Primeras Impresiones: The Flame in the Flood

Primeras Impresiones: The Flame in the Flood 2

En medio de la noche, alrededor de la hoguera, la mujer espera al perro, que ha estado ladrando como siempre hace cuando encuentra algo interesante. El fuego la mantiene caliente y el naranja de sus llamas da color al paisaje ruinoso que tiene por delante.

El perro vuelve con una mochila cargada de susurros: un radio con una señal inaudible pero indudablemente humana.Cada partida empieza de la misma manera, porque aunque la muerte es permanente, de alguna manera volveremos al limbo y nuestro animal se encargará de devolvernos nuestras pertenencias. Eterno retorno, algo así nos vamos a encontrar hasta que por fin lleguemos al final del río. Hablemos de The Flame in the Flood, el primer título de un equipo de veteranos de la industria (The Molasses Flood) que ha huido para cobijarse en el indie.La canción del ríoEl protagonista indudable del juego es el río, claro. Nuestra aventura va a discurrir por él como ya lo hiciera la de Huckelberry Finn y el negro Jim en su huida a través del Misisipi. No sabemos por qué, pero el mundo es ahora (al menos el pedazo en el que estamos) un lugar inhóspito y deshabitado. El apocalipsis fluvial ha engullido la Tierra, y ahora no quedan más que tristes islotes por los que desplazarnos buscando algo de comida, cobijo y paz. ¿Cómo? Con una apañada balsa, mezcla de tablones y piezas de coche, de la que más vale no caernos.

El río de The Flame in the Flood es procedural, aunque esto es una verdad a medias. Su extensión y lo salpicado que está de islotes visitables sí que varía en torno a un algoritmo, pero lo que hace es marearnos con eso para luego darnos una serie de escenarios ya hechos, que podremos recorrer (o no) en distinto orden en cada partida.Lluvia, lobos y disenteríaEn el fondo, The Flame in the Flood es un videojuego de supervivencia, de ese género que ha ido creciendo al calor del público independiente. Una especie de Don’t Starve remojado y pasado por el filtro alt-country que pone la maravillosa banda sonora que ha hecho Chuck Ragan para la ocasión. Jugablemente, se divide en dos partes bien diferenciadas.

Por un lado la parte más “tradicional” en el género, recorriendo el escenario en busca de materiales y comida. El sistema de creación es bastante completo y nos permite una pequeña “escalada de supervivencia” que hará que nos vaya resultando más sencillo colmar el frío, el hambre y la sed (buen detalle, que haya que hervir el agua antes de beberla, so pena de enfermar). Pero no habrá nada con lo que enfrentarse al lobo que a veces nos persigue y aterroriza.

Y luego, el río. The Flame in the Flood muta en un juego de carreras y habilidad, especialmente cuando se pone bravo y llegamos a los rápidos. Tendremos que dirigir la barcaza y evitar chocarnos y caer (que nos dejará mojados, estado que sólo se quita con una hoguera y descansando en un refugio). En sus momentos más calmados, recorrer el río da un plus de belleza, acompañados por su melancólica banda sonora.He disfrutado con esta primera beta de The Flame in the Flood, y eso que me ha castigado con una muerte por deshidratación, otra de inanición y un par de palizas del terrible lobo negro. El conjunto de mecánicas funcionan bien, y la repetición no consigue restarle protagonismo a un río que aún tiene mucho por desentrañar. Si lo que buscáis es una mezcla de poesía visual y supervivencia, desde luego estáis en el lugar.

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