la acción concreta. El botón derecho se usará para ver el inventario y se podrán completar las acciones a realizar con estos artilugios del mismo modo que cuando estamos moviendonos por la isla.
Una vez metidos de lleno en la aventura podemos asegurar que a pesar de tratarse de una continuación directa de Monkey Island 2, su jugabilidad acabará recordando más a su primera entrega. Desde el comienzo nos veremos sometidos a unas “pruebas” para completar nuestra tripulación, ya que deseamos obtener un anillo que sustituya al maldito y así liberar a nuestra amada.Esto puede suponer un paso atrás en lo referente a la jugabilidad, ya que son procesos ya seguidos por el jugador que haya seguido la saga, pero que si eres nuevo en estas lides, puede provocarte numerosas situaciones donde te veas perdido. En general este rumbo me gustó, ya que yo soy fiel a la primera entrega, aunque piense que ambas (tanto 1 como 2) son ejemplo de aventuras perfectas de inicio a final.
En esta tercera aventura los procesos de selección de objetos también son muy similares a lo visto en la primera entrega, es decir, que no tendremos demasiados problemas para saber que usar en cada momento. Esa LOCURA que podiamos vivir en Monkey Island 2 a la hora de saber que objeto encajar, desaparecen con esta tercera entrega. Podemos decir que TODO ES MÁS LÓGICO.
Ante esto podemos pensar que se le resta dificultad y así es. The Curse of Monkey Island es una aventura genial en sus comienzos, que va perdiendo frescura y originalidad con el paso de las horas. Salir de las situaciones a las que nos veremos no supondrá un gran esfuerzo para aquellos habituados a este tipo de aventuras gráficas, con lo cual el terminar el juego puede llevarnos no más de un par de días.
Los duelos vuelven a estar presentes en esta edición, suponiendo para mi un pena, ya que no haremos nada (salvo algún combate sin importancia en alta mar con nuestro barco) que no hiciésemos antes con nuestros afilados insultos. La única variación es que oiremos los tonos jocosos y de mofa que los luchadores usan.
A partir de este momento tendremos la sensación de que el juego cae en picado ya que en nuestra siguiente isla las acciones se desarrollan casi una detrás de otra, sin necesidad apenas de reflexionar que acción u objeto usar. El inventario se verá prácticamente reducido a objetos obvios para usar. Al menos tendremos MARAVILLOSAS SORPRESAS en forma de personajes conocidos. Eso sí, su versión animada y sonora no está ni de lejos cerca de sus “hermanos menores”. Digamos que el “bracear sin hablar era más bonito”
Conforme avanzamos en los capítulos tendremos una extraña sensación de prisa, como si el título quedase cojo y acelerado, ya que habrá momentos en que el uso de los objetos sea inmediato. Quizás sea en estos momentos donde el jugador puede perder el buen sabor de boca general que le ha provocado el juego, pero se solventan con momentos de auténticas risas por el uso del humor. No sé si esto fue de forma premeditada, pero cuando menos trabajo te dan “al coco” para resolver puzzles, más situaciones extrañas y de mofa tendrás.
Esta aceleración final nos llevará al clásico cara a cara con nuestro “amigo” LeChuck, un duelo que podemos definir como PASAJERO. Tras deshacernos de él (como siempre momentaneamente) nos aparecerá quizás el final de un videojuegos más simple, tan sólo igualado por el de la primera entrega, pero a este se le entiende por las limitaciones. Es rarísimo con el nivel de profundidad dotado a todo el juego, las escenas introductorias y el entramado sonoro, que para la conclusión de la obra opten por algo tan poco trabajado. Una verdadera lástima.
En conclusión The Curse of Monkey Island es una gran continuación que personalmente me sorprendió en su planteamiento, su estética y sus buenas dosis de calidad que alejan desde un primer momento la sensación de vacio que provocaba la “huida” de Ron Gilbert. El POLLO DIABLO será para siempre uno de los “personajes” más queridos y recordados de todos los Monkey Island. En cambio todo este esplendor inicial llega sólo hasta la mitad del juego, ya que la sensación de “esto ya lo he vivivo” será constante en el tramo final de la obra.
De todos modos está claro que cualquier fan de la serie ha de jugar a esta tercera parte y podrá oir por primera vez a su pirata preferido.
Un clásico que quizás queda desdibujado por unas incomprensibles prisas finales, un acabado más próximo al primer Monkey que al segundo, pero con unos detalles y destellos de calidad que por desgracia no se han visto continuados en la serie. Sin duda el paso del pixelado más clásico de las 2 primeras obras a esta estética de dibujo fue un acierto pleno, pero en cambio el trasladar este mundo a las 3d parece no serlo tanto.