Hace mucho tiempo, cuando la crítica de videojuegos todavía andaba buscando su camino, existía dentro de la nota final un apartado en el que se valoraba la “originalidad” de la propuesta. Si esa crítica todavía existiese (y me temo que algún resquicio queda por ahí), Out of Hands tendría la nota más alta asegurada, pues no es fácil encontrar un juego de cartas envuelto en horror psicológico en el que para recuperar los recuerdos haya que embarcarse en una odisea corporal en que todos tus órganos está formado por manos. Vamos a intentar explicarlo.
Desarrollado por el estudio asiático Game River, Out of Hands nos introduce en una suerte de roguelike en el que a través de diferentes mazos de cartas tendremos que ir recomponiendo la memoria fragmentada de nuestro protagonista. Una propuesta que, a priori, no resulta especialmente cautivadora o fuera de los estándares comunes del sector, pero antes de juzgarlo deberíamos ver el tráiler.
¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? Por fin la idea de una memoria rota y el acceso a elementos subconscientes se articula de una manera diferente. Adios monstruos, personajes sin cara o cuadros corrompidos. Hola manos haciendo de boca, nariz y orejas dispuesta a batirse el cobre por encontrar elementos a los que asirse para desbloquear recuerdos.
Si visualmente les ha parecido interesante, puedo asegurarles que a nivel de mecánicas Out of Hands se mantiene en un buen nivel. Lo he estado probando gracias a la demo disponible y a pesar de moverse a través de unos estándares muy sencillos, el título resulta todo lo perturbador y divertido que pretende. No me atrevo a juzgarlo demasiado porque no soy precisamente un experto en títulos de mazos de cartas, pero en lo que a mí respecta, una vez terminada la demo (y no es precisamente corta) me he quedado con ganas de más.
Out of Hands es una de esas alegrías que la industria te da de vez en cuando. Más allá de su resultado, el cual todavía no tiene fecha de salida, su mera existencia confirma una vez más lo que muchas veces hemos comentado en esta santa casa: faltan referentes visuales dentro del videojuego. El formato video-pesadilla con manos no es especialmente nuevo, pero aquí se siente fresco en comparación con el 99% de propuestas que nos encontramos a diario.
Ojalá esto salga bien. El medio lo necesita.